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viernes, 28 de febrero de 2025
EXODO PARTE 3
ESTUDIOS SOBRE EL LIBRO DEL
Por C.H.M.
El incrédulo considera solamente los esfuerzos que hace el enemigo para contrarrestar los planes de Dios, sin tener en cuenta el poder de Dios para cumplirlos. La fe, al contrario, dirige sus miradas a la omnipotencia de Dios, obteniendo así la victoria, y gozando de una paz constante; ella tiene que ver solamente con Dios y su fidelidad, que nunca fracasa; no se apoya sobre la arena movediza de las cosas humanas y de las influencias terrenas, sino sobre la roca inmutable de la eterna Palabra de Dios. Esta Palabra es el santo y seguro asilo de la fe; venga lo que venga, el creyente permanece en este santuario de la fuerza. "Y murió José, y todos sus hermanos, y toda aquella generación". ¿Mas qué importa? ¿Podrá jamás la muerte menoscabar en lo más mínimo los designios de Dios?
Seguramente que no. Dios esperaba el momento fijado, el tiempo oportuno, para usar las influencias hostiles en el desarrollo de sus planes.
"Levantóse entretanto otro rey sobre Egipto, que no conocía a José; el cual dijo a su pueblo: He aquí el pueblo de los hijos de Israel es mayor y más fuerte que nosotros: ahora pues, seamos sabios para con él, porque no se multiplique, y acontezca que viniendo guerra, él también se junte con nuestros enemigos, y pelee contra nosotros, y se vaya de la tierra”. (Vers. 8-10). Tal es el razonamiento de un corazón que no ha aprendido a hacer entrar a Dios en sus cálculos. Un corazón sin ser regenerado no puede contar con Dios; así, en el momento en que Dios se revela, todos sus razonamientos caen en la nada; fuera de Dios o independientemente de El, los planes y cálculos del hombre pueden parecer muy prudentes, mas en el momento en que Dios aparece en escena, su completa locura es plenamente manifestada.
¿Por qué, pues, nos dejaremos influir por los argumentos cuya apariencia de verdad descansa sobre la exclusión completa de Dios? Obrar así es, en principio, el ateísmo práctico.
Faraón podía juzgar exactamente las diversas eventualidades de los negocios de su reino: el acrecentamiento del pueblo, la probabilidad de una guerra, la posibilidad de que los Israelitas se uniesen al enemigo, su huida del país: él podía, con una penetración poco común, pesar todas esas circunstancias en la balanza de la razón; pero jamás se le ocurrió que Dios podría tener algo que hacer en todo esto. Este solo pensamiento, si alguna vez hubiese venido a su mente, habría trastornado todos sus razonamientos poniendo en descubierto la locura de sus planes. Continuará...
jueves, 27 de febrero de 2025
EXODO PARTE 2
ESTUDIOS SOBRE EL LIBRO DEL
Por C.H.M.
Todo esto es interesante e instructivo en sumo grado. El gobierno que Dios ejerce es "como rueda en medio de rueda" (Ezeq. 1:16). Dios se sirve de medios infinitamente variados para llevar a cabo sus insondables designios. La mujer de Potiphar, el copero del rey, el sueño de Faraón, la cárcel, el trono, la cautividad, el sello real, el hambre, todo está a su soberana disposición, y lo hace concurrir al cumplimiento de sus planes maravillosos. El hombre espiritual halla su deleite meditando estas cosas, y le gusta recorrer en espíritu el vasto dominio de la creación y de la providencia, descubriendo en todas partes esa sabia disposición de la cual se sirve el Todopoderoso
para realizar los propósitos de su gracia redentora. Es cierto que, de vez en cuando, se descubre algún rastro de la serpiente, alguna huella, profunda y bien marcada, del pie del enemigo de Dios y del hombre; hallamos algunas cosas que no acertamos a explicar ni a comprender siquiera: la inocencia que sufre y la maldad que prospera pueden dar cierta apariencia de verdad a los razonamientos de los incrédulos y escépticos; mas a pesar de todo ello, el verdadero creyente reposa confiado en la seguridad de que "el Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?" (Génesis 18: 25). El creyente sabe que la ciega incredulidad no puede hacer más que errar, y que en vano pretende escudriñar los caminos de Aquél que es el propio intérprete de sí mismo.
Bendigamos a Dios por la consolación y estímulo que nuestras almas reciben por medio de esta especie de reflexiones. Tenemos necesidad incesante de tales meditaciones mientras atravesamos este mundo perdido, donde el enemigo ha introducido tan terribles males y desórdenes, un mundo donde las tentaciones y las pasiones de los hombres producen frutos tan amargos, y en el cual la senda del discípulo fiel suele ser tan áspera que la naturaleza, dejada a si misma, jamás podría caminar por ella. Sin embargo, la fe sabe que detrás de la cortina hay UNO que el mundo no ve ni del cual se preocupa en lo más mínimo; y así, con esta seguridad, puede decir confiadamente: "Todo va bien, y todo irá bien".
Las primeras líneas del libro del Exodo nos han sugerido los pensamientos que anteceden.
"Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quisiera". (Is. 46:10). El enemigo puede resistir, pero Dios se mostrará siempre más fuerte que él; y en cuanto a nosotros, todo lo que necesitamos, es tener la sencillez y el espíritu de un niño, que se apoya confiadamente en Dios y en sus designios. Continuará...
miércoles, 26 de febrero de 2025
EXODO PARTE 1
ESTUDIOS SOBRE EL LIBRO DEL
Por C.H.M.
“Cosas nuevas y viejas” Mt 13:52
CAPITULO 1
Por la gracia de Dios, vamos a pasar ahora al estudio del libro del Exodo, cuyo asunto principal es la REDENCION. Los cinco primeros versículos nos recuerdan las últimas escenas del libro precedente. Los objetos elegidos por el favor de Dios son puestos en primer lugar delante de nosotros, después de lo cual el autor inspirado nos conduce inmediatamente al centro de los hechos que forman el asunto de la enseñanza del libro.
En nuestro estudio del Génesis, hemos visto que la conducta de los hijos de Jacob, respecto a su hermano José, fué la causa que determinó el viaje de la familia de Jacob a Egipto. Este hecho puede considerarse bajo dos aspectos distintos: a hallar primero en la conducta de Israel respecto a Dios, una enseñanza solemne, y luego, en el desarrollo de los planes de Dios en favor de Israel, una lección llena de estímulo.
En primer lugar, en lo que se refiere a la conducta de los hijos de Israel respecto a Dios, ¿puede hallarse nada más solemne que seguir paso a paso hasta el fin el resultado de la maldad que cometieron contra aquél en quien el ojo espiritual discierne un tipo admirable de Cristo? Sin consideración alguna por la angustia que llena su alma, los hijos de Jacob entregan a José, su hermano, en manos de incircuncisos. ¿Y cuales fueron para ellos las consecuencias que les acarreó esta conducta? El ser conducidos a Egipto para pasar por esas profundas y dolorosas experiencias de corazón que de una manera tan sencilla y patética nos pintan los últimos capítulos del Génesis.
Pero no es esto todo; un largo tiempo de prueba está todavía reservado a su posteridad en ese mismo país donde José halló una cárcel.
Con todo, Dios intervenía en esto, al mismo tiempo que el hombre, disponiéndose Dios a usar una de sus prerrogativas que consiste en el poder de sacar bien del mal. Los hermanos de José podían venderlo a los Ismaelitas; estos, a su vez, podían venderlo a Potiphar, y Potiphar podía ponerlo en prisión, mas Jehová estaba por encima de todo, cumpliendo sus grandes y maravillosos designios. "Ciertamente la ira del hombre te acarreará alabanza”. (Salmo 76:10). Aun no había llegado el momento cuando los herederos estarían preparados para la herencia, y la herencia para los herederos. La posteridad de Abraham debía pasar por la dura escuela de la servidumbre en Egipto, esperando que la iniquidad de los Amorrheos llegase a su colmo, en medio de las "montañas y los valles" de la tierra prometida. (Véase Gén. 15:16 y Deut. 11:11). Continuará...
martes, 25 de febrero de 2025
GÉNESIS PARTE 259 (FINAL)
LOS ÚLTIMOS DÍAS DE JACOB
Descenso a Egipto y muerte de Jacob
Todo esto tiene un grande y conmovedor interés, y transporta el alma por anticipado a los tiempos venideros, cuando, por decreto de Dios, el Hijo del Hombre tome en sus manos las riendas del gobierno y reine sobre toda la creación redimida; cuando ocupe su Iglesia, la esposa del Cordero, el lugar más íntimo y más cercano a él, según los eternos consejos de Dios, cuando la casa de Israel, plenamente restaurada, se alimente y se sostenga por su mano bienhechora y toda la tierra conozca la indecible bienaventuranza de hallarse bajo su cetro.
Pero, cuando todas las cosas le estén sujetas, “entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos” (1 Corintios 15:28). Tales hechos nos dan una idea de todo lo que encierra para nosotros la historia de José. Dios nos manifiesta en ella claramente, en figura, la misión del Hijo para con la casa de Israel; su humillación y el desprecio de que fue objeto; la aflicción profunda, el arrepentimiento final y la restauración de Israel; la unión de Cristo con la Iglesia; la elevación y el gobierno universal de Cristo, y, por último, dirige nuestras miradas al tiempo en que “Dios será todo en todos”.
Está de más añadir que todas estas cosas que nos han ocupado en este libro están enseñadas y ampliamente establecidas de un extremo al otro de las Escrituras. No las fundamos, por tanto, en la historia de José, si bien, por cierto, es edificante hallar ya en esos tiempos primitivos las figuras de todas las verdades preciosas, lo que es una prueba admirable de la unidad divina de toda la Sagrada Escritura.
En el Génesis, como en la epístola a los Efesios; en los profetas del Antiguo Testamento como en los del Nuevo, encontramos en todas partes las mismas verdades.
“Toda la Escritura es inspirada por Dios” (2 Timoteo 3:16).
Amén
lunes, 24 de febrero de 2025
GÉNESIS PARTE 258
LOS ÚLTIMOS DÍAS DE JACOB
Descenso a Egipto y muerte de Jacob
El capítulo 48:11 nos da un precioso ejemplo de la manera en que Dios se eleva por encima de todos nuestros pensamientos y se muestra superior a todos nuestros temores: “No pensaba yo ver tu rostro, y ha aquí Dios me ha hecho ver también a tu descendencia”. Para la naturaleza, José estaba muerto, pero Dios lo veía vivo, ocupando el primer lugar de autoridad junto al trono. “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Corintios 2:9). ¡Ojalá podamos tener una inteligencia más grande acerca de Dios y sus caminos!
Es interesante ver cómo son presentados los títulos de “Jacob” y de “Israel” al final del libro del Génesis. En el capítulo 48:2 leemos: “Y se le hizo saber a Jacob, diciendo: He aquí tu hijo José viene a ti. Entonces se esforzó Israel, y se sentó sobre la cama”. Además, la Palabra añade inmediatamente: “Y dijo (Jacob) a José: El Dios Omnipotente me apareció en Luz” (v. 3). Sabemos que todo en la Escritura tiene un sentido especial, de forma que el empleo alternativo de esos dos nombres debe contener alguna instrucción. Generalmente podemos ver que “Jacob” expresa la profundidad a la cual Dios ha bajado, e “Israel” la altura a la cual Jacob ha sido elevado.
Aspectos proféticos
La gracia que se manifiesta en José de un extremo al otro de su vida no es menos admirable. Aun cuando fuera elevado a la gloria por Faraón, se esconde de cierto modo y liga al pueblo a su rey bajo una obligación perpetua. Dijo Faraón al pueblo: “Id a José, y haced lo que él os dijere” (41:55), y de hecho les contestaba José: “Os he comprado hoy, a vosotros y a vuestra tierra, para Faraón” (47:23). Continuará...
domingo, 23 de febrero de 2025
GÉNESIS PARTE 257
LOS ÚLTIMOS DÍAS DE JACOB
Descenso a Egipto y muerte de Jacob
Los últimos capítulos del libro del Génesis tratan de la salida de Jacob y de su familia y de su establecimiento en Egipto; de los hechos de José durante los años del hambre, de la bendición de los doce patriarcas por parte de Jacob, de la muerte de éste y de su entierro.
No nos detendremos a considerar los detalles de estos diversos asuntos, si bien contienen materia para la meditación de toda persona espiritual. Solamente queremos hacer notar los infundados temores de Jacob, disipados a la vista de su hijo vivo y elevado; la gracia manifestada en su potencia soberana que todo lo gobierna y dirige, aunque evidentemente acompañada de juicio, porque los hijos de Jacob quedan obligados a descender al mismo país al que habían enviado a su hermano.
El final de la carrera de Jacob constituye un bello contraste con todas las escenas de su historia, tan fecunda en sucesos. Hace pensar en el anochecer sereno que termina un día tormentoso; el sol, al que las nubes y las nieblas habían ocultado durante el día, se pone brillante de majestad, dorando el occidente con sus rayos y prometiendo para mañana un día muy bello. Lo mismo ocurre con nuestro anciano patriarca. Todos los hechos que han debilitado su vida —todas sus astucias, sus artificios, sus vueltas, sus engaños, sus temores egoístas que eran frutos de su incredulidad—, todas esas oscuras nubes de la naturaleza y de la tierra se han desvanecido. Jacob aparece con toda la serenidad de la elevación de la fe, dispensando bendiciones y confiriendo dignidades según el conocimiento santificado que no se puede adquirir más que en la comunión con Dios.
Aunque sus ojos estén empañados, la vista de la fe es penetrante. No se equivoca en cuanto a la posición respectiva asignada, en el consejo de Dios, a Efraín y Manasés. No es como su padre Isaac, en el capítulo 27, quien “se estremeció... grandemente” (v. 33) a la vista de un error casi funesto. Al contrario, con inteligencia responde a su hijo menos informado: “Lo sé, hijo mío, lo sé” (48:19). Su vida espiritual no fue oscurecida por sus sentidos. Jacob aprendió en la escuela de la experiencia a mantenerse sujeto a la intención de Dios, y ninguna influencia de la naturaleza puede desviarlo. Continuará...
sábado, 22 de febrero de 2025
GÉNESIS PARTE 256
JUDÁ Y TAMAR
LA ELEVACIÓN DESPUÉS DE LA PRUEBA
Restauración del pueblo judío
En el capítulo 3 de los Hechos vemos cómo el Espíritu Santo procura producir, por la voz de Pedro, esta convicción divina en la conciencia de los judíos: “El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando éste había resuelto ponerle en libertad. Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diese un homicida, y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos” (v. 13-15). Estas palabras tuvieron por objeto hacer salir de la boca de los oyentes la confesión que hicieron los hermanos de José: “Verdaderamente hemos pecado” (Génesis 42:21). En seguida viene la gracia: “Mas ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros gobernantes.
Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer. Así que, arrepentios y convertios, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio” (v. 17- 20). Aquí vemos, pues, que, aunque los judíos hayan dado curso a la enemistad de su corazón matando a Jesús, como habían hecho los hermanos de José en su conducta para con él, no obstante, es evidente que todo era decretado y predicho por Dios para su bendición. Ésta es la gracia perfecta, gracia que sobrepuja nuestro entendimiento; y todo lo que es necesario para disfrutar de ella es una convicción verdadera ejercida por la verdad de Dios en la conciencia. Los que pueden decir: “Verdaderamente hemos pecado”, pueden también comprender las palabras de la gracia: “No... vosotros, sino Dios” (45:8). Es necesario que siempre sea así: el alma que se ha condenado a sí misma se halla en condiciones para comprender y apreciar el perdón de Dios. Continuará...
viernes, 21 de febrero de 2025
GÉNESIS PARTE 255
JUDÁ Y TAMAR
LA ELEVACIÓN DESPUÉS DE LA PRUEBA
Restauración del pueblo judío
“No podía ya José contenerse delante de todos los que estaban al lado suyo, y clamó: Haced salir de mi presencia a todos. Y no quedó nadie con él, al darse a conocer José a sus hermanos” (45:1). Ningún extraño fue admitido como testigo de esta escena sagrada; pues ¿qué extraño podría haberla comprendido o apreciado? Aquí se nos invita a ver, en cierto sentido, la verdadera y divina convicción de pecado en presencia de la gracia divina, y, cuando tal convicción y tal gracia se encuentran, toda dificultad queda pronto solucionada.
Y dijo José a sus hermanos: “Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros... Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación. Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios” (45:4-8).
Ciertamente, aquí tenemos la gracia concediendo perfecta paz a la conciencia convencida de pecado. Como los hermanos de José se habían juzgado a sí mismos, éste no tenía más que hacer que derramar bálsamo en sus corazones quebrantados. Todo esto es una figura preciosa de la manera en que Dios obrará para con Israel en los últimos días, cuando “mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito”. Entonces experimentarán la realidad de la gracia divina y la eficacia del “manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia” (Zacarías 12:10; 13:1) . Continuará...
jueves, 20 de febrero de 2025
GÉNESIS PARTE 254
GÉNESIS
JUDÁ Y TAMAR
LA ELEVACIÓN DESPUÉS DE LA PRUEBA
Encuentro de José con sus hermanos
Echemos ahora una mirada a la entrevista que tuvo José con sus hermanos. Esta entrevista nos presenta más de un rasgo de semejanza con la historia de Israel en los últimos días. Durante el período en que José estuvo escondido de sus hermanos, éstos tuvieron que pasar por una prueba grande y profunda y por remordimientos de conciencia sumamente penosos. En uno de los momentos de su aflicción, derraman su corazón, diciendo: “Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, pues vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no le escuchamos; por eso ha venido sobre nosotros esta angustia. Entonces Rubén les respondió, diciendo: ¿No os hablé yo y dije: No pequéis contra el joven, y no escuchasteis? He aquí también se nos demanda su sangre” (42:21-22).
Más adelante, en el capítulo 44, leemos: “Entonces dijo Judá: ¿Qué diremos a mi señor? ¿Qué hablaremos, o con qué nos justificaremos? Dios ha hallado la maldad de tus siervos” (v. 16). Nadie sabe enseñar como Dios. Sólo él puede producir en el alma el remordimiento positivo a causa del pecado, conduciendo al hombre a tener conciencia de su estado culpable delante de Dios. Todo esto es obra única de Dios. El hombre prosigue indiferente su carrera de pecado hasta que las flechas del Todopoderoso traspasan su conciencia; y entonces le es preciso pasar por la penosa experiencia del corazón y la conciencia, los que no hallan consuelo fuera de las inmensas riquezas del amor redentor. Los hermanos de José no tenían ninguna idea de todo lo que había de resultar para ellos de su conducta para con él: “Y le tomaron y le echaron en la cisterna... Y se sentaron a comer pan” (37:24, 25). ¡Malditos! “Beben vino en tazones y se ungen con los ungüentos más preciosos; y no se afligen por el quebrantamiento de José” (Amos 6:6).
De todos modos, Dios toca el corazón de los hermanos de José por medios maravillosos y produce en ellos remordimientos. Los años se habían sucedido el uno al otro, y los hermanos de José habrían podido imaginar que todo iba bien; pero el séptimo año de abundancia y los “siete años de hambre” (41:30) llegan, y ¿qué significan éstos? ¿De quién vienen? ¿Para qué han de servir? ¡Providencia maravillosa! ¡Sabiduría incomprensible de Dios! Se siente hambre en el país de Canaán, y la necesidad lleva a los culpables hermanos de José a los pies de quien han ultrajado. ¡Cómo se manifiesta aquí la mano de Dios en todo! La espada de la convicción ha penetrado sus conciencias, y están allí en presencia del hombre al que con manos inicuas habían echado en la cisterna. Su pecado les había encontrado, pero esto sucedió en la presencia de José. ¡Bendita suerte! Continuará...
miércoles, 19 de febrero de 2025
GÉNESIS PARTE 253
JUDÁ Y TAMAR
LA ELEVACIÓN DESPUÉS DE LA PRUEBA
Asnat, esposa de José: imagen de la Iglesia unida a Cristo
Por ello es de gran importancia pesar bien las consecuencias prácticas que resultan de esta verdad. Reunámonos alrededor de un Jefe resucitado y glorificado en los cielos. Si estuviera Cristo en la tierra, nos reuniríamos alrededor de él; pero, ya que ahora está escondido en los cielos, la Iglesia toma su carácter de la posición de su Cabeza en las alturas. Por eso Cristo pudo decir: “No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo”; y otra vez: “Por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad” (Juan 17:16, 19). Semejante a lo dicho es lo que está escrito en 1 Pedro 2:4-5: “Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo”. Si nos reunimos al Nombre de Cristo, es preciso que estemos reunidos a su alrededor tal cual él es y donde él está; y cuanto más captemos, por la enseñanza del Espíritu, la comprensión de estas cosas, tanto mejor comprenderemos también cuál es el proceder que nos conviene observar. La esposa no quedó unida a José ni en la cisterna ni en la cárcel, sino en la dignidad y gloria de su posición en Egipto, y, por lo que a ella toca, es muy fácil comprender la inmensa diferencia que existe entre las dos posiciones.
Pero un poco más adelante leemos: “Y nacieron a José dos hijos antes que viniese el primer año del hambre” (41:50). Era preciso que viniera un tiempo de prueba; pero antes apareció el fruto de la unión, siendo llamados a la existencia los hijos que Dios le dio. Así sucederá en cuanto a la Iglesia: todos los miembros que la compondrán serán llamados, el cuerpo entero será completado y reunido a la Cabeza en los cielos antes de la gran tribulación que sobrevendrá a todo el mundo habitado. (Mateo 24:21). Continuará
martes, 18 de febrero de 2025
GÉNESIS PARTE 252
JUDÁ Y TAMAR
LA ELEVACIÓN DESPUÉS DE LA PRUEBA
Asnat, esposa de José: imagen de la Iglesia unida a Cristo
No serán superfluas aquí algunas observaciones respecto al casamiento de José y la restauración de sus hermanos. La mujer extranjera de José es un tipo de la Iglesia. Cristo se presenta a los judíos y, rechazado por ellos, toma su lugar en los cielos, desde donde envía al Espíritu Santo para reunir una Iglesia escogida, compuesta de judíos y gentiles, destinada a estar unida a él en la gloria celeste.
Ya hemos hablado de la doctrina de la Iglesia al considerar el capítulo 24; pero aquí encontramos algunos detalles que se refieren al mismo asunto, y en los cuales nos ocuparemos un poco. La esposa egipcia de José estaba íntimamente asociada con él en su gloria. Por estar tan unida a él, tenía parte en todo lo que le pertenecía; además, por su proximidad y su intimidad con él, ocupaba cerca de él un puesto que sólo ella conocía. Tal es el caso de la Iglesia, la “esposa del Cordero” (Apocalipsis 21:9): está unida a Cristo para participar en su vituperio y en su gloria. La posición de Cristo caracteriza a la posición de la Iglesia, y es esta posición la que siempre debería caracterizar al proceder de la Iglesia. Si nos reunimos al Nombre de Cristo, es al Cristo exaltado en la gloria, y no en su humillación aquí abajo: “De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así” (2 Corintios 5:16). El centro de la reunión es Cristo en gloria. “Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo” (Juan 12:32). Hay mucho más valor práctico en el claro entendimiento de este principio que el que podría apreciarse a primera vista. El designio de Satanás, como también la tendencia de nuestros corazones, es hacemos quedar atrás respecto al objeto de Dios en todas las cosas y, sobre todo, en lo que concierne al centro de nuestra unidad como cristianos. Es un sentimiento popular el relativo a que «la sangre del Cordero es la unión de los santos», esto es, que la sangre constituye el centro de la unidad. La infinitamente preciosa sangre de Cristo es la que nos coloca individualmente cual adoradores en la presencia de Dios. Ella constituye el fundamento divino de nuestra comunión con Dios. Pero, tratándose del centro de nuestra unión como Asamblea, no se debe perder de vista que el Espíritu Santo nos reúne alrededor de la persona de un Cristo crucificado y glorificado. Esta gran verdad comunica a nuestra asociación como cristianos su carácter santo y glorioso. Continuará...
lunes, 17 de febrero de 2025
GÉNESIS PARTE 251
JUDÁ Y TAMAR
LA ELEVACIÓN DESPUÉS DE LA PRUEBA
Elevación de José sobre toda la tierra de Egipto
Se sacó a José de la cisterna y de la cárcel —en las cuales la envidia de sus hermanos y el falso juicio de los gentiles le habían precipitado— para ser establecido como gobernador sobre todo el país de Egipto, y, además, a fin de ser el instrumento de bendición para Israel y el sostén de su vida, así como el de toda la tierra. Todo esto es figura de Cristo y, en verdad, no hay tipo que pueda ser más perfecto. Un hombre yace a las puertas de la muerte por la mano del hombre, después de lo cual resucita por la mano de Dios y se le eleva a la mayor dignidad y gloria. “Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella” (Hechos 2:22-24).
Pero, fuera de los puntos que acabamos de indicar, hay dos acontecimientos más en la historia de José que hacen al tipo particularmente perfecto, a saber, su casamiento con una mujer extranjera (capítulo 41) y la entrevista con sus hermanos (capítulo 45). Estos acontecimientos tuvieron lugar en el orden siguiente: José se presenta a sus hermanos como enviado del padre; éstos le desechan y, en cuanto de ellos depende, le hacen bajar al sepulcro. Dios le saca de la cisterna y le eleva a la mayor dignidad; en su elevación se casa con una mujer, y, cuando sus hermanos según la carne se postre delante de él, completamente humillados, se da a conocer a ellos, tranquilizándoles y bendiciéndoles; luego es constituido como instrumento de bendición para ellos y para el mundo entero. Continuará...
domingo, 16 de febrero de 2025
GÉNESIS PARTE 250
JUDÁ Y TAMAR
LA ELEVACIÓN DESPUÉS DE LA PRUEBA
Dios cumple siempre sus designios
Detengámonos un momento en la prisión y contemplemos a la persona “con grillos” (Salmo 105:18), acusada por el crimen más terrible, rechazada y despreciada por la sociedad; contemplémosle luego elevado de repente a la mayor dignidad, ¿quién puede decir que no estaba Dios en todo eso?
Elevación de José sobre toda la tierra de Egipto
“Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú. Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú. Dijo además Faraón a José: He aquí que yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto. Entonces Faraón quitó su anillo de su mano, y lo puso en la mano de José, y lo hizo vestir de ropas de lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello; y lo hizo subir en su segundo carro, y pregonaron delante de él: ¡Doblad la rodilla!; y lo puso sobre toda la tierra de Egipto. Y dijo Faraón a José: Yo soy Faraón; y sin ti ninguno alzará su mano ni su pie en toda la tierra de Egipto” (41:39-44).
Esta elevación de José no fue una elevación ordinaria. La serie de acontecimientos que concurrieron a efectuarla demuestra claramente que la mano de Dios conducía todo. Al mismo tiempo, las diferentes circunstancias por las cuales pasó José son para nosotros un tipo conmovedor de los sufrimientos y de la gloria del Señor Jesús. Continuará..
sábado, 15 de febrero de 2025
GÉNESIS PARTE 249
JUDÁ Y TAMAR
LA ELEVACIÓN DESPUÉS DE LA PRUEBA
Dios cumple siempre sus designios
El principal fin de todo esto, nótese bien, fue el de elevar al rechazado por los hombres y hacer que estos mismos hombres sintieran remordimiento por el pecado cometido al desecharlo. Y todo esto se cumplió de un modo admirable. Las circunstancias menos importantes, así como las más solemnes, las que parezcan menos favorables como las más contrarias, sirven para el cumplimiento de los designios de Dios. Satanás, en el capítulo 39, se sirve de la mujer de Potifar para echar a José en la cárcel; y en el capítulo 40 se sirve de la negligencia e ingratitud del principal copero para hacerle quedar en la cárcel. Pero todo fue inútil. Dios estaba detrás de la escena, dirigiendo con su mano los resortes de todo el vasto encadenamiento de circunstancias, y en su día y hora hace salir a la luz al hombre de su consejo, estableciéndole en lugar espacioso. La prerrogativa de Dios es la de estar siempre por encima de todo, pudiendo hacer que todas las cosas concurran al cumplimiento de sus grandes e impenetrables designios. ¡Cuán dichosos somos de poder así seguir en todas las cosas la mano y el consejo de nuestro Padre! ¡Y cuán placentero saber que, cual Soberano, dispone de todos los medios! Ángeles, hombres, demonios, todos están bajo su poderosa mano, y él les emplea a todos a su gusto para la ejecución de sus planes.
Todo esto se nos presenta, de un modo muy notable, en el capítulo que meditamos. Dios visita el círculo doméstico de un capitán pagano, la casa de un rey pagano; también visita al rey en su cama y hace que las mismas visiones de su mente concurran al cumplimiento de sus designios soberanos. Y Dios no sólo emplea a los individuos y las circunstancias, sino que aun a Egipto y a todos los países vecinos los hace aparecer en la escena; en una palabra, la tierra entera ha sido preparada por la mano de Dios para ser el teatro de la manifestación de la gloria y grandeza del “apartado de entre sus hermanos” (49:26 y Deuteronomio 33:16). Tales son los caminos de Dios, y es meditación bendita y edificante para el hijo de Dios seguir así la obra maravillosa de su Padre celeste. ¡Cuánto se destaca la providencia de Dios en esta profundamente interesante historia de José! Continuará...
viernes, 14 de febrero de 2025
GÉNESIS PARTE 248
JUDÁ Y TAMAR
LA ELEVACIÓN DESPUÉS DE LA PRUEBA
Triunfo de la gracia de Dios sobre el pecado
Este capítulo nos presenta una de las notorias circunstancias en las cuales la gracia de Dios triunfa gloriosamente sobre el pecado del hombre. “Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá” (Hebreos 7:14). ¿Cómo fue eso? “Judá engendró de Tamar a Fares y a Zara” (Mateo 1:3). Este hecho merece toda nuestra atención. Dios, en su gracia infinita, se eleva sobre el pecado y la locura del hombre para llevar a cabo los designios de su amor y su misericordia. Asimismo, un poco más adelante en el mismo evangelio según Mateo, leemos: “Y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías” (v. 6). Obrar así es digno de Dios. El Espíritu de Dios nos hace seguir la genealogía de Cristo según la carne, y coloca en esta cadena los nombres de personas como Tamar y Betsabé. Evidentemente, no hay en ello nada del hombre. Aquel al que llegamos al fin de este capítulo de Mateo es ciertamente Dios manifestado en carne, revelado como tal por la pluma del Espíritu Santo. Jamás inventará hombre alguno tal genealogía. De un extremo al otro es obra divina, y ningún hombre espiritual la puede leer sin encontrar en su contenido la manifestación de la gracia primero, y luego la inspiración divina del evangelio de Mateo, en el cual se encuentra dicha genealogía de Cristo según la carne (véase 2 Samuel 11; Génesis 38; Mateo 1).
Dios cumple siempre sus designios
Al leer estas partes interesantes del libro de Dios se halla una importante cadena de acontecimientos providenciales que conducen a un fin principal, a saber, la elevación del hombre echado en la cisterna y, al mismo tiempo, el cumplimiento de varios fines subordinados. “Para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones” (Lucas 2:35) era preciso que fuera elevado José. Entonces Dios “trajo hambre sobre la tierra, y quebrantó todo sustento de pan. Envió un varón delante de ellos; a José, que fue vendido por siervo. Afligieron sus pies con grillos; en cárcel fue puesta su persona. Hasta la hora que se cumplió su palabra, el dicho de Jehová le probó. Envió el rey, y le soltó; el señor de los pueblos, y le dejó ir libre. Lo puso por señor de su casa, y por gobernador de todas sus posesiones, para que reprimiera a sus grandes como él quisiese, y a sus ancianos enseñara sabiduría” (Salmo 105:16-22). Continuará...
jueves, 13 de febrero de 2025
GÉNESIS PARTE 247
JOSÉ ODIADO POR SUS HERMANOS
JOSÉ, BELLO TIPO DE CRISTO
José, una rama fructífera
Estos versículos pintan de un modo admirable “los sufrimiento de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos” (1 Pedro 1:11). “Los arqueros” hicieron lo suyo, pero Dios era más poderoso que ellos. Disparáronse flechas contra el verdadero José, y fue terriblemente herido en casa de sus amigos, pero “los brazos de sus manos se fortalecieron” con el poder de la resurrección; y ahora la fe le reconoce como el fundamento sobre el cual descansan todos los designios de Dios para bendición y gloria en cuanto a la Iglesia, a Israel y a la creación entera. Si consideramos a José en la cisterna y en la cárcel, y luego gobernador de todo Egipto, vemos la diferencia que existe entre los pensamientos de Dios y los de los hombres. Lo mismo sucede al contemplar “la cruz” y en seguida el “trono de la Majestad en los cielos” (Hebreos 8:1).
Fue la venida de Cristo la que hizo patente la disposición real y positiva del corazón del hombre hacia Dios. “Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado” (Juan 15:22). Lo que no quiere decir que los hombres no fueran pecadores anteriormente, sino: “no tendrían pecado”. En otro pasaje también dice: “Si fuerais ciegos, no tendríais pecado” (Juan 9:41). Dios se acercó al hombre en la persona de su Hijo, de modo que el hombre pudo decir: “Éste es el heredero” pero el hombre añadió: “Matémosle”. Y es ésta la razón por la cual “no tiene excusa” de su pecado. Los que dicen que ven, no tienen excusa. La dificultad no consiste en ser ciego, si se confiesa ser ciego; pero sí en profesar que se ve; y en un tiempo como éste, en el que el hombre tanto se jacta de ver, la permanencia del pecado estriba en la mera profesión de ver. Los ojos de los que se reconocen ciegos pueden ser abiertos; pero ¿qué se podrá hacer con los que pretenden ver aun cuando estén ciegos? Continuará...
miércoles, 12 de febrero de 2025
GÉNESIS PARTE 246
JOSÉ ODIADO POR SUS HERMANOS
JOSÉ, BELLO TIPO DE CRISTO
Fue Cristo, para el hombre, la revelación perfecta de lo que es Dios, motivo por el cual el hombre está sin “excusa” (Juan 15:22-25). Vino a manifestar a la faz del hombre lo que es Dios, y el hombre odia a Dios con odio perfecto. La más plena manifestación del amor de Dios fue recibida por la más plena manifestación del odio humano. Lo vemos bien en la cruz; pero también la cisterna en la que se echó a José nos proporciona una figura conmovedora. “Cuando ellos lo vieron de lejos, antes que llegara cerca de ellos, conspiraron contra él para matarle. Y dijeron el uno al otro: He aquí viene el soñador. Ahora pues, venid, y matémosle y echémosle en una cisterna, y diremos: Alguna mala bestia lo devoró; y veremos qué será de sus sueños” (v. 18-20). Estas palabras nos recuerdan vivamente la parábola de los labradores del capitulo 21 del evangelio según Mateo: “Finalmente les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo. Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Éste es el heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad” (v. 37-38). Dios envió a su hijo al mundo, diciendo: “Tendrán respeto a mi hijo”; pero ¡ay! el corazón humano no tuvo ningún respeto al amado Hijo del Padre. Le echaron fuera. La tierra y el cielo estuvieron divididos respecto a Cristo, y aun lo están. El hombre le crucificó; pero Dios le resucitó de los muertos. El hombre le clavó en la cruz entre dos malhechores, mas Dios le puso a su derecha en el cielo. El hombre le colocó en el último lugar en la tierra, pero Dios le asignó el lugar más elevado, revistiéndole de la más esplendorosa Majestad en los cielos.
José, una rama fructífera
Todo esto está prefigurado en la historia de José. “Rama fructífera es José, rama fructífera junto a una fuente, cuyos vástagos se extienden sobre el muro. Le causaron amargura, le asaetearon, y le aborrecieron los arqueros; mas su arco se mantuvo poderoso, y los brazos de sus manos se fortalecieron por las manos del Fuerte de Jacob (por el nombre del pastor, la Roca de Israel), por el Dios de tu padre, el cual te ayudará, por el Dios Omnipotente, el cual te bendecirá con bendiciones de los cielos de arriba, con bendiciones del abismo que está abajo, con bendiciones de los pechos y del vientre. Las bendiciones de tu padre fueron mayores que las bendiciones de mis progenitores; hasta el término de los collados eternos serán sobre la cabeza de José, y sobre la frente del que fue apartado de entre sus hermanos” (Génesis 49:22-26). Continuará...
martes, 11 de febrero de 2025
GÉNESIS PARTE 245
JOSÉ ODIADO POR SUS HERMANOS
JOSÉ, BELLO TIPO DE CRISTO
No conozco tipo de Cristo más hermoso y perfecto que José, ya sea que le consideremos como objeto del amor del padre o de la envidia de “los suyos”, o en Su humillación, Sus sufrimientos y Su muerte, Su elevación y Su gloria. En todo lo hallamos notablemente tipificado por José.
Este capítulo nos presenta los sueños de José que despiertan el odio de sus hermanos. José era el objeto del amor de su padre; y sus hermanos le odiaron porque, llamado a un destino glorioso, sus corazones no estaban en comunión con el de su padre, y vivían extraños a todo lo que reservaba el futuro para José. No participaban del amor que su padre sentía por José y no querían someterse al pensamiento de su elevación. En esto los hermanos de José fueron una figura de lo que eran los judíos en los días de Cristo. “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron” (Juan 1:11). “No hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos” (Isaías 53:2). No le querían reconocer ni como Hijo de Dios ni como Rey de Israel. No estaban abiertos sus ojos para contemplar “su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14; 12:37, y siguientes). No le querían, sino que, al contrario, le odiaban. Y aunque José no fue recibido por sus hermanos, mantuvo firme su testimonio. “Y soñó José un sueño, y lo contó a sus hermanos; y ellos llegaron a aborrecerle más todavía. .. Soñó aun otro sueño, y lo contó a sus hermanos” (37:5-9). Así que José sólo daba sencillo testimonio fundado en la revelación divina, pero ese testimonio le hizo bajar a la cisterna. Si hubiera callado, o si hubiera modificado su testimonio, se habría salvado del peligro; pero no: decía toda la verdad a sus hermanos, y éstos, por consiguiente, le odiaban.
Cristo prefigurado por José
Lo mismo sucedió en el caso del gran Prefigurado por José. Cristo rendía testimonio a la verdad; hizo “la buena profesión”, no escondiendo nada de la verdad (Juan 18:37; 1 Timoteo 6:13). No podía anunciar otra cosa que la verdad, porque él mismo era la verdad; y los hombres contestaron a su testimonio mediante la cruz, el vinagre y la lanza del soldado. El testimonio de Cristo iba ligado a la gracia más llena, más rica, más perfecta. No sólo vino como “la Verdad”, sino como la expresión perfecta de todo el amor del corazón del Padre: “la gracia y la verdad” por Jesucristo vinieron (Juan 1:17). Continuará...
lunes, 10 de febrero de 2025
GÉNESIS PARTE 244
RETORNO DE JACOB A BET-EL
Más tarde, después de habernos ocupado bastante tiempo en la obra, empezamos a pensar que podemos depender de nosotros mismos; por lo menos, no tenemos la misma sensación de flaqueza y la misma sencilla dependencia de Dios. De ello resulta que nuestro servicio es pobre, superficial, verboso, destituido de unción y de poder, no saliendo ya de la fuente inagotable del Espíritu sino de nuestros propios pensamientos miserables. En los versículos 9-15 Dios renueva la promesa a Jacob, confirmándole su nuevo nombre de «príncipe» que le había dado en lugar de «suplantador», y Jacob designa una vez más a aquel lugar con el nombre de “Bet-el”.
Nacimiento de Benjamín y muerte de Raquel
El versículo 18 nos proporciona un interesante ejemplo de la diferencia que existe entre el juicio de la fe y el de la naturaleza humana. La naturaleza ve las cosas a través de las nubes brumosas que la rodean; la fe las contempla a la luz de la presencia y de los consejos de Dios. Y de Raquel dice: “y aconteció que al salírsele el alma (pues murió), llamó su nombre (el de su hijo) Benoni; mas su padre lo llamó Benjamín”. La naturaleza le llama Benoni: “hijo de mi dolor”; la fe le llama Benjamín: “hijo de mi diestra”. Así sucede siempre: los pensamientos de la naturaleza se diferencian siempre de los de la fe, y deberíamos desear ardientemente que nuestros corazones fuesen gobernados tan sólo por los de la fe y no por los de la carne.
GENEALOGÍA DE LOS HIJOS DE ESAÚ
Este capítulo contiene la genealogía de los hijos de Esaú con sus títulos diversos y los lugares en que moraban. No nos detendremos a considerarlo, sino que pasaremos en seguida a uno de los pasajes más ricos e interesantes de la Escritura. Contituará...
domingo, 9 de febrero de 2025
GÉNESIS PARTE 243
RETORNO DE JACOB A BET-EL
El nombre de nuestro altar y el carácter de nuestro culto expresan, el uno y el otro, la misma idea. El culto al “Dios de Bet-el” es más elevado que el culto al “Dios de Israel” porque el primero se relaciona con una idea de Dios más elevada que la del otro, ya que Dios, en este último, en lugar de ser conocido como el Dios de su casa, no aparece más que como el Dios de un solo individuo. Sin duda este título de “Dios de Israel” es la expresión de su gracia maravillosa, y el alma no puede menos que sentirse dichosa cuando considera el carácter de este Dios que se pone en relación con cada una de las piedras del edificio y cada uno de los miembros de su cuerpo por separado.
Toda piedra en el edificio de Dios es una “piedra viva”, unida a “la Piedra viva”, teniendo comunión con el “Dios vivo” por el poder del “Espíritu de vida” (1 Pedro 2:4; Romanos 8:2, 10). Pero, por verdadero que sea todo esto, Dios no es menos el Dios de su casa; y cuando, por una inteligencia espiritual más desarrollada, somos más capaces de considerarle como a tal, nuestro culto entero toma un carácter más elevado que el que surge de una mera apreciación de lo que El es para nosotros individualmente.
El altar de Bet-el
El llamamiento hecho a Jacob para que vuelva a Bet-el encierra también otra idea. “Levántate y sube a Bet-el, y quédate allí; y haz allí un altar al Dios que te apareció cuando huías de tu hermano Esaú”. Es bueno que a menudo se nos traiga a la memoria lo que éramos en la época de nuestra vida en la cual nos veíamos desechados como la escoria. Así Samuel recordó a Saúl el tiempo en que era “pequeño en sus propios ojos” (1 Samuel 15:17); y cada uno de nosotros necesita acordarse con frecuencia de cuando era “pequeño en sus propios ojos”. Cuando somos pequeños en nuestros propios ojos el corazón se apoya de verdad en Dios. Después acaso nos creemos algo y es preciso que el Señor vuelva a hacernos sentir nuestra nulidad. Al principio de la vida de servicio o de testimonio ¡cuánto siente el alma su debilidad y falta de capacidad! Y, por consiguiente, ¡cuánta necesidad siente de su dependencia de Dios! ¡Cuánta oración ferviente le dirige para obtener poder y auxilio! Continuará...
sábado, 8 de febrero de 2025
GÉNESIS PARTE 242
RETORNO DE JACOB A BET-EL
Pero, desde el momento en que Dios le ordena que suba a Bet-el, “Jacob dijo a su familia y a todos los que con él estaban: Quitad los dioses ajenos que hay entre vosotros, y limpiaos, y mudad vuestros vestidos. Y levantémonos, y subamos a Bet-el; y haré allí altar al Dios que me respondió en el día de mi angustia, y ha estado conmigo en el camino que he andado” (v. 2, 3). Bastaba la mención de la casa de Dios para hacer vibrar una cuerda en el alma del patriarca, haciéndole repasar en un abrir y cerrar de ojos la historia de veinte años llenos de vicisitudes. Fue en Bet-el, no en Siquem, donde había aprendido a conocer a Dios, y, por lo mismo, es preciso que vuelva allí y levante altar sobre un principio del todo diferente y bajo nombre diferente al de su altar de Siquem. Éste se relacionaba con toda clase de impurezas e idolatría.
Jacob podía hablar de “Dios, el Dios de Israel”, en medio de toda clase de cosas incompatibles con la santidad de la casa de Dios. Es muy importante comprender esto. No hay nada que nos pueda mantener en un estado de separación del mal, firme e inteligentemente, como el reconocimiento de lo que es “la casa de Dios” y de lo que conviene a esta casa. Si no miro a Dios más que respecto a mí mismo, no tendré nunca conocimiento pleno y divino de todo lo que resulta de una justa apreciación de la relación que existe entre Dios y su casa. Hay personas que se preocupan poco por el hecho de hallarse asociadas a lo que es impuro en el culto que rinden a Dios, con tal que ellas mismas sean sinceras e íntegras de corazón. En otras palabras, creen poder adorar en Siquem, pensando que un altar llamado: “Dios, el Dios de Israel” (33:20), es tan elevado y tan bueno, como un altar llamado: “Dios de Bet-el”. Éste es un error deplorable y el lector espiritual descubrirá desde luego la inmensa diferencia espiritual que existe entre la condición de Jacob en Siquem y su condición en Bet-el, diferencia igual a la existente entre los dos altares. Nuestras ideas respecto al culto se corresponden necesariamente con nuestro estado espiritual; y el culto será pobre y estrecho o inteligente y elevado en proporción al modo en que hayamos sabido comprender el carácter de Dios y la relación que sostenemos con él. Continuará...
viernes, 7 de febrero de 2025
GÉNESIS PARTE 241
ALTO DE JACOB EN SIQUEM
SUS CONSECUENCIAS
Etapas con dolorosas consecuencias
Tal es la perfección de su gracia. Y cuando nos descarriamos o nos quedamos atrás, nos dice: “Si te volvieres, oh Israel, dice Jehová, vuélvete a mí” (Jeremías 4:1). Una humildad falsa, fruto de la incredulidad, lleva al descarriado o atrasado a tomar una posición inferior a la que de parte de Dios le está designada, porque no conoce los principios sobre los cuales Dios restaura a los caídos ni la medida que sigue al restaurarlos. El hijo pródigo pide que se le haga jornalero, ignorando que no tiene más derecho a ser jornalero que hijo, y, por otra parte, que sería cosa indigna del carácter del padre colocarle en tal condición (Lucas 15:11-32). Es preciso que volvamos a Dios según un principio y de un modo dignos de él; de lo contrario, seguiremos alejados de él.
RETORNO DE JACOB A BET-EL
Levántate y sube a Bet-el Dijo Dios a Jacob: “Levántate y sube a Bet-el, y quédate allí”. Estas palabras confirman el principio que acabamos de considerar. Donde haya caídas o decadencia espiritual, el Señor llama al alma para que vuelva a él. “Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras” (Apocalipsis 2:5). Éste es el principio divino para la restauración. Es preciso que el alma vuelva a su estado más elevado, que sea restablecida al nivel de la medida divina. El Señor no dice: «Recuerda el puesto en que estás», sino:
“Recuerda, por tanto, de dónde has caído”. Sólo de este modo puede comprender hasta qué punto se descarrió, cuán profundamente se rebajó y cómo puede volver. Y cuando así seamos restaurados a la gloriosa y santa medida de Dios, tan sólo entonces podremos juzgar la gravedad del mal de nuestra condición de decadencia. Qué cúmulo de espantoso mal se había aglomerado en la familia de Jacob sin que se pronunciara juicio sobre este mal, antes de que fuera despertada el alma de Jacob por estas palabras: “Sube a Bet-el”. No era en Siquem, en medio de su atmósfera penetrada de elementos impuros, donde Jacob podía descubrir todo ese mal y discernir su naturaleza verdadera. Continuará...
jueves, 6 de febrero de 2025
GÉNESIS PARTE 240
ALTO DE JACOB EN SIQUEM
SUS CONSECUENCIAS
Etapas con dolorosas consecuencias
Esto no quiere decir que Jacob no fuese creyente; sabemos que está puesto entre la “gran nube de testigos” de Hebreos 11; pero no andaba en el ejercicio habitual de este principio divino, y, en consecuencia, sufría tristes caídas. ¿Le hubiera conducido la fe a decir “Seré destruido yo y mi casa”, después de haberle asegurado Dios: “Te guardaré... no te dejaré”? (28:14, 15). La promesa de Dios tendría que haber tranquilizado su corazón; pero, de hecho, Jacob estaba más preocupado por el peligro que corría entre los siquemitas que por la seguridad en que se hallaba en las manos del Dios de la promesa. Debería haber sabido que ni un cabello de su cabeza sería tocado; y, en lugar de considerar a Simeón y Leví o las consecuencias de sus hechos precipitados, tendría que haberse juzgado a sí mismo por hallarse en semejante posición. Si no se hubiese establecido en Siquem, Dina no habría sido deshonrada y la violencia de sus hijos no se habría manifestado. ¡Cuántos cristianos se ven sumergidos en el dolor y las penas por su propia infidelidad y acusan luego a las circunstancias en lugar de juzgarse a sí mismos!
Gran número de cristianos que son padres de familia están sumidos en el dolor y la pena al ver la rebeldía, la insubordinación y la mundanería de sus hijos. Pero, hablando en términos generales, no deben culpar a nadie más que a sí mismos de todo eso, por cuanto ellos son los que no han andado con fidelidad al Señor en lo tocante a su responsabilidad familiar. Tal fue el caso de Jacob. En Siquem él había ocupado una posición moral muy baja, y, como carecía de la sensibilidad delicada que le hubiera avisado de su falsa posición, Dios, en su fidelidad, se sirve de las circunstancias para castigarle. “Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6:7). Es éste un principio que surge del gobierno moral de Dios, a cuya aplicación nadie se sustrae; y para el hijo de Dios es gracia positiva que sea obligado a cosechar los frutos de sus yerros. Es la gracia la que permite llegar a sentir, de una manera u otra, qué amargo es alejarse o quedar a distancia del Dios viviente. Nos es preciso aprender que aquí no está el lugar de nuestro reposo; porque Dios no nos quiere dar un reposo mancillado. ¡Su nombre sea alabado! El deseo de Dios es que descansemos en Él y con Él. Continuará...
miércoles, 5 de febrero de 2025
GÉNESIS PARTE 239
ALTO DE JACOB EN SIQUEM
SUS CONSECUENCIAS
El encuentro de Jacob con Esaú
Sucot
Después de esta manifestación de la bondad de Dios para con Jacob, le vemos establecerse en Sucot, y, contrariamente a los principios y al espíritu de la vida de un peregrino, construye allí una casa, sintiéndose como quien pisa terreno propio. Sin embargo, es evidente que Sucot no era el lugar que Dios le había destinado.
Jehová no le había dicho: «Yo soy el Dios de Sucot», sino: “Yo soy el Dios de Bet-el” (31:13). Por tanto, no era Sucot sino Bet-el el lugar que Jacob tendría que haber tenido en perspectiva. Pero ¡ay! nuestros corazones están siempre dispuestos a contentarse con una posición y una heredad inferiores a las que Dios en su bondad quiere acordarnos.
Siquem
Después Jacob se adelanta hasta Siquem y se compra allí un terreno, de modo que permanece fuera de los límites que Dios le había asignado, indicando, por el nombre mismo que pone a su altar, cuál es el estado espiritual de su alma. Le llama: “Dios, el Dios de Israel” (33:20). Esto es tener una escasa estimación de Dios. Por cierto que tenemos el privilegio de conocerle como nuestro Dios, pero mejor todavía es conocerle como el Dios de su propia casa, pudiéndonos considerar nosotros mismos como parte de la casa. El creyente tiene el privilegio de conocer a Cristo como Jefe; pero mayor privilegio es conocer a Cristo como “la Cabeza” de su cuerpo, la Iglesia, y saber que somos miembros de ese cuerpo.
En el capítulo 35 veremos a Jacob adquirir una idea de Dios más alta y más amplia, pero en Siquem se halla evidentemente en una condición espiritual poco elevada, y sufre por ello, como siempre sucede cuando no sabemos entrar en la posición que nos corresponde. Las dos tribus y media que se establecieron al otro lado del Jordán fueron los primeros en caer en manos del enemigo. Lo propio sucedió con Jacob.
En el capítulo 34 vemos los amargos frutos de su vida en Siquem y qué dificultad resultó de ello para su familia, a pesar de los esfuerzos de Simeón y Leví. Ellos lo querían arreglar todo por la violencia y la energía de la naturaleza, cometiendo así un acto que aumentara sobremanera la pena de Jacob. Sufre Jacob aun más con la violencia de esos hijos que con el insulto inferido a su hija. “Entonces dijo Jacob a Simeón y a Leví: Me habéis turbado con hacerme abominable a los moradores de esta tierra, el cananeo y el ferezeo; y teniendo yo pocos hombres, se juntarán contra mí y me atacarán, y seré destruido yo y mi casa” (34:30). De modo que fueron las consecuencias concernientes a él las que más afectaron a Jacob. Continuará...
martes, 4 de febrero de 2025
GÉNESIS PARTE 238
ALTO DE JACOB EN SIQUEM
SUS CONSECUENCIAS
El encuentro de Jacob con Esaú
Vamos a ver ahora cómo todos los temores de Jacob carecían de todo fundamento y como todos sus planes eran superfluos. A pesar de la lucha, y aunque Dios le había tocado el encaje del muslo dejándole cojo, continúa elaborando proyectos y planes. “Alzando Jacob sus ojos, miró, y he aquí venía Esaú, y los cuatrocientos hombres con él; entonces repartió él los niños entre Lea y Raquel y las dos siervas. Y puso las siervas y sus niños delante, luego a Lea y a sus niños, y a Raquel y a José los últimos” (v. 1-2). Este arreglo demostró que sus temores no habían cesado. Todavía esperaba que Esaú se vengara, por lo que expone al primer golpe a los de menos consideración. ¡Qué asombroso y triste es lo profundo del corazón humano! ¡Cuán lentamente llega a confiar en Dios! Si Jacob hubiera descansado de verdad en Dios, nunca habría temido la perdición propia y la de su familia. Pero ¡ay! sabemos cuánta dificultad tiene el corazón para descansar sencillamente, mediante tranquila confianza, en un Dios siempre presente, omnipotente e infinitamente misericordioso.
Dios nos manifiesta aquí cómo toda esta inquietud del corazón es inútil: “Pero Esaú corrió a su encuentro y le abrazó, y se echó sobre su cuello, y le besó; y lloraron” (v. 4). El regalo de Jacob era superfluo y sus planes inútiles. Dios apaciguó a Esaú, como antes había apaciguado a Labán. Dios se complace así en reprender la cobardía y la incredulidad de nuestros pobres corazones y en disipar nuestros temores. En lugar de encontrarse con la espada de Esaú, Jacob encontró los brazos abiertos y el beso de su hermano. En lugar de pelearse el uno con el otro, se confunden sus lágrimas. Tales son los caminos de Dios ¿Quién no confiaría en él? y ¿quién no le honraría con la más plena confianza del corazón? ¿Por qué, a pesar de todas las pruebas que tenemos de su fidelidad para con los que confían en él, nos hallamos en cada nueva prueba tan dispuestos a dudar y vacilar? ¡Ay! porque no conocemos bastante a Dios. “Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz” (Job 22:21). Esto es verdad tanto respecto al no convertido como respecto al hijo de Dios. Conocer a Dios verdaderamente y confiar positivamente en él es vida y paz. “Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3). Cuanto más conozcamos íntimamente a Dios, tanto más sólida será nuestra paz, y tanto más elevados nos veremos sobre toda dependencia de la criatura.
“Dios es la roca, cuya obra es perfecta” (Deuteronomio 32:4); y sólo debemos apoyamos en él para saber cómo está dispuesto a sostenernos y cuán poderoso es para hacerlo. Continuará...
lunes, 3 de febrero de 2025
GÉNESIS PARTE 237
DIOS SE SIRVE DE LAS CIRCUNSTANCIAS PARA DISCIPLINAR A JACOB
Dios lucha con Jacob
De esto aprendemos que el hecho de ser bendecidos por Dios es otra cosa que recibir por el Espíritu la revelación del carácter de Dios. “Lo bendijo allí”, pero no le reveló su nombre. Hay siempre bendición en ser llevados al conocimiento de lo que somos, manera por la cual se nos lleva al camino que facilita un conocimiento más claro de lo que es Dios para nosotros en todo sentido. Así sucedió en el caso de Jacob; desde el momento en que fue tocado el encaje de su muslo, se vio en una condición en la cual sólo Dios le era suficiente. Un pobre cojo no podía hacer mucho; por tanto, le era ventajoso estar supeditado al que era Omnipotente.
Para terminar este capítulo observaremos que el libro de Job es, en cierto sentido, un comentario de esta escena de la historia de Jacob que acabamos de considerar. De un extremo al otro de los 31 primeros capítulos, Job lucha con sus amigos y sostiene su tesis contra todos sus argumentos. Pero en el capítulo 32, Dios, valiéndose de Eliú, entra en batalla con él. En el capítulo 38 le ataca directamente en la manifestación de su grandeza y gloria, haciendo salir de su boca estas palabras muy conocidas: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven. Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza” (Job 42:5-6). Dios le había tocado en el encaje de su muslo. Y nótese la expresión: “Mis ojos te ven”. Job no dice solamente: «Yo me veo a mí mismo», sino: “mis ojos te ven”.
Únicamente la vista de lo que Dios es puede producir un verdadero arrepentimiento y aborrecimiento del propio «yo». Esto le sucederá al pueblo de Israel, cuya historia tiene mucho de semejante a la de Job. Cuando “mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito” (Zacarías 12:10), entonces Dios les bendecirá y les restaurará plenamente. Su fin, al igual que en la historia de Jacob, será mejor que su comienzo. Aprenderán entonces todo el significado de estas palabras: “Te perdiste, oh Israel, mas en mí está tu ayuda” (Oseas 13:9). Continuará...
domingo, 2 de febrero de 2025
GÉNESIS PARTE 236
DIOS SE SIRVE DE LAS CIRCUNSTANCIAS PARA DISCIPLINAR A JACOB
Dios lucha con Jacob
Cristo no puede poner el sello de su aprobación sobre la fuerza de la naturaleza humana, sobre su sabiduría o sobre su gloria; es preciso que estas cosas mengüen para que él crezca. La naturaleza humana nunca servirá de base para el poder de la gracia de Cristo; si pudiera serlo, la carne tendría de qué gloriarse delante de Dios, y sabemos que esto es imposible. Así, pues, ya que la manifestación de la gloria de Dios y del nombre o del carácter de Dios está relacionada con la anulación de la naturaleza, es evidente que el alma no puede disfrutar de esta manifestación antes de que la naturaleza sea realmente puesta a un lado. Por esta razón, aunque Jacob sea llamado a declarar su nombre: “Jacob”, o sea “suplantador” (27:36), no consigue revelación alguna del nombre de quien había luchado con él, derribándole hasta el polvo. Para sí recibió el nombre de “Israel” (príncipe), lo que era un gran progreso; pero cuando Jacob dice: “Declárame ahora tu nombre”, recibe por respuesta: “¿Por qué me preguntas por mi nombre?” (v. 29).
Dios rehúsa decirle su nombre, aunque había llevado a Jacob al punto de decir la verdad respecto de sí mismo, y le bendice como consecuencia de ello. ¡Cuántos casos semejantes se hallan en los anales de la familia de Dios! El «yo» queda manifiesto en toda su deformidad moral, pero prácticamente no se llega a conocer lo que es Dios, aun cuando haya venido tan cerca de nosotros y nos haya bendecido según el descubrimiento que hayamos hecho acerca de nosotros mismos.
Jacob, el suplantador, se convierte en Israel, príncipe de Dios. Jacob recibió el nuevo nombre de “Israel” cuando fue tocado en el sitio del encaje de su muslo. Llegó a ser «príncipe» cuando supo y reconoció que no era más que un hombre débil. No obstante, Jehová tuvo que decirle: “¿Por qué me preguntas por mi nombre?” y no le reveló el nombre de quien había puesto en descubierto el verdadero nombre y la verdadera condición de Jacob. Continuará...
sábado, 1 de febrero de 2025
GÉNESIS PARTE 235
DIOS SE SIRVE DE LAS CIRCUNSTANCIAS PARA DISCIPLINAR A JACOB
Dios lucha con Jacob
Desde entonces empieza una nueva era en la vida de Jacob. Hasta aquí había perseverado en sus propios caminos; ahora se ve obligado a decir: “No te dejaré”. Fíjate, querido lector, que Jacob no habla así hasta que se hubo descoyuntado su muslo. Este sencillo hecho nos da la clave de toda esta escena. Con este fin Dios lucha con Jacob. En cuanto a la potencia demostrada por su oración, ya hemos visto que después de haber dirigido algunas palabras de súplica a Dios, nos descubre Jacob el secreto de su confianza, diciendo: “Apaciguaré su ira con el presente”. ¿Habría hablado así si en realidad hubiera sabido lo que es orar o lo que es verdadera confianza en Dios? No, por cierto. Es preciso que Dios y la criatura conserven su puesto distinto, y así será en el caso de toda alma que conozca la santa realidad de la vida de fe.
Pero ¡ay! en esto precisamente pecamos, si en tal asunto se puede hablar de otros. Escondemos la positiva incredulidad de nuestros corazones astutos bajo la fórmula plausible, y en apariencia piadosa, según la cual es preciso emplear medios. Creemos confiar en Dios para que bendiga estos medios, cuando en realidad excluimos a Dios al apoyamos en nuestros medios y no en él. Quiera Dios que comprendamos cuán malo es tal proceder y lo necesario que es descansar en Dios solo con más sencillez, para que nuestra vida esté más caracterizada por la elevación santa que nos mantenga por encima de las circunstancias que atravesamos. No es cosa fácil llegar a conocer la nulidad de la criatura hasta el punto de poder decir: “No te dejaré, si no me bendices” (v. 26). Decir esto de corazón y permanecer firme en el poder de lo que expresa esta frase es el secreto de todo poder verdadero. Jacob no hablaba así hasta haberse descoyuntado su muslo. Luchó mucho tiempo antes de ceder, porque su confianza en la carne era mucha. Pero Dios sabe encorvar hasta el polvo el carácter más obstinado. Él sabe herir la misma fuente de la fuerza natural y dictar sobre la misma la sentencia de muerte. Hasta entonces no se puede tener poder ante Dios y los hombres. Es necesario ser “débil” antes de poder ser “fuerte”. “El poder de Cristo” no me puede ser concedido sino en la proporción del conocimiento que yo tenga de mis debilidades (2 Corintios 12:9). Continuará...
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