martes, 25 de febrero de 2025

GÉNESIS PARTE 259 (FINAL)

LOS ÚLTIMOS DÍAS DE JACOB Descenso a Egipto y muerte de Jacob Todo esto tiene un grande y conmovedor interés, y transporta el alma por anticipado a los tiempos venideros, cuando, por decreto de Dios, el Hijo del Hombre tome en sus manos las riendas del gobierno y reine sobre toda la creación redimida; cuando ocupe su Iglesia, la esposa del Cordero, el lugar más íntimo y más cercano a él, según los eternos consejos de Dios, cuando la casa de Israel, plenamente restaurada, se alimente y se sostenga por su mano bienhechora y toda la tierra conozca la indecible bienaventuranza de hallarse bajo su cetro. Pero, cuando todas las cosas le estén sujetas, “entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos” (1 Corintios 15:28). Tales hechos nos dan una idea de todo lo que encierra para nosotros la historia de José. Dios nos manifiesta en ella claramente, en figura, la misión del Hijo para con la casa de Israel; su humillación y el desprecio de que fue objeto; la aflicción profunda, el arrepentimiento final y la restauración de Israel; la unión de Cristo con la Iglesia; la elevación y el gobierno universal de Cristo, y, por último, dirige nuestras miradas al tiempo en que “Dios será todo en todos”. Está de más añadir que todas estas cosas que nos han ocupado en este libro están enseñadas y ampliamente establecidas de un extremo al otro de las Escrituras. No las fundamos, por tanto, en la historia de José, si bien, por cierto, es edificante hallar ya en esos tiempos primitivos las figuras de todas las verdades preciosas, lo que es una prueba admirable de la unidad divina de toda la Sagrada Escritura. En el Génesis, como en la epístola a los Efesios; en los profetas del Antiguo Testamento como en los del Nuevo, encontramos en todas partes las mismas verdades. “Toda la Escritura es inspirada por Dios” (2 Timoteo 3:16). Amén

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