jueves, 13 de febrero de 2025

GÉNESIS PARTE 247

JOSÉ ODIADO POR SUS HERMANOS JOSÉ, BELLO TIPO DE CRISTO José, una rama fructífera Estos versículos pintan de un modo admirable “los sufrimiento de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos” (1 Pedro 1:11). “Los arqueros” hicieron lo suyo, pero Dios era más poderoso que ellos. Disparáronse flechas contra el verdadero José, y fue terriblemente herido en casa de sus amigos, pero “los brazos de sus manos se fortalecieron” con el poder de la resurrección; y ahora la fe le reconoce como el fundamento sobre el cual descansan todos los designios de Dios para bendición y gloria en cuanto a la Iglesia, a Israel y a la creación entera. Si consideramos a José en la cisterna y en la cárcel, y luego gobernador de todo Egipto, vemos la diferencia que existe entre los pensamientos de Dios y los de los hombres. Lo mismo sucede al contemplar “la cruz” y en seguida el “trono de la Majestad en los cielos” (Hebreos 8:1). Fue la venida de Cristo la que hizo patente la disposición real y positiva del corazón del hombre hacia Dios. “Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado” (Juan 15:22). Lo que no quiere decir que los hombres no fueran pecadores anteriormente, sino: “no tendrían pecado”. En otro pasaje también dice: “Si fuerais ciegos, no tendríais pecado” (Juan 9:41). Dios se acercó al hombre en la persona de su Hijo, de modo que el hombre pudo decir: “Éste es el heredero” pero el hombre añadió: “Matémosle”. Y es ésta la razón por la cual “no tiene excusa” de su pecado. Los que dicen que ven, no tienen excusa. La dificultad no consiste en ser ciego, si se confiesa ser ciego; pero sí en profesar que se ve; y en un tiempo como éste, en el que el hombre tanto se jacta de ver, la permanencia del pecado estriba en la mera profesión de ver. Los ojos de los que se reconocen ciegos pueden ser abiertos; pero ¿qué se podrá hacer con los que pretenden ver aun cuando estén ciegos? Continuará...

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