jueves, 20 de febrero de 2025

GÉNESIS PARTE 254

GÉNESIS JUDÁ Y TAMAR LA ELEVACIÓN DESPUÉS DE LA PRUEBA Encuentro de José con sus hermanos Echemos ahora una mirada a la entrevista que tuvo José con sus hermanos. Esta entrevista nos presenta más de un rasgo de semejanza con la historia de Israel en los últimos días. Durante el período en que José estuvo escondido de sus hermanos, éstos tuvieron que pasar por una prueba grande y profunda y por remordimientos de conciencia sumamente penosos. En uno de los momentos de su aflicción, derraman su corazón, diciendo: “Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, pues vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no le escuchamos; por eso ha venido sobre nosotros esta angustia. Entonces Rubén les respondió, diciendo: ¿No os hablé yo y dije: No pequéis contra el joven, y no escuchasteis? He aquí también se nos demanda su sangre” (42:21-22). Más adelante, en el capítulo 44, leemos: “Entonces dijo Judá: ¿Qué diremos a mi señor? ¿Qué hablaremos, o con qué nos justificaremos? Dios ha hallado la maldad de tus siervos” (v. 16). Nadie sabe enseñar como Dios. Sólo él puede producir en el alma el remordimiento positivo a causa del pecado, conduciendo al hombre a tener conciencia de su estado culpable delante de Dios. Todo esto es obra única de Dios. El hombre prosigue indiferente su carrera de pecado hasta que las flechas del Todopoderoso traspasan su conciencia; y entonces le es preciso pasar por la penosa experiencia del corazón y la conciencia, los que no hallan consuelo fuera de las inmensas riquezas del amor redentor. Los hermanos de José no tenían ninguna idea de todo lo que había de resultar para ellos de su conducta para con él: “Y le tomaron y le echaron en la cisterna... Y se sentaron a comer pan” (37:24, 25). ¡Malditos! “Beben vino en tazones y se ungen con los ungüentos más preciosos; y no se afligen por el quebrantamiento de José” (Amos 6:6). De todos modos, Dios toca el corazón de los hermanos de José por medios maravillosos y produce en ellos remordimientos. Los años se habían sucedido el uno al otro, y los hermanos de José habrían podido imaginar que todo iba bien; pero el séptimo año de abundancia y los “siete años de hambre” (41:30) llegan, y ¿qué significan éstos? ¿De quién vienen? ¿Para qué han de servir? ¡Providencia maravillosa! ¡Sabiduría incomprensible de Dios! Se siente hambre en el país de Canaán, y la necesidad lleva a los culpables hermanos de José a los pies de quien han ultrajado. ¡Cómo se manifiesta aquí la mano de Dios en todo! La espada de la convicción ha penetrado sus conciencias, y están allí en presencia del hombre al que con manos inicuas habían echado en la cisterna. Su pecado les había encontrado, pero esto sucedió en la presencia de José. ¡Bendita suerte! Continuará...

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