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martes, 11 de febrero de 2025
GÉNESIS PARTE 245
JOSÉ ODIADO POR SUS HERMANOS
JOSÉ, BELLO TIPO DE CRISTO
No conozco tipo de Cristo más hermoso y perfecto que José, ya sea que le consideremos como objeto del amor del padre o de la envidia de “los suyos”, o en Su humillación, Sus sufrimientos y Su muerte, Su elevación y Su gloria. En todo lo hallamos notablemente tipificado por José.
Este capítulo nos presenta los sueños de José que despiertan el odio de sus hermanos. José era el objeto del amor de su padre; y sus hermanos le odiaron porque, llamado a un destino glorioso, sus corazones no estaban en comunión con el de su padre, y vivían extraños a todo lo que reservaba el futuro para José. No participaban del amor que su padre sentía por José y no querían someterse al pensamiento de su elevación. En esto los hermanos de José fueron una figura de lo que eran los judíos en los días de Cristo. “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron” (Juan 1:11). “No hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos” (Isaías 53:2). No le querían reconocer ni como Hijo de Dios ni como Rey de Israel. No estaban abiertos sus ojos para contemplar “su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14; 12:37, y siguientes). No le querían, sino que, al contrario, le odiaban. Y aunque José no fue recibido por sus hermanos, mantuvo firme su testimonio. “Y soñó José un sueño, y lo contó a sus hermanos; y ellos llegaron a aborrecerle más todavía. .. Soñó aun otro sueño, y lo contó a sus hermanos” (37:5-9). Así que José sólo daba sencillo testimonio fundado en la revelación divina, pero ese testimonio le hizo bajar a la cisterna. Si hubiera callado, o si hubiera modificado su testimonio, se habría salvado del peligro; pero no: decía toda la verdad a sus hermanos, y éstos, por consiguiente, le odiaban.
Cristo prefigurado por José
Lo mismo sucedió en el caso del gran Prefigurado por José. Cristo rendía testimonio a la verdad; hizo “la buena profesión”, no escondiendo nada de la verdad (Juan 18:37; 1 Timoteo 6:13). No podía anunciar otra cosa que la verdad, porque él mismo era la verdad; y los hombres contestaron a su testimonio mediante la cruz, el vinagre y la lanza del soldado. El testimonio de Cristo iba ligado a la gracia más llena, más rica, más perfecta. No sólo vino como “la Verdad”, sino como la expresión perfecta de todo el amor del corazón del Padre: “la gracia y la verdad” por Jesucristo vinieron (Juan 1:17). Continuará...
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