viernes, 31 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Isaías capítulo 13

Ministerio cristiano : Manantial de Vida, Audiolibro: Simón Pedro, su vi...

GÉNESIS PARTE 234

GÉNESIS DIOS SE SIRVE DE LAS CIRCUNSTANCIAS PARA DISCIPLINAR A JACOB Jacob a solas con Dios A ello fue llevado Jacob en el capítulo que nos ocupa. Después de haber tomado todas las disposiciones prudentes, nos dice la Palabra: “Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba” (v. 24). Aquí principia un nuevo aspecto de la historia de este hombre notable. Es preciso que nos encontremos a solas con Dios para que lleguemos a un conocimiento justo de nosotros mismos y de nuestros caminos. Para conocer el valor de la naturaleza humana y de sus procedimientos, es preciso que les hayamos pesado en la balanza del santuario. Poco importa lo que pensemos de nosotros mismos o lo que los hombres piensen de nosotros. Para hacer que lo sepamos, es preciso que seamos dejados “solos”, lejos del mundo, lejos del «yo», lejos de todos los pensamientos, de todos los raciocinios y de todas las emociones de la naturaleza humana, solos con Dios. Dios lucha con Jacob “Se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón”. La Escritura no nos dice —lo que es algo digno de notar— que Jacob luchó con un varón, sino que un varón luchó con Jacob. Esto se ha presentado frecuentemente como ejemplo de la energía con que oraba Jacob. Decir que yo lucho con un hombre o que un hombre lucha conmigo, son dos ideas muy diferentes. Si soy yo quien lucha con otro, ello indica que quiero conseguir algo de él; si otro, al contrario, lucha conmigo, será porque quiere conseguir algo de mí. Dios luchó con Jacob para hacerle comprender que no era más que una débil y miserable criatura. Luego, viendo que Jacob sostenía la lucha contra él con tanta tenacidad, “tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo” (v. 25). Es preciso que se escriba la sentencia de muerte sobre la carne. Es preciso que nos hayamos apropiado el significado de la cruz de Cristo, antes de poder andar con Dios con firmeza y dicha. Hasta aquí hemos acompañado a Jacob a través de todas sus tortuosidades y de todos los procederes propios de su carácter extraordinario. Le hemos visto hacer planes y arreglos durante los veinte años de su vida en casa de Labán, pero hasta “quedar solo” no adquirió la idea justa de lo impotente y flaco que era cuando quedaba librado a sí mismo. Entonces, atacado el baluarte de su fuerza, aprendió a decir, rendido: “No te dejaré” (v. 26). Continuará...

jueves, 30 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Isaías 12

Ministerio cristiano : Manantial de Vida, Audiolibro: Simón Pedro, su vi...

GÉNESIS PARTE 233

DIOS SE SIRVE DE LAS CIRCUNSTANCIAS PARA DISCIPLINAR A JACOB Un plan humano para apaciguar a Esaú Aun cuando Jacob había pedido que Dios le librara de su hermano Esaú, es evidente que no tenía confianza en Su intervención, pues procura apaciguar a Esaú mediante un regalo. Su confianza descansa en este regalo y no en Dios solo. “Engañoso es el corazón más que todas las cosas” (Jeremías 17:9). A menudo es difícil descubrir cuál es el verdadero fundamento de nuestra confianza. Creemos que nos apoyamos en Dios —o querríamos persuadimos de ello— cuando de hecho hemos colocado nuestra confianza en algún arreglo de nuestra propia invención. El que oyese a Jacob pedir a Dios: “Líbrame ahora de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le temo; no venga acaso y me hiera la madre con los hijos”, podría imaginarse que añadiría: “¿Apaciguaré su ira con el presente?” (v. 20). ¿Ya había olvidado su oración? ¿Hizo un dios de su presente? ¿Puso más confianza en sus animales que en Jehová, en cuyas manos acababa de confiar su suerte? Estas preguntas nacen naturalmente de todo lo que aquí se nos cuenta de Jacob, y podemos leer la respuesta a ellas en el espejo de nuestro propio corazón. Este corazón nos enseña tan bien como la historia de Jacob nuestra disposición a apoyamos más bien en las combinaciones de nuestra propia sabiduría que en Dios; pero así a nada bueno llegamos. Con frecuencia nos sentimos demasiado contentos de nosotros mismos después de haber orado acerca de nuestros planes o del uso de todos los medios permitidos y haberle pedido a Dios que les bendijera. Pero en tales casos nuestras oraciones no valen nada más que nuestros planes, ya que descansamos en éstos más que en Dios. Es preciso que de hecho seamos llevados al total fracaso de todo lo que sea el producto del «yo», antes de que Dios se pueda manifestar. Y para que abandonemos nuestros planes, es necesario que crucifiquemos el «yo». Es absolutamente necesario que reconozcamos que “toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo” (Isaías 40:6). Continuará...

miércoles, 29 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Isaías 11

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GÉNESIS PARTE 232

DIOS SE SIRVE DE LAS CIRCUNSTANCIAS PARA DISCIPLINAR A JACOB La mala conciencia de Jacob “Les mandó diciendo: Así diréis a mi señor Esaú: Así dice tu siervo Jacob: Con Labán he morado, y me he detenido hasta ahora” (v. 4). Todo esto revela a una alma alejada de su centro en Dios. “ señor” y “tu siervo” no es el modo de hablar de un hermano a otro, ni el de una persona cualquiera que conserve el sentimiento de la dignidad que otorga la presencia de Dios. Es éste el lenguaje de Jacob, y de un Jacob con mala conciencia. “Y los mensajeros volvieron a Jacob, diciendo: Vinimos a tu hermano Esaú, y él también viene a recibirte, y cuatrocientos hombres con él. Entonces Jacob tuvo gran temor” (v. 6-7). Y ¿qué quiere hacer ahora? ¿Abandonarse en los brazos de Dios? No. Empieza a hacer planes. “Distribuyó el pueblo que tenía consigo, y las ovejas y las vacas y los camellos en dos campamentos. Y dijo Jacob: Si viniere Esaú contra un campamento y lo ataca, el otro campamento escapará” (v. 8). El primer pensamiento de Jacob consiste siempre en algún plan, y de esta manera no es más que un verdadero ejemplo del pobre corazón humano. Es verdad que después de haber hecho su plan se vuelve a Jehová pidiendo auxilio, pero, apenas ha cesado de pedir, vuelve a sus cálculos. Pero orar y hacer planes son dos cosas distintas que no van juntas. Cuando trazo mis planes, descanso más o menos en ellos; cuando oro a Dios debo descansar exclusivamente en Dios. De modo que las dos cosas sean perfectamente incompatibles. Cuando mi vista es absorbida por mis propias operaciones no estoy presto a ver cómo Dios interviene en pro de mi causa. Entonces la oración no es la expresión de la necesidad en que me hallo, sino el ciego cumplimiento de algo que yo creo que debe hacerse, o tal vez la demanda a Dios para que santifique mis propios designios. Pero Dios no quiere que yo le pida que santifique y bendiga mis planes y mis medios sino que remita-todo entre sus manos para que intervenga en mi favor. Continuará...

martes, 28 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Isaías 10

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GÉNESIS PARTE 231

GÉNESIS DIOS SE SIRVE DE LAS CIRCUNSTANCIAS PARA DISCIPLINAR A JACOB El conocimiento del Dios de gracia Dios no dice que no hay iniquidad en Jacob ni perversidad en Israel. Tal afirmación no sería verdad, ni daría al corazón la seguridad que Dios se propone comunicar. Decirle a un pobre pecador que no hay pecado en él, no le dará seguridad ninguna, pues sabe demasiado bien que hay pecado en él. Pero si Dios le dice que no ve pecado en él, a cáusa del sacrificio perfecto de Cristo, la paz se apodera infaliblemente de su corazón y de su conciencia. Si Dios hubiese tomado en sus manos a Esaú, no habríamos visto desplegarse tan claramente la gracia, porque Esaú no se nos presenta bajo un aspecto tan desfavorable como Jacob. Cuanto más baja es la opinión que el hombre tiene de sí mismo, tanto más se eleva y magnifica la gracia. A medida que en mi apreciación mi deuda aumente de cincuenta a quinientos denarios, en igual proporción se elevará mi aprecio de la gracia, como asimismo el del amor que, cuando no tuvimos con qué pagar, nos perdonó nuestra deuda (Lucas 7:42). Con razón, pues, dice el apóstol: “Buena cosa es afirmar el corazón con la gracia, no en viandas, que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellas” (Hebreos 13:9). PLANES DE JACOB A PROPÓSITO DE ESAÚ La mala conciencia de Jacob Jacob “siguió su camino, y le salieron al encuentro ángeles de Dios” (v. 1). A pesar de todo, la gracia de Dios acompañaba a Jacob. Nada es capaz de cambiar el amor de Dios, pues ama con amor invariable. A quien ama, le ama hasta el fin: como Él mismo su amor es “el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8). Pero igualmente podemos apreciar, por lo que este capítulo nos cuenta acerca de Jacob, cuán poco resultado produjo en él el “campamento de Dios” (v. 2). “Y envió Jacob mensajeros delante de sí a Esaú su hermano, a la tierra de Seir, campo de Edom” (v. 3). Evidentemente, Jacob siente remordimientos al pensar en su encuentro con Esaú, y tenía razón para ello. Había obrado muy mal para con él, y su conciencia no le deja tranquilo. Pero, en lugar de echarse en los brazos de Dios sin reserva, recurre de nuevo a sus medios acostumbrados para prevenir la ira de Esaú. Procura congraciarse con Esaú en vez de apoyarse en Dios. Continuará...

lunes, 27 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Isaías 9

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GÉNESIS PARTE 230

DIOS SE SIRVE DE LAS CIRCUNSTANCIAS PARA DISCIPLINAR A JACOB El conocimiento del Dios de gracia De ahí que, siguiendo y observando el carácter de Jacob de período en período de su historia extraordinaria, podamos contemplar las maravillas de la gracia de Dios. Nadie sino Dios habría podido soportar a una persona como Jacob, y nadie sino Dios podría haberse interesado por él. La gracia divina nos busca en el estado más deplorable. Toma al hombre tal cual es, y obra con él sabiendo perfectamente lo que él es. Es sumamente importante comprender bien, desde el principio, este carácter de la gracia, para poder soportar con corazón firme los consiguientes descubrimientos que hagamos acerca de nuestra propia miseria, descubrimientos que tan a menudo quebrantan la confianza y estorban la paz de los hijos de Dios. Muchos no comprenden desde el principio la ruina completa de su naturaleza, tal como se manifiesta a la luz de la presencia de Dios, aunque sus corazones hayan sido realmente atraídos por la gracia y sus conciencias hayan sido tranquilizadas algún tanto por la aplicación de la sangre de Cristo. De ello resulta que, a medida que adelantan en la vida cristiana y hacen descubrimientos más profundos del mal que está en ellos, al faltarles este conocimiento de la gracia del Señor y del valor de la sangre de Cristo, empiezan a dudar de que sean realmente hijos de Dios. Así comienzan a recurrir a las ceremonias para mantener en pie su piedad o recaen por completo en su anterior estado mundano. Tal es la mala suerte de los que no tienen el corazón afirmado en la gracia (Hebreos 13:9). Este mismo hecho presta al estudio de la historia de Jacob un interés profundo y una gran utilidad. Nadie podrá leer los tres capítulos que meditamos sin sentirse admirado por la gracia maravillosa que pudo interesarse en un ser como Jacob y que, además, pudo decir, después de haber descubierto todo lo que había en él: “No ha notado iniquidad en Jacob, ni ha visto perversidad en Israel” (Números 23:21). Continuará...

domingo, 26 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Isaías 8

Ministerio cristiano : Manantial de Vida, Audiolibro: El tiempo presente...

GÉNESIS PARTE 229

DIOS SE SIRVE DE LAS CIRCUNSTANCIAS PARA DISCIPLINAR A JACOB En Harán se manifiesta el corazón del hombre De modo que, si bien la Palabra de Dios establece claramente la elección, también rechaza cuidadosamente la reprobación. Al verse en el cielo, cada uno de los bienaventurados habrá de dar gracias de ello a Dios solo, y todo aquel que se halle en el infierno sólo a sí mismo podrá culparse de ello. haber imaginado que la visión no revelaría a Jacob lo que es la gracia? Pero la revelación de Dios en Bet-el es muy diferente de la conducta de Jacob en Harán. Ésta, sin embargo, no es otra cosa que el resultado de la comprensión que tuvo de esa revelación. El carácter y la conducta de un hombre son la verdadera medida de la experiencia y de la convicción de su alma, cualquiera que fuese su profesión. Jacob no había llegado todavía a conocerse tal cual era delante de Dios, y, por consiguiente, ignoraba lo que en realidad era la gracia. Y dio pruebas de su ignorancia midiéndose con Labán y adoptando sus máximas y modos de proceder. El conocimiento de sí mismo No podemos menos de quedar admirados del hecho de que la providencia de Dios se haya valido de la incapacidad de Jacob, en cuanto a conocer y juzgar ante Él su carácter innato y carnal, a fin de llevarle a un lugar particularmente propio para que se manifestara plenamente ese carácter en sus rasgos más salientes. Fue conducido a Harán, al país de Labán y de Rebeca, a la misma escuela de donde habían salido los principios que tan hábilmente puso en práctica, y donde éstos se enseñaban, aplicaban y mantenían. Para saber lo que Dios era, fue necesario ir a Bet-el. Para saber lo que era el hombre, fue necesario ir a Harán. Luego, no habiendo podido captar Jacob la revelación que Dios había hecho de sí mismo en Bet-el, tuvo que ir a Harán para que fuera manifiesto lo que era. Allí ¡ay, qué esfuerzos para tener éxito, qué subterfugios, qué artimañas, qué astucia! Nada de confianza piadosa y gloriosa en Dios, nada de sencillez ni paciencia de fe. Dios estaba con Jacob, es verdad, porque nada podía impedir que se manifestara su gracia. Además, Jacob en algo reconocía la presencia y fidelidad de Dios; no obstante, nada podía hacer sin planes ni proyectos propios. No pudo dejar a Dios el cuidado de decidir por él respecto a sus mujeres y sus prendas. Procuraba arreglarlo todo por medio de su astucia y sus artificios. En una palabra, desde el principio hasta el fin Jacob era el suplantador ¿Dónde se halla un ejemplo de astucia más consumada que la que nos cuenta el capítulo 30:37-42? Aquí tenemos un perfecto retrato de Jacob. En lugar de dejar que Dios multiplicara “los borregos listados, pintados y salpicados de diversos colores”. Continuará...

sábado, 25 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Isaías 7

Ministerio cristiano : Manantial de Vida, Audiolibro: El tiempo presente...

GÉNESIS PARTE 228

DIOS SE SIRVE DE LAS CIRCUNSTANCIAS PARA DISCIPLINAR A JACOB En Harán se manifiesta el corazón del hombre En cuanto a Jacob, toda su pena, toda su tribulación, al igual que su miserable negocio, como se demuestra en los tres capítulos que estamos considerando, son sólo resultado de su ignorancia de la gracia y de su incapacidad para confiarse implícitamente a la promesa de Dios. El que, después de haber recibido de Dios la promesa sin reserva de que se le daría la tierra de Canaán por heredad, podía decir: Si Dios “me diere pan para comer, y vestido para vestir” (28:20), debía de tener una pobre idea de Dios y de lo que era su promesa. Por eso es natural que le veamos esforzarse en hacer sus propios negocios del modo más ventajoso para sí mismo. Siempre sucede así cuando no se comprende lo que es la gracia. La profesión que podemos hacer de los principios de la gracia no constituye la medida de la experiencia que tenemos del poder de la gracia. ¿Quién podría?. Todo hombre espiritual advertirá, no sin profundo interés, con qué cuidado el Espíritu de Dios, en Romanos 9 y en otras partes de la Escritura, nos pone en guardia contra la horrible inducción que el espíritu humano ha extraído a menudo de la doctrina de la elección de Dios. Cuando Él habla de los “vasos de ira”, se limita a decir que ellos estaban o están “preparados para destrucción”. No dice que sea Dios quien los haya preparado. En cambio, cuando alude a los “vasos de misericordia” dice: “que él preparó de antemano para gloria”. Esta diferencia es muy notable. Si el lector lee Mateo 25:34-41, encontrará otro ejemplo igualmente llamativo y hermoso de la misma doctrina. Cuando el Rey se dirige a los de su derecha, dice: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (v. 34). Pero, cuando habla a los que están a su izquierda, dice: “Apartaos de mí, malditos”. No dice: «Malditos por mi Padre». Luego agrega: “al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (v. 41) y no «para vosotros». En una palabra, pues, es evidente que Dios ha “preparado” un reino de gloria y “vasos de misericordia” para heredar ese reino, pero no ha preparado el “fuego eterno” para los hombres, sino para “el diablo y sus ángeles”; y que él no ha preparado los “vasos de ira”, sino que ellos mismos se han hecho. Continuará...

viernes, 24 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Isaías 6

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GÉNESIS PARTE 227

DIOS SE SIRVE DE LAS CIRCUNSTANCIAS PARA DISCIPLINAR A JACOB Dos negociantes No obstante, vale la pena hacer notar cómo entra en la atmósfera tan perfectamente adaptada a su constitución moral. El negociante Jacob se encuentra con el negociante Labán, y se les ve haciéndose mutuos ataques de astucia, procurando engañarse el uno al otro. En cuanto a Labán, esto no nos debe sorprender, porque no había estado en Bet-el; no había visto el cielo abierto ni la escalera que llegaba desde la tierra al cielo; no había oído las promesas gloriosas de la boca de Jehová, asegurándole la posesión de la tierra de Canaán y una posteridad sin número. Labán, cual hombre del mundo, no tenía más recursos que el espíritu bajo y codicioso, y de él hace uso. ¿Cómo se sacará lo puro de lo impuro? Pero no hay cosa más humillante que ver a Jacob, después de todo lo que había visto y oído en Bet-el, luchando con un hombre mundano y esforzándose en multiplicar bienes por medios tales como los que emplea. ¡Ay! No es cosa rara ver cómo los hijos de Dios se olvidan de su alto destino y de su herencia celeste hasta el punto de descender a la arena con los hijos del mundo para luchar con ellos por las riquezas y honores de una tierra herida por la maldición y el pecado. Tanto es así que, en el caso de gran número de personas, es difícil descubrir rastro del principio mencionado por Juan: el “nacido de Dios vence al mundo” (1 Juan 5:4). Si se considerara y se juzgara a Jacob y a Labán según los principios de la naturaleza, sería difícil descubrir la menor diferencia entre ambos. Es preciso colocarse detrás de la escena y entrar en los pensamientos de Dios en cuanto a cada uno de ellos para ver en qué grado se diferencian el uno del otro. Pero fue Dios quien puso diferencia entre ellos y no Jacob; y lo propio sucede hoy día. Aun cuando sea difícil descubrirlo, existe una diferencia enorme entre los hijos de luz y los hijos de las tinieblas; una diferencia que se funda en el solemne hecho de que los primeros son “vasos de misericordia que él preparó de antemano para su gloria”, mientras que los últimos son “vasos de ira preparados” —no por Dios, sino por el pecado— “para destrucción” (Romanos 9:22, 23). Los Jacob y los Labán han diferido y diferirán siempre, aunque los primeros dejen de manifestar su verdadero carácter y dignidad. Continuará..

jueves, 23 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Isaías 5

Ministerio cristiano : Manantial de Vida, Audiolibro: El tiempo presente...

GÉNESIS PARTE 226

DIOS SE SIRVE DE LAS CIRCUNSTANCIAS PARA DISCIPLINAR A JACOB Jacob no entiende la enseñanza de Bet-el Siguió luego Jacob su camino, y fue a la tierra de los orientales” (29:1). Como acabamos de ver en el capítulo anterior, Jacob no podía entender el verdadero carácter de Dios y recibió la abundancia de gracia de Bet-el con un “si”, seguido de una miserable proposición respecto a pan y vestido; y ahora nos es preciso seguirle en una sucesión no interrumpida de negociaciones. “Lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6:7). Es imposible evitar esta consecuencia. Jacob no se había humillado debidamente ante Dios; es preciso, pues, que Dios se valga de las circunstancias para castigarle y humillarle. En eso está el secreto de muchas de nuestras penas y pruebas en el mundo. Nuestros corazones no han sido realmente quebrantados delante de Dios, no nos hemos juzgado de verdad, nunca nos hemos despojado de nosotros mismos. Y de ahí que siempre seamos de nuevo como la gente que procura horadar la pared con la cabeza. Nadie, en realidad, puede gozarse en Dios antes de haber acabado con el «yo», por la sencilla razón de que Dios comienza a manifestarse precisamente allí donde la carne termina. Si, pues, no he terminado con la carne, mediante una profunda y positiva experiencia, es moralmente imposible que tenga una idea siquiera algo exacta del carácter de Dios. Pero es necesario que, de una manera u otra, aprenda yo a conocer lo que vale mi naturaleza. Para llevarme a este conocimiento, el Señor emplea diferentes medios que, cualesquiera sean, no son eficaces sino en la medida en que él mismo los emplee para revelar a mis ojos el verdadero carácter de todo cuanto hay en mi corazón. ¡Cuántas veces sucede que, como en el caso de Jacob, el Señor se nos acerca y nos habla al oído sin que distingamos su voz y sin que sepamos ocupar el puesto que nos corresponde en su presencia. “Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía... ¡Cuán terrible es este lugar!” (28:16-17). De todo esto Jacob no aprendió nada, de suerte que hubo de sufrir veinte años de disciplina en dina escuela, los que tampoco bastaron para domarle. Continuará...

miércoles, 22 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Isaías 4

Ministerio cristiano : Manantial de Vida, Audiolibro: El tiempo presente...

GÉNESIS PARTE 225

JACOB HUYE A HARÁN El temor y el voto de Jacob Cuando el corazón está firme en el conocimiento de Dios, se ama la casa de Dios, sea cual fuese su naturaleza exterior: Bet-el, el templo de Jerusalén o la Iglesia ahora formada por los creyentes verdaderos “juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu” (Efesios 2:22). Sea como fuere, el conocimiento que Jacob tenía de Dios y de su casa era muy limitado en esta época de su historia; y tenemos de ello nueva prueba en el negocio que quería hacer con Dios, según los últimos versículos del capítulo 28. “E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer, y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti”. Dijo Jacob: “Si fuere Dios conmigo”, cuando Dios acababa de decirle: “Yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres y volveré a traerte a esta tierra” (v. 15). A pesar de este testimonio claro, el pobre corazón de Jacob es incapaz de elevarse sobre un “si”, o de tener de Dios pensamientos más elevados que los que atañen al “pan para comer” y al “vestido para vestir”. Tales eran los pensamientos de un hombre que acababa de ver la visión magnífica de la escalera sobre la cual estaba Jehová prometiéndole una posteridad innumerable y una herencia eterna. Evidentemente, Jacob era incapaz de entrar en la realidad y plenitud de los pensamientos de Dios. Medía a Dios con su medida, engañándose así completamente en la idea que se hacía de Dios. En una palabra, Jacob no había acabado consigo mismo todavía y, por consiguiente, no había empezado con Dios. Continuará...

martes, 21 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Isaías 3

Ministerio cristiano : Manantial de Vida, Audiolibro: El tiempo presente...

GÉNESIS PARTE 224

JACOB HUYE A HARÁN El temor y el voto de Jacob La revelación que Jehová hace de sí mismo es una cosa, entender y acatar esta revelación es otra. Jehová se revela a Jacob en su gracia infinita; pero apenas Jacob se despierta del sueño le vemos manifestar su propio carácter, mostrando cuán poco conoce prácticamente al Dios bendito que acaba de revelársele de un modo tan maravilloso. “Y tuvo miedo, y dijo: ¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo” (v. 17). Jacob no estaba tranquilo en la presencia de Dios; porque sólo cuando el corazón está del todo quebrantado y el hombre está despojado de sí mismo, puede estar tranquilo en Su presencia. Dios se agrada del corazón quebrantado, ¡alabado sea su nombre! y el corazón quebrantado se halla dichoso en su presencia. Pero el corazón de Jacob no se hallaba todavía en esa condición. Y Jacob no había aprendido todavía a descansar cual criatura pequeña sobre el amor perfecto del que pudo decir: Yo “amé a Jacob” (Malaquías 1:2, Romanos 9:13). “El perfecto amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:18). Donde este amor no se conoce ni se lo realiza plenamente, siempre hay dificultad e inquietud, y no puede ser de otro modo. La casa de Dios y la presencia divina no inspiran espanto en el alma que conoce el amor de Dios, tal cual éste se halla manifestado en el sacrificio de Cristo. Más bien dice esta alma: “Jehová, la habitación de tu casa he amado, y el lugar de la morada de tu gloria” (Salmo 26:8). “Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo” (Salmo 27:4). Y también: “¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos! Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová” (Salmo 84:1,2). Continuará...

lunes, 20 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Isaías capítulo 2

Ministerio cristiano : Manantial de Vida, Audiolibro: El tiempo presente...

GÉNESIS PARTE 223

JACOB HUYE A HARÁN Manifestación de la gracia de Dios para con Israel La revelación del Señor al siervo al que escogió, recuerda o anuncia sencillamente a Jacob lo que el mismo Jehová todavía llevaría a cabo: Yo soy Jehová... Yo te daré la tierra... Yo te guardaré... Yo te traeré... Yo no te dejaré... hasta tanto que yo haya hecho lo que yo te he dicho (v. 13-15). Todo viene de Dios, sin condición alguna. Como es la gracia la que obra, no hay ni puede haber ni “si” ni “pero”. La gracia no reina donde hay si; no porque Dios no pueda colocar al hombre en una posición de responsabilidad en la cual es preciso que se dirija a él con un “si”, sino que Jacob, quien duerme teniendo una piedra por almohada, lejos de hallarse en una posición de responsabilidad se halla, al contrario, en la desnudez y la debilidad más completa. Por tal razón, se encontraba precisamente en la posición en la que podía recibir una revelación de la gracia más completa, más rica e incondicional. No podemos menos que apreciar la dicha infinita que significa para nosotros estar en una posición tal que no tenemos nada en que apoyamos fuera de Dios mismo, y en la que, además, toda verdadera bendición y toda dicha positiva descansan para nosotros en los derechos soberanos de Dios y en su fidelidad a su propia naturaleza. Según este principio, sería para nosotros una pérdida irreparable tener algo de lo nuestro en que apoyamos, toda vez que, en tal caso, nuestra relación con Dios descansaría sobre la base de la responsabilidad, y todo estaría perdido sin remedio para nosotros. Jacob era tan malo que sólo Dios bastaba para lo que su estado exigía. Y tengamos presente que Jacob se hundió en tanta calamidad y pena por no reconocer constantemente esta verdad. Continuará...

domingo, 19 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Isaías 1

Ministerio cristiano : Manantial de Vida, Audiolibro: El tiempo presente...

GÉNESIS PARTE 222

JACOB HUYE A HARÁN Los amargos frutos Dios ha provisto todo lo necesario para el cumplimiento de sus planes, a pesar de la locura y el pecado del hombre, y es motivo de gozo eterno para toda alma poder verse, por la enseñanza del Espíritu, contenida en los límites de los designios de la gracia de Dios. El profeta Oseas nos transporta a los tiempos en que tendrán cumplimiento las cosas representadas por la escalera de Jacob. “En aquel tiempo haré para ti pacto con las bestias del campo, con las aves del cielo y con las serpientes de la tierra; y quitaré de la tierra arco y espada y guerra, y te haré dormir segura. Y te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia. Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová. En aquel tiempo responderé, dice Jehová, yo responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra. Y la tierra responderá al trigo, al vino y al aceite, y ellos responderán a Jezreel. Y la sembraré para mí en la tierra, y tendré misericordia de Lo-ruhama; y diré a Lo-ammi: Tú eres pueblo mío, y él dirá: Dios mío” (Oseas 2:18-23). Las palabras del Señor mismo (Juan 1:51) se refieren a la visión de Jacob: “De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre”. Manifestación de la gracia de Dios para con Israel Esta visión de Jacob es una revelación maravillosa de la gracia de Dios para con Israel. Hemos visto ya cuál era el verdadero carácter y el estado real de Jacob, los cuales prueban hasta la evidencia que todo en su caso debía ser gracia si había de ser bendecido. Ni su carácter ni su nacimiento le daban derecho alguno a lo que fuese. Esaú, en virtud de su nacimiento y su carácter, habría podido pretender algo, a condición, sin embargo, de que se pusiera a un lado el soberano derecho de Dios; pero Jacob no tenía derecho a nada absolutamente. De manera que, si bien Esaú sólo podía reivindicar sus derechos a expensas de la soberanía de Dios, Jacob no podía tener más que los que le concediera esta misma soberanía; y, pecador como era, no podía descansar sobre otra cosa que sobre la soberana y pura gracia de Dios. Continuará...

sábado, 18 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Eclesiastés 12

Ministerio cristiano : Manantial de Vida, Audiolibro: El tiempo presente...

GÉNESIS PARTE 221

JACOB HUYE A HARÁN Los amargos frutos “Salió, pues, Jacob de Beerseba, y fue a Harán. Y llegó a un cierto lugar y durmió allí, porque ya el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar” (v. 10-11). Aquí se halla el fugitivo y errante Jacob precisamente en la debida condición para que Dios pueda encontrarse con él y desplegar ante su vista sus consejos de gracia y su gloria. Nada expresa mejor la nulidad e impotencia del hombre que la condición a que se ve reducido Jacob aquí: en la inercia del sueño bajo la bóveda del cielo, con una piedra por almohada. “Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella. Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente. He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho” (v. 12-15). Vemos cómo el Dios de Bet-el revela a Jacob sus planes respecto a él mismo y a su posteridad. Esto, en realidad, es “gracia y gloria” (Salmo 84:11). Esta escalera apoyada en la tierra lleva naturalmente al corazón a meditar sobre la manifestación de la gracia en la obra y la persona del Hijo de Dios. Sobre la tierra se cumplió la maravillosa obra que constituye la base, el fundamento sólido y eterno de todos los consejos en orden a Israel, a la Iglesia y al mundo. En la tierra vivió, trabajó y murió Jesús para quitar por su muerte todo lo que obstaculizaba el cumplimiento de los designios de Dios para la bendición del hombre. Pero el extremo de la escalera “tocaba en el cielo”. Ésta formaba el medio de comunicación entre el cielo y la tierra, y “he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella”, hermoso y sorprendente símbolo de Aquel por el cual Dios descendió hasta lo más profundo de la miseria del hombre y por el cual también elevó al hombre y le estableció en su presencia para siempre por el poder de la justicia divina. Continuará...

viernes, 17 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Eclesiastés 11

Ministerio cristiano : Manantial de Vida, Audiolibro: El tiempo presente...

GÉNESIS PARTE 220

JACOB HUYE A HARÁN Los amargos frutos Pero justamente en este punto se manifiesta la excesiva flaqueza de nuestro corazón. En lugar de permanecer pasivos bajo la mano de Dios, queremos obrar por nosotros mismos; y, al hacerlo, impedimos que Dios despliegue su gracia y su poder a nuestro favor. “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios” (Salmo 46:10) es un precepto que nadie podrá obedecer sino mediante la gracia divina. “Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”. Y ¿cuál será el resultado de esto? “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:5-7). De todos modos, mientras recogemos el fruto de nuestros propios caminos, de nuestra impaciencia y de nuestra incredulidad, Dios, en su gracia, se sirve de nuestra flaqueza y de nuestra locura para hacemos comprender mejor su gracia tierna y su sabiduría perfecta. Esto, sin autorizar en lo más mínimo la incredulidad y la impaciencia, hace resaltar de un modo admirable la bondad de nuestro Dios y regocija nuestro corazón incluso en los momentos en que pasamos por las circunstancias más penosas debidas a nuestros extravíos. Dios está sobre todo; además, es su prerrogativa exclusiva hacer salir bien del mal: “Del devorador salió comida, y del fuerte salió dulzura” (Jueces 14:14). Por eso, si bien es completamente cierto que Jacob fue obligado a vivir en el destierro como resultado de su impaciencia y superchería, no es menos cierto que, si se hubiese quedado tranquilo en el hogar paterno, nunca habría llegado a comprender el significado de “Bet-el”. Los dos lados del cuadro están bien definidos en cada una de las escenas de la biografía de Jacob. Cuando su propia locura le había echado de la casa paterna, pudo disfrutar algo de la felicidad y de la solemnidad de la casa de Dios. Bet-el Continuará...

jueves, 16 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Eclesiastés 10

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GÉNESIS PARTE 219

ISAAC A LAS PUERTAS DE LA ETERNIDAD Rebeca y Jacob: falta de dependencia y de confianza en Dios Tremendas consecuencias c) para Esaú Finalmente, en cuanto a Esaú, el apóstol le llama un “profano... que por una sola comida vendió su primogenitura” (Hebreos 12:16) y que más tarde, “deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas” (v. 17). De esto aprendemos que un “profano” es persona que a la vez quiere poseer el cielo y la tierra y disfrutar del presente sin perder el derecho al porvenir. Todo mundano que profesa ser cristiano, cuya conciencia nunca ha experimentado los efectos de la verdad y cuyo corazón siempre ha quedado extraño a la influencia de la gracia, se halla en este caso, y el número de ellos es grande. JACOB HUYE A HARÁN Los amargos frutos Ahora acompañaremos a Jacob lejos de la casa paterna, donde vaga solitario y sin asilo en la tierra. Dios empieza aquí a ocuparse de él de un modo especial, y Jacob empieza a recoger en cierta medida el amargo fruto de su conducta con Esaú. Al mismo tiempo, vemos a Dios pasar por alto toda la flaqueza y la locura de su siervo y desplegar su gracia y su sabiduría infinitas en sus caminos para con él. Dios cumplirá sus designios por cualquier medio, pero si el hijo de Dios, en su impaciencia e incredulidad, quiere sustraerse al gobierno de su Amo, no puede esperar otra cosa que pasar por experiencias dolorosas y sufrir saludable castigo. Eso le sucedió a Jacob: no habría tenido necesidad de huir a Harán si le hubiese dejado a Dios el cuidado de obrar a su favor. Dios ciertamente se habría encargado de Esaú, haciéndole ocupar el debido lugar e induciéndolo a aceptar la porción que se le había destinado, de manera que Jacob pudiera gozar de la dulce paz que sólo se halla en la completa sumisión a Dios y a sus designios en todas las cosas. Continuará...

miércoles, 15 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Eclesiastés 9

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GÉNESIS PARTE 218

ISAAC A LAS PUERTAS DE LA ETERNIDAD Rebeca y Jacob: falta de dependencia y de confianza en Dios Tremendas consecuencias Sólo haré aquí una observación sobre Isaac, Rebeca y Esaú. Es muy interesante notar, en el principio de este capítulo, cómo Isaac, a pesar de la excesiva flaqueza de su carne, conserva, por la fe, la dignidad de la cual Dios le había revestido. Pronuncia la bendición con todo el sentimiento del poder que se le ha conferido para bendecir, diciendo: “Yo le bendije, y será bendito... He aquí yo le he puesto por señor tuyo, y le he dado por siervos a todos sus hermanos; de trigo y de vino le he provisto; ¿qué, pues, te haré a ti ahora, hijo mío?” (27:33-37). Habla como un hombre que por la fe tiene todos los tesoros de la tierra a su disposición. En él no hay falsa humildad. No desciende del elevado puesto que ocupa a causa de las manifestaciones de la naturaleza. Está a punto de cometer una deplorable equivocación y obrar en oposición directa al consejo de Dios, es verdad; pero, de todos modos, conoce a Dios y ocupa el lugar que en consecuencia le pertenece, dispensando las bendiciones con toda la dignidad y la energía de la fe: “Yo le bendije, y será bendito... de trigo y de vino le he provisto”. Es propio de la fe elevamos por encima de todas nuestras faltas y sus consecuencias para hacemos ocupar el puesto que la gracia de Dios nos ha confiado. b) para Rebeca En cuanto a Rebeca, tuvo también que sufrir los tristes resultados de sus artificios. Sin duda se imaginaba llevar todas las cosas con mucha destreza, pero ¡ay! no volvió a ver más a Jacob. ¡Cuán diferente habría sido el resultado si todo lo hubiese confiado al Señor! “¿Quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo?” (Lucas 12:25). Nada ganamos inquietándonos y haciendo planes y proyectos humanos: con ello sólo excluimos a Dios, lo que por cierto no es ganancia. Y al recoger los frutos de nuestros propios consejos, no hay nada más triste que ver cómo un hijo de Dios se olvida de su condición y de sus privilegios hasta el punto de tomar en sus propias manos la dirección de sus asuntos. Las “aves del cielo” y “los lirios del campo” (Mateo 6:25-34) nos pueden enseñar si olvidamos hasta tal punto nuestra posición de dependencia absoluta respecto de Dios. Continuará...

martes, 14 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Eclesiastés 8

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GÉNESIS PARTE 217

ISAAC A LAS PUERTAS DE LA ETERNIDAD Rebeca y Jacob: falta de dependencia y de confianza en Dios Tremendas consecuencias a)para Jacob Pero, cuando queremos sustraer de Dios nuestras personas, nuestras circunstancias o nuestro destino, sólo acumulamos para nosotros penas y dolores. A través de lo que sigue, veremos cómo esto le sucedió a Jacob. Alguien ha observado que «si se considera la vida de Jacob después de haber conseguido por engaño la bendición de su padre, se verá que desde entonces le quedó muy poca felicidad en este mundo. Su hermano concibió el proyecto de matarle y así le obligó a huir de la casa paterna; Labán, su tío, le engañó como él había engañado a su padre, tratándole de un modo muy duro; Cuando pasemos por la prueba, nunca olvidemos que lo que necesitamos no es ver cambiadas nuestras circunstancias, sino lograr la victoria sobre nosotros mismos, después de veinte años de servidumbre, hubo de abandonar clandestinamente a su tío, no sin correr el riesgo de verse devuelto al punto de partida o de ser asesinado por su irritado hermano; apenas librado de sus temores, la conducta deshonesta y criminal de su hijo Rubén le llena de amargura, después de lo cual tiene que deplorar la traición y la crueldad de Simeón y de Leví contra los habitantes de Siquem y la muerte de su amada esposa; luego le engañan sus propios hijos, teniendo que llevar duelo por la supuesta muerte de José y finalmente, para colmo de las miserias, el hambre le obliga a bajar a Egipto, donde muere en tierra extranjera. Tales son los caminos de la providencia, siempre justos, maravillosos y llenos de enseñanzas». Tal fue Jacob. Pero esto no es más que un lado de su vida, el lado sombrío. Hay otro, ¡bendito sea Dios por el mismo! pues Dios contaba con Jacob para Sus designios; y, como lo veremos, en cada uno de los acontecimientos de la vida del patriarca, en los cuales hubo de recoger los frutos de sus propios cálculos y falsedades, el Dios de Jacob sacó bien del mal e hizo sobreabundar su gracia más que el pecado y la locura de su pobre siervo. Veremos esto a medida que prosigamos con su historia. Continuará...

lunes, 13 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Eclesiastés 7

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GÉNESIS PARTE 216

ISAAC A LAS PUERTAS DE LA ETERNIDAD Rebeca y Jacob: falta de dependencia y de confianza en Dios ¡Cuán poco conocía Jacob, al principio de su carrera, “ese sentir” bendito! ¡Cuán poco dispuesto se hallaba a remitirse a Dios respecto al tiempo y a los medios! Él prefería conseguir la bendición y la herencia mediante toda clase de astucias y fraudes antes que por la simple dependencia respecto de Dios y la sumisión a ese Dios que por gracia le había elegido para ser heredero de las promesas, y que por su sabiduría y poder ilimitado cumpliría infaliblemente todas las cosas que le había prometido. Mas ¡ay! sabemos demasiado cómo el corazón se rebela contra tal dependencia y sumisión. Prefiere cualquier cosa antes que este estado de paciente espera. El hombre natural, que no tuviera recurso en Dios, caería sin falta en la desesperación. Este hecho basta para hacemos comprender el verdadero carácter de la naturaleza humana; y para conocer esta naturaleza no es necesario penetrar en los antros donde reinan libremente el vicio y el crimen. No; basta colocarla un poco en estado de dependencia y pronto se verá cómo se conduce. Como no conoce a Dios, no se puede entregar a él: en esto radica el secreto de su miseria y de su degeneración moral. Desconoce por completo al verdadero Dios y, por consiguiente, no puede ser más que algo miserable e inútil. El conocimiento de Dios es fuente de vida; aun más, es la vida misma, y ¿qué es el hombre o qué puede ser hasta que tenga la vida? Vemos en Rebeca y en Jacob cómo la naturaleza humana saca ventaja de la naturaleza de Isaac y de la de Esaú. El proceder de Rebeca y de Jacob no es otra cosa: no hay en ellos ninguna dependencia de Dios, ninguna clase de confianza en Dios. Era fácil engañar a Isaac, porque sus ojos estaban ofuscados, por lo cual Rebeca y Jacob se propusieron hacerlo en lugar de mirar a Dios, quien podría haber hecho completamente nulo el designio de Isaac de bendecir a quien Dios no quería bendecir, pues ese designio de Isaac tenía su origen en la naturaleza, y en la naturaleza menos amable, porque Isaac amaba a Esaú no por ser el hijo mayor, sino porque le gustaban sus guisados de caza. ¡Cuán humillante es todo eso! Continuará...

domingo, 12 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Eclesiastés 6

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GÉNESIS PARTE 215

ISAAC A LAS PUERTAS DE LA ETERNIDAD El hombre natural y los planes de Dios Ciertamente era designio de Dios fortalecer y sostener a su Hijo; era su propósito que él viniera “a su templo” (Malaquías 3:1); como también que a él le tenía destinados los reinos del mundo; pero ésa era precisamente la razón por la cual el Señor Jesús quería confiarse simple y perseverantemente a Dios para el cumplimiento de tales designios, en el tiempo y de la manera determinados por Dios. No procura el cumplimiento de su propia voluntad, sino que se abandona del todo a Dios. No comerá hasta que Dios le proporcione pan; no entrará en el templo hasta que Dios le envíe; no subirá al trono hasta que Dios lo quiera. “Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies” (Salmo 110:1) Esta completa sujeción del Hijo al Padre es admirable más allá de toda expresión. Aunque perfectamente igual a Dios, toma como hombre la posición de dependencia, hallando siempre su deleite en hacer la voluntad del Padre, dándole gracias aun en los momentos en que las cosas parecen oponérsele, haciendo siempre lo que es agradable al Padre, teniendo siempre e invariablemente por objeto glorificar al Padre. Y cuando finalmente todo lo hubo acabado, cuando hubo terminado perfectamente la obra que el Padre le había encomendado, remitió su espíritu en las manos del Padre, mientras su carne reposaba en espera de la gloria y la elevación prometidas. Muy a propósito resulta, entonces, la exhortación de Pablo: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:5-11). Continuará...

sábado, 11 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Eclesiastés 5

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GÉNESIS PARTE 214

ISAAC A LAS PUERTAS DE LA ETERNIDAD El hombre natural y los planes de Dios Los dos grandes puntos que hace resaltar la historia de Jacob son: por un lado, el designio de Dios que obra merced a la gracia; y por el otro, la naturaleza humana que hace planes y proyectos para conseguir lo que, sin plan ni proyecto, el consejo de Dios infaliblemente habría provisto. Esta observación simplifica singularmente toda la historia del patriarca y aumenta su interés. Quizá no hay gracia que tanto nos falte como esperar con paciencia y depender totalmente de Dios. La naturaleza se agita, ya de un modo, ya de otro, impidiendo así, tanto como le es posible, la manifestación de la gracia y del poder divinos. Dios, para cumplir sus designios, no tenía necesidad de elementos tales como la astucia de Rebeca y el grosero engaño de Jacob. El había dicho: “El mayor servirá al menor” (25:23), y esto bastaba para la fe, pero no para la naturaleza humana, la que, desconociendo lo que es depender de Dios, queda reducida a sus propios medios. El ejemplo del Modelo perfecto De ahí que no haya posición más bendita que la del alma que, con la sencillez de una criatura, vive del todo dependiente de Dios, perfectamente satisfecha de aguardar su tiempo. Tal estado lleva consigo pruebas, es verdad; pero el alma renovada aprende las enseñanzas más profundas y goza de las experiencias más agradables, mientras espera así al Señor. Y cuanto más grande sea la tentación de sustraernos del gobierno de Dios, tanto más abundante será la bendición si sabemos permanecer quietos en esa posición bienaventurada. Es cosa infinitamente agradable depender de él, quien anhela bendecirnos. Sólo los que, en algún grado, hayan gustado la realidad de este maravilloso estado, son capaces de apreciarlo; y el único que del todo y sin interrupción vivía en ese estado, fue el Señor Jesús. El, como hombre, dependía siempre de Dios, rechazando toda oferta del enemigo para salir de ese estado. Su lenguaje era: “En ti he confiado... Sobre ti fui echado desde antes de nacer” (Salmos 16:1,22:10). Y cuando el diablo le tentó y quiso inducirle a usar un medio extraordinario para satisfacer su necesidad de pan, Jesús le contestó: “Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). Cuando Satanás le tentó, proponiéndole que se tirara del pináculo del templo, respondió: “Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios” (v. 7). Cuando el diablo le propuso que recibiera los reinos del mundo de otra mano que de la de Dios y que rindiera homenaje a otro que no era Dios, respondió: “Escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás” (v. 10). En una palabra, nada le podía seducir a él, Hombre perfecto, ni llevarle a sustraerse de la absoluta dependencia respecto de Dios. . Continuará...

viernes, 10 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Eclesiastés 4

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GÉNESIS PARTE 213

ISAAC A LAS PUERTAS DE LA ETERNIDAD El hombre natural y los planes de Dios No nos olvidemos de que el Espíritu Santo, al presentar a nuestra vista, merced a la fidelidad de su amor, todos los rasgos del carácter humano, simplemente tiene por objeto enaltecer las riquezas de la gracia de Dios y prevenimos contra el mal. Su objeto no es perpetuar el recuerdo del pecado, el cual para siempre ha sido borrado de la vista de Dios. Las aberraciones, las faltas, los yerros de Abraham, de Isaac y de Jacob han sido perdonados y lavados del todo, y estos hombres han llegado a ocupar lugar entre “los espíritus de los justos hechos perfectos” (Hebreos 12:23); pero su historia queda en las páginas del libro inspirado para manifestar la gracia de Dios y para servir de solemne aviso al pueblo de Dios en todas las edades, como también para hacemos ver claramente que Dios no tuvo que tratar con hombres perfectos en aquellos tiempos, sino con hombres sujetos a “pasiones semejantes a las nuestras” (Santiago 5:17), y en los cuales tenía que soportar las mismas faltas, las mismas debilidades y los mismos extravíos que hoy cometemos. Todo esto es adecuado para fortalecer el corazón. Las biografías escritas por el Espíritu Santo forman un contraste sorprendente con las que escribe la mayoría de los biógrafos humanos, quienes no cuentan la historia de hombres como nosotros, sino de seres sin errores ni flaqueza. Biografías de ese género son más nocivas que útiles; más propias para desanimar que para edificar al lector. Nos cuentan más bien lo que el hombre debería ser que lo que es en realidad. Nada puede edificar como la manifestación de los caminos de Dios para con el hombre tal cual es en realidad, y es esta manifestación la que nos proporciona la Escritura. Aquí hallamos al anciano patriarca Isaac a las puertas de la eternidad. La tierra y todo lo que pertenece a la naturaleza rápidamente se desvanecen de su vista; sin embargo, se preocupa por “guisado como a mí me gusta” (v. 4) y se halla a punto de obrar en directa oposición al consejo de Dios, bendiciendo al mayor en lugar del menor. He aquí la naturaleza humana, y la naturaleza con “los ojos” ofuscados. Así como vimos a Esaú vendiendo su primogenitura por un plato de lentejas, aquí vemos a Isaac presto a dar la bendición por un guisado de caza. ¡Cuán humillante es esto ! No obstante, es preciso que el designio de Dios quede en pie, y él sabrá cumplir toda su voluntad. La fe lo sabe, y en virtud de este conocimiento puede esperar el preciso momento de Dios, mientras que la naturaleza, incapaz de esperar, queda reducida a procurar sus fines por los medios de su propia invención. Continuará...

jueves, 9 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Eclesiastés 3

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GÉNESIS PARTE 212

PRINCIPALES CIRCUNSTANCIAS DE LA VIDA DE JACOB La mina del hombre no ofrece esperanza alguna. Por tanto, es preciso que la gracia sea infinita, como en realidad lo es. Dios mismo es suficiente, Cristo su medio y el Espíritu Santo su instrumento, el que la aplica al alma e infunde en ella su disfrute. La Trinidad se manifiesta en la gracia, y por la gracia salva al pobre pecador. “La gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro” (Carta a los Romanos capítulo 5, verso 21). La gracia no podía reinar sino en la redención. En la creación podemos contemplar la sabiduría y el poder; en la providencia de Dios, su bondad y longanimidad; pero sólo en la redención vemos reinar su gracia, y este reinado está fundado en la justicia. Así vemos en Jacob una manifestación del poder de la gracia divina y en el mismo hombre hallamos un notable ejemplo del poder de la naturaleza humana. La naturaleza de Jacob aparece manifestada en toda la perversidad de sus caminos, y así la gracia se manifiesta con todo su poder y toda su moral hermosura. Según los hechos ya referidos, parece que antes de su nacimiento, durante el nacimiento y después del nacimiento, dejábase ver una energía extraordinaria en su naturaleza. Leemos que, antes del nacimiento, “los hijos luchaban dentro” de la madre; durante el nacimiento, salió “trabada su mano al calcañar de Esaú”; y después de su nacimiento —hasta el capítulo 32— sin excepción no vemos más que manifestaciones de la naturaleza nada amable. Pero todo eso, como fondo negro, sirve para hacer resaltar la gracia del que consiente en llamarse “el Dios de Jacob”, de ese nombre que constituye tan conmovedora expresión de la gracia. ISAAC A LAS PUERTAS DE LA ETERNIDAD El hombre natural y los planes de Dios En el capítulo 27 encontramos un muy humillante cuadro de sensualidad, de perfidia y de astucia, y ¡cuánto más triste y espantoso se nos presenta el caso al pensar que se trata del pueblo de Dios! Aquí vemos cómo el Espíritu Santo es siempre fiel. Le es preciso descorrer el velo del todo. Al relatar la historia de un hombre no nos puede presentar un cuadro incompleto. Le pinta tal cual es, y no como no es. Del mismo modo, tratándose de Dios, nos revela su carácter y sus caminos tal como son, y esto es precisamente lo que necesitamos. Necesitamos esta revelación de un Dios perfecto en santidad y, al mismo tiempo, perfecto en gracia y misericordia, quien condescendió a bajar hasta lo más profundo de la necesidad del hombre, de su miseria y de su degradación, y allí mismo entrar en relación con él, hacerle salir de su triste condición y elevarle hasta la libre y plena comunión con Él mismo, en toda la realidad de lo que Él es. He ahí lo que la Escritura nos revela. Dios sabía lo que habíamos de necesitar, y nos lo ha dado. ¡Bendito sea su nombre! Continuará...

martes, 7 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Eclesiastés 2

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GÉNESIS PARTE 211

PRINCIPALES CIRCUNSTANCIAS DE LA VIDA DE JACOB Estos capítulos nos hacen conocer la historia de Jacob o por lo menos los acontecimientos principales de su vida. El Espíritu de Dios nos proporciona en ellos una enseñanza profunda respecto a los consejos de la gracia de Dios, como asimismo respecto a la completa incapacidad y la absoluta corrupción de la naturaleza humana. En el capítulo 25, con toda intención he dejado de considerar un pasaje que trata de Jacob porque resulta más apropiado hacerlo aquí. “Y oró Isaac a Jehová por su mujer, que era estéril; y lo aceptó Jehová, y concibió Rebeca su mujer. Y los hijos luchaban dentro de ella; y dijo: Si es así ¿para qué vivo yo? Y fue a consultar a Jehová; y le respondió Jehová: Dos naciones hay en tu seno, y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas; el un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, y el mayor servirá al menor” (25:19-23). Malaquías hace referencia a este pasaje: “Yo os he amado, dice Jehová; y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob? dice Jehová. Y amé a Jacob, y a Esaú aborrecí” (Malaquías 1:2-3); y estas palabras del profeta las cita el apóstol Pablo (Romanos 9:11-12): “(Pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama), se le dijo: El mayor servirá al menor. Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí”. El eterno consejo de Dios, según la elección de la gracia, nos es así claramente presentado. Esta expresión “elección de la gracia” tiene un significado de grandísima importancia. Ella desbarata todas las pretensiones del hombre y proclama el soberano derecho de Dios de obrar como quiere. Esto es sumamente importante. El hombre no puede gozar de bienaventuranza real y verdadera hasta no haber encorvado la cabeza delante de la soberana gracia de Dios. Le conviene hacerlo, ya que es pecador y que, como tal, carece absolutamente de derecho para obrar o prescribir a Dios cualquier cosa que sea. La gran ventaja que de esto resulta para nosotros es que, al hallamos en este terreno, no se trata ya de lo que merecemos, sino de lo que a Dios le place damos. El hijo pródigo puede querer, como por humildad, hacerse jornalero; pero, desde el momento que se trata de mérito, no resulta digno ni siquiera de ocupar el puesto de jornalero, y no le queda otro recurso que contentarse con lo que el padre buenamente le concede, a saber, con la posición más elevada: la de la comunión con él mismo (Lucas 15:11-32). No puede ser de otro modo, porque la gracia será la coronación de toda obra del siglo de los siglos. Bienaventurados somos de que esto sea así. Continuará...

lunes, 6 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Eclesiastés 1

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GÉNESIS PARTE 210

“ISAAC EN GERAR Y EN BEERSEBA Un resultado feliz para otros La historia de los hijos de Dios ofrece numerosos ejemplos del mismo género. Lo que nos debe importar ante todo es saber que estamos en la posición en la que Dios nos quiere y que nos hallamos en armonía con él, no solamente en la posición sino en la debida condición moral del alma. Si nos hallamos en legítima relación con Dios, podemos esperar que seamos idóneos para obrar de un modo saludable en los demás. Desde que Isaac subió a Beerseba, desde que hubo tomado la posición de adorador, fue restaurada su alma y Dios se sirvió de él para influir en los que le rodeaban. La pobreza espiritual nos priva de muchas bendiciones y nos hace fracasar en nuestro testimonio y nuestro servicio. Tampoco debemos, en el caso de hallamos en posición falsa, parar a preguntarnos, como sucede a menudo: «¿Dónde hallaremos algo mejor?». El mandamiento de Dios es claro: “Dejad de hacer lo malo”; luego, después de haber obedecido a este mandamiento santo, Dios nos hace escuchar otro: “Aprended a hacer bien” (Isaías 1:16). Vivimos muy engañados si creemos que podemos aprender “a hacer bien” antes de haber cesado de “hacer lo malo”. “Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos”, y ¿qué entonces? “y te alumbrará Cristo” (Efesios 5:14). Querido lector, si hace lo que sabe que es malo o si participa de alguna manera en lo que sabe que es contrario a la Escritura, escuche atento la palabra del Señor: “Dejad de hacer lo malo”. Puede estar seguro de que, si obedece a esta voz, no ignorará por mucho tiempo cuál es el camino que debe tomar y seguir. Solamente la incredulidad nos conduce a pensar que no podemos cesar de hacer el mal antes de haber hallado algo mejor para hacer. Dénos Dios un ojo sencillo y un espíritu dócil. Continuará...

domingo, 5 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Proverbios 31

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GÉNESIS PARTE 209

“ISAAC EN GERAR Y EN BEERSEBA En Beerseba, la restauración Para disfrutar de la presencia de Dios, es preciso estar donde él está, y esto no sucede en medio de querellas y disputas del mundo impío. Así que, cuanto más se apresure el hijo de Dios a abandonar tales cosas, tanto más pronto se hallará mejor. Tal fue la experiencia de Isaac. Mientras permaneció entre los filisteos, no produjo influencia saludable entre ellos, ni tuvo reposo en su espíritu. Es un error muy corriente imaginar que podemos servir a la gente del mundo mezclándonos con ella en sus asociaciones y acciones. El verdadero modo de serle útil consiste en vivir separado de ella, en el poder de la comunión con Dios, manifestándole así el modelo de un “camino aun más excelente” (1 Corintios 12:31). El adelanto espiritual que había hecho Isaac por este tiempo se manifestaba aquí con el efecto moral producido por su marcha. “De allí subió a Beerseba. Y se le apareció Jehová... edificó allí un altar, e invocó el nombre de Jehová, y plantó allí su tienda; y abrieron allí los siervos de Isaac un pozo” (v. 23-25). En esto vemos un adelanto notable. Desde el momento en que dio el primer paso en el camino recto, prosigue de fuerza en fuerza; entra en el gozo de la presencia del Señor y disfruta de las dulzuras de una adoración verdadera. Demuestra que es extranjero y peregrino, y halla paz y descanso y un pozo indisputable que los filisteos no pueden cegar, porque no están allí. Un resultado feliz para otros Este resultado feliz para Isaac mismo produjo un efecto saludable en otros: “Y Abimelec vino a él desde Gerar, y Ahuzat, amigo suyo, y Ficol, capitán de su ejército. Y les dijo Isaac: ¿Por qué venís a mí, pues que me habéis aborrecido, y me echasteis de entre vosotros? Y ellos respondieron: Hemos visto que Jehová está contigo; y dijimos: Haya ahora juramento entre nosotros, entre tú y nosotros, y haremos pacto contigo” (v. 26-28). Para poder obrar en los corazones y las conciencias de las gentes del mundo, es preciso vivir completamente separado de ellas, mostrándoles a la vez perfecta gracia. Mientras Isaac vivía en Gerar sólo había disputas y riñas entre él y los filisteos, lo que le deparaba penas, sin hacer bien alguno a los que le rodeaban. Pero, al contrario, cuando les hubo abandonado, fue tocado el corazón de ellos y le buscaron para hacer alianza con él. Continuará...

sábado, 4 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Proverbios 30

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GÉNESIS PARTE 208

“ISAAC EN GERAR Y EN BEERSEBA En Gerar, una falsa posición Pero acaso se dirá: Si Isaac se hallaba en una posición falsa en Gerar ¿por qué leemos que sembró “en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Jehová”? (v. 12). Respondemos que la bendición material no es prueba de que una persona se halle en la condición deseada por Dios. Como ya hemos tenido ocasión de mencionarlo, hay gran diferencia entre la bendición del Señor y su presencia. Muchos disfrutan de la bendición, pero no de su presencia; sin embargo, el corazón se siente inclinado a tomar la una por la otra, a confundir la bendición con la presencia de Dios, o cuando menos a persuadirse de que la una necesariamente debe acompañar a la otra. Éste es un gran error. ¡Cuántos y cuántos vemos que, si bien están rodeados de las bendiciones de Dios, no disfrutan de su presencia, y ni siquiera la desean! Es importante ver esto. Un hombre muy bien puede ir prosperando y engrandeciéndose “hasta hacerse muy poderoso, y (tener) hato de ovejas, y hato de vacas y mucha labranza” (v. 13) sin que por eso goce plena y libremente de la presencia del Señor. Hato de ovejas y hato de vacas no son el Señor. Estos bienes pudieron despertar envidia en los filisteos, lo que no habría significado la presencia del Señor. Isaac bien podría haber disfrutado de la comunión más dichosa con Dios, sin que los filisteos lo advirtieran, por la sencilla razón de que eran incapaces de comprender y apreciar el valor de tal realidad. Ellos podían apreciar rebaños, hatos de ganado, siervos y pozos de agua, pero lo que no podían apreciar era la presencia divina. En Beerseba, la restauración Por fin se alejó Isaac de los filisteos y subió a Beerseba. “Y se le apareció Jehová aquella noche, y le dijo: Yo soy el Dios de Abraham tu padre; no temas, porque yo estoy contigo, y te bendeciré” (v. 24). No sólo estaba ahora con él la bendición del Señor, sino el Señor mismo. Y ¿por qué? Porque Isaac se había alejado ya de los filisteos con todas sus envidias, sus querellas y sus altercados para irse a Beerseba. Allí podía el Señor manifestarse a su siervo, mientras que no podía acompañarle con su presencia en Gerar, si bien con mano pródiga le dispensaba sus bendiciones durante su permanencia en ese lugar. Continuará...

jueves, 2 de enero de 2025

Ministerio cristiano evangélico: Manantial de Vida, Proverbios 28

Ministerio cristiano : Manantial de Vida, Audiolibro: El Nuevo Nacimient...

GÉNESIS PARTE 207

“ISAAC EN GERAR Y EN BEERSEBA El hambre y sus consecuencias Y se fue Isaac a Abimelec rey de los filisteos, en Gerar”. Entre Egipto y Gerar hay una diferencia palpable. Egipto es la expresión del mundo con sus recursos naturales y su independencia de Dios. “Mío es el Nilo” (Ezequiel 29:3) dijo un egipcio que no conocía a Jehová y que no pensaba tomarle en cuenta para nada. Por su situación, Egipto estaba más lejos de Canaán que Gerar, y moralmente expresaba el estado del alma más alejado de Dios. Se menciona a Gerar en el capítulo 10 en estos términos: “Fue el territorio de los cananeos desde Sidón, en dirección a Gerar, hasta Gaza; y en dirección de Sodoma, Gomorra, Adma y Zeboim, hasta Lasa” (v. 19). Gerar estaba cerca, dentro de los límites de influencias muy peligrosas. Allí halló Abraham dificultades y penas; lo propio le ocurrió a Isaac. Abraham negó allí a su esposa; lo mismo Isaac. Es cosa muy solemne ver al padre y al hijo caer, el uno tras el otro, en el mismo pecado y en el mismo lugar. Esto demuestra que era mala la influencia de ese lugar. Si Isaac no hubiese ido a Abimelec, rey de Gerar, no se habría visto en la necesidad de negar que Rebeca fuera su esposa; pero el más mínimo desvío del camino recto conduce a la debilidad espiritual. Pedro negó a su Señor cuando se calentaba junto al fuego encendido en el patio del palacio del sumo sacerdote. En cuanto a Isaac, está claro que no vivía verdaderamente feliz en Gerar. Jehová le dijo: “Habita... en esta tierra” (v. 3), es verdad; pero cuántas veces sucede que Dios da a los suyos órdenes moralmente adaptadas al estado en que él sabe que están y calculadas para llevarlos al justo aprecio y sentimiento de tal estado. Jehová ordena Moisés (Números 13) que mandara personas a reconocer la tierra de Canaán; pero, si el estado moral del pueblo israelita no hubiera sido tan bajo, no habría sido necesaria tal empresa. Sabemos bien que la fe no tiene necesidad de investigar lo que la promesa de Dios le asegura. Del mismo modo Jehová ordenó a Moisés (Números 11:16) que escogiera y reuniera setenta personas de entre los ancianos de Israel para que llevasen con él la carga de juzgar al pueblo; pero si Moisés hubiese comprendido plenamente su alta posición y la dicha relacionada con la misma, no habría sido necesario tal mandamiento. Lo mismo sucedió cuando se tuvo que establecer rey sobre el pueblo de Israel (1 Samuel 8). La gente no debió encontrarse en la necesidad de tener otro rey que no fuera Dios. Es, por tanto, necesario, para comprender bien un mandamiento dado, ya sea a un individuo, ya al pueblo entero, tomar en consideración el estado del individuo o del pueblo. Continuará...

miércoles, 1 de enero de 2025

Manantiales de Vida, Proverbios 27

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GÉNESIS PARTE 206

REBECA, FIGURA DE LA IGLESIA Esaú menosprecia su derecho de primogénito El hombre no tiene corazón para las cosas de Dios; lo presente es todo para él. Un plato de lentejas vale más para él que una heredad en la tierra de Canaán. La razón por la cual a Esaú no le preocupaba el derecho de la primogenitura era precisamente la que debía de haberle conducido a tenerla en mayor estima. Cuanto más veo la incertidumbre y la vanidad de todo lo presente, tanto más aprecio y me confío al porvenir de Dios. Tal es el raciocinio de la fe. “Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (2 Pedro 3:11-13). He aquí los pensamientos de Dios, y, por tanto, los pensamientos de la fe. Las cosas presentes serán deshechas: ¿será ésta la razón para despreciar las que no se ven? No, por cierto. El día presente es como sombra que se desvanece. ¿Cuál será nuestro refugio? La Escritura nos lo dice: “Esperando y apresurándonos para la venida del día de Dios”. Todo otro raciocinio no es más que el de un “profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura” (Hebreos 12:16). Ojalá el Señor nos ayude a juzgar todas las cosas como él las juzga, para lo cual sólo la fe nos hace capaces. ISAAC EN GERAR Y EN BEERSEBA El hambre y sus consecuencias El primer versículo de este capítulo se enlaza con el capítulo 12. “Hubo hambre en la tierra, además de la primera hambre que hubo en los días de Abraham”. Las pruebas que los hijos de Dios encuentran en su carrera terrestre son casi todas de la misma naturaleza y tienden siempre a manifestar hasta qué punto su corazón ha encontrado su todo en Dios. Es cosa difícil, rara vez alcanzada, andar en tan íntima comunión con Dios que el alma sea enteramente independiente tanto de los hombres como de las cosas. Los egipcios y los filisteos de Gerar que están a nuestra derecha y a nuestra izquierda nos ofrecen tentaciones poderosas, ya sea para desviamos del camino recto, ya para hacemos quedar lejos de nuestra verdadera posición de siervos del Dios vivo y verdadero. Continuará...