sábado, 11 de enero de 2025

GÉNESIS PARTE 214

ISAAC A LAS PUERTAS DE LA ETERNIDAD El hombre natural y los planes de Dios Los dos grandes puntos que hace resaltar la historia de Jacob son: por un lado, el designio de Dios que obra merced a la gracia; y por el otro, la naturaleza humana que hace planes y proyectos para conseguir lo que, sin plan ni proyecto, el consejo de Dios infaliblemente habría provisto. Esta observación simplifica singularmente toda la historia del patriarca y aumenta su interés. Quizá no hay gracia que tanto nos falte como esperar con paciencia y depender totalmente de Dios. La naturaleza se agita, ya de un modo, ya de otro, impidiendo así, tanto como le es posible, la manifestación de la gracia y del poder divinos. Dios, para cumplir sus designios, no tenía necesidad de elementos tales como la astucia de Rebeca y el grosero engaño de Jacob. El había dicho: “El mayor servirá al menor” (25:23), y esto bastaba para la fe, pero no para la naturaleza humana, la que, desconociendo lo que es depender de Dios, queda reducida a sus propios medios. El ejemplo del Modelo perfecto De ahí que no haya posición más bendita que la del alma que, con la sencillez de una criatura, vive del todo dependiente de Dios, perfectamente satisfecha de aguardar su tiempo. Tal estado lleva consigo pruebas, es verdad; pero el alma renovada aprende las enseñanzas más profundas y goza de las experiencias más agradables, mientras espera así al Señor. Y cuanto más grande sea la tentación de sustraernos del gobierno de Dios, tanto más abundante será la bendición si sabemos permanecer quietos en esa posición bienaventurada. Es cosa infinitamente agradable depender de él, quien anhela bendecirnos. Sólo los que, en algún grado, hayan gustado la realidad de este maravilloso estado, son capaces de apreciarlo; y el único que del todo y sin interrupción vivía en ese estado, fue el Señor Jesús. El, como hombre, dependía siempre de Dios, rechazando toda oferta del enemigo para salir de ese estado. Su lenguaje era: “En ti he confiado... Sobre ti fui echado desde antes de nacer” (Salmos 16:1,22:10). Y cuando el diablo le tentó y quiso inducirle a usar un medio extraordinario para satisfacer su necesidad de pan, Jesús le contestó: “Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). Cuando Satanás le tentó, proponiéndole que se tirara del pináculo del templo, respondió: “Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios” (v. 7). Cuando el diablo le propuso que recibiera los reinos del mundo de otra mano que de la de Dios y que rindiera homenaje a otro que no era Dios, respondió: “Escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás” (v. 10). En una palabra, nada le podía seducir a él, Hombre perfecto, ni llevarle a sustraerse de la absoluta dependencia respecto de Dios. . Continuará...

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