jueves, 9 de enero de 2025

GÉNESIS PARTE 212

PRINCIPALES CIRCUNSTANCIAS DE LA VIDA DE JACOB La mina del hombre no ofrece esperanza alguna. Por tanto, es preciso que la gracia sea infinita, como en realidad lo es. Dios mismo es suficiente, Cristo su medio y el Espíritu Santo su instrumento, el que la aplica al alma e infunde en ella su disfrute. La Trinidad se manifiesta en la gracia, y por la gracia salva al pobre pecador. “La gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro” (Carta a los Romanos capítulo 5, verso 21). La gracia no podía reinar sino en la redención. En la creación podemos contemplar la sabiduría y el poder; en la providencia de Dios, su bondad y longanimidad; pero sólo en la redención vemos reinar su gracia, y este reinado está fundado en la justicia. Así vemos en Jacob una manifestación del poder de la gracia divina y en el mismo hombre hallamos un notable ejemplo del poder de la naturaleza humana. La naturaleza de Jacob aparece manifestada en toda la perversidad de sus caminos, y así la gracia se manifiesta con todo su poder y toda su moral hermosura. Según los hechos ya referidos, parece que antes de su nacimiento, durante el nacimiento y después del nacimiento, dejábase ver una energía extraordinaria en su naturaleza. Leemos que, antes del nacimiento, “los hijos luchaban dentro” de la madre; durante el nacimiento, salió “trabada su mano al calcañar de Esaú”; y después de su nacimiento —hasta el capítulo 32— sin excepción no vemos más que manifestaciones de la naturaleza nada amable. Pero todo eso, como fondo negro, sirve para hacer resaltar la gracia del que consiente en llamarse “el Dios de Jacob”, de ese nombre que constituye tan conmovedora expresión de la gracia. ISAAC A LAS PUERTAS DE LA ETERNIDAD El hombre natural y los planes de Dios En el capítulo 27 encontramos un muy humillante cuadro de sensualidad, de perfidia y de astucia, y ¡cuánto más triste y espantoso se nos presenta el caso al pensar que se trata del pueblo de Dios! Aquí vemos cómo el Espíritu Santo es siempre fiel. Le es preciso descorrer el velo del todo. Al relatar la historia de un hombre no nos puede presentar un cuadro incompleto. Le pinta tal cual es, y no como no es. Del mismo modo, tratándose de Dios, nos revela su carácter y sus caminos tal como son, y esto es precisamente lo que necesitamos. Necesitamos esta revelación de un Dios perfecto en santidad y, al mismo tiempo, perfecto en gracia y misericordia, quien condescendió a bajar hasta lo más profundo de la necesidad del hombre, de su miseria y de su degradación, y allí mismo entrar en relación con él, hacerle salir de su triste condición y elevarle hasta la libre y plena comunión con Él mismo, en toda la realidad de lo que Él es. He ahí lo que la Escritura nos revela. Dios sabía lo que habíamos de necesitar, y nos lo ha dado. ¡Bendito sea su nombre! Continuará...

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