viernes, 30 de mayo de 2025

EXODO PARTE 95

ESTUDIOS SOBRE EL LIBRO DEL EXODO Por C.H.M. CAPITULO 12 Estamos unidos a un Jefe vivo, nos hemos llegado a una "piedra viva". (1 Ped. 2:4). El es nuestro centro. Habiendo hallado la paz, por su sangre, nosotros le reconocemos como nuestro gran centro de reunión y como el lazo que nos une. "Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy en medio de ellos". (Mat. 18:20). El Espíritu Santo es el único que reúne; Cristo es el único objeto alrededor del cual nos reunimos; y nuestra asamblea, así reunida, debe ser caracterizada por la santidad, a fin de que el Señor nuestro Dios pueda habitar entre nosotros. El Espíritu Santo no puede reunir más que en torno de Cristo; le es imposible reunir las almas alrededor de un sistema, de un nombre, de una doctrina, o de una ordenanza. El reúne alrededor de una persona, y esta persona es Cristo glorificado en el cielo. Este hecho debe comunicar un carácter particular a la asamblea de Dios. Los hombres pueden asociarse sobre una base, alrededor de un centro, o en vista de un objeto cualquiera que hayan escogido; pero cuando es el Espíritu Santo el que asocia, lo hace sobre el fundamento de una redención cumplida, y en derredor de la persona de Cristo, con el fin de edificar un templo santo para Dios. (1 Cor. 3:16-17; 6:19; Efes. 2:21-22; 1 Ped. 2:4-5). Debemos considerar ahora, en detalle, los principios que nos presenta la fiesta de la Pascua. La congregación de Israel, cobijada bajo la sangre, debía ser organizada por Jehová de una manera que fuese digna de El. Para ponerles al abrigo del castigo, nada más que la sangre era necesario, como acabamos de verlo; pero en la comunión que procedía de la seguridad procurada por la sangre, eran necesarias otras cosas, y cosas que no podían ser descuidadas impunemente. En primer lugar, leemos: "Y aquella noche comerán la carne asada al fuego, y panes sin levadura: con hierbas amargas lo comerán. Ninguna cosa comeréis de él cruda, ni cocida en agua, sino asada al fuego; su cabeza con sus pies y sus intestinos". (Vers. 8-9). El cordero, alrededor del cual la congregación estaba reunida, y que comían celebrando la fiesta, era un cordero asado, un cordero que había estado bajo la acción del fuego. Continuará...

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