MANANTIALES DE VIDA, EL LENGUAJE DE LA CREACIÓN

EL LENGUAJE DE LA CREACION “Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos. Un día comparte al otro la noticia, una noche a la otra se lo hace saber. Sin palabras, sin lenguaje, sin una voz perceptible, por toda la tierra resuena su eco, ¡sus palabras llegan hasta los confines del mundo! Dios ha plantado en los cielos un pabellón para el sol. Y éste, como novio que sale de la cámara nupcial, se apresta, cual atleta, a recorrer el camino. Sale de un extremo de los cielos y, en su recorrido, llega al otro extremo, sin que nada se libre de su calor” (Salmos 19; 1-6) Hay una cantidad enorme de lenguajes, algunos más complicados que otros, a pesar de eso, hay palabras entendibles en cualquier idioma y se conocen como palabras universales, tales como: Coca Cola, amén, aleluya entre otras. Pero, ¿Se ha preguntado en más de alguna ocasión si la creación tiene alguna forma de lenguaje? Al parecer sí existe, el salmo 19 dice: “Los cielos cuentan la gloria de Dios”. ¿Cómo lo cuentan? ¿En qué idioma? Los argentinos son optimistas y dicen que en el cielo se hablará argentino, está bien como chiste, pero es totalmente falso. El versículo 3 de este mismo salmo nos dice como: “Sin palabras, sin lenguaje, sin una voz perceptible” ¡Impresionante! Un lenguaje universal que puede entenderlo hasta el menos letrado, un analfabeto tiene acceso a este lenguaje; todo lo creado proclamando sin cesar la gloria de Dios; flores que destilan su olor, la brisa fresca de las montañas saturadas de miles de árboles, frutales, madereros, medicinales ornamentales, en fin, una interminable variedad de ellos; y que decir de la brisa marina, de una puesta de sol en el horizonte, ¿Puede oír la voz de Dios en todo esto? Esta proclamación del poder de Dios no para nunca, un día le cuenta al otro día la fantástica noticia, una noche le cuenta a la otra noche; cuando escribía estas líneas se me vino a la mente las olas del mar, nunca paran, su movimiento hacia afuera y hacia adentro es constante, nunca se toman vacaciones, día y noche, en un perfecto compás de un pase de baile, no solo se puede ver, también escucharlas es una experiencia impresionante. A veces me pregunto ¿Cómo es que Dios lo hace? Todavía sigo esperando respuesta, pero hay algo que sí sé, y es que todo es por pura misericordia. Nadie tiene excusa, porque su palabra llega hasta el último rincón de la tierra (Salmos 9: 4) su voz resuena como un eco, nada se escapa de la voz de Dios. Cuando Dios habla al corazón, en la mayoría de veces no se oye voz alguna, solo se sabe que Dios te habló y sabes bien que te dijo, sin haber pronunciado palabra alguna, es un misterio sin revelar, pero que sucede en la mayoría de veces. En realidad, Dios nos está hablando todos los días como ya vimos en el versículo dos de este salmo, y muchas veces, Dios de alguna forma, llamará nuestra atención poniéndonos en situaciones incomodas, porque en nuestro afán nos olvidamos de escucharle, la biblia dice que nuevas son cada mañana sus misericordias, si usted cree que Dios se tomó vacaciones en algún momento, está totalmente equivocado, y su creación no es la excepción: “Dios ha plantado en los cielos un pabellón para el sol. Y éste, como novio que sale de la cámara nupcial, se apresta, cual atleta, a recorrer el camino. Sale de un extremo de los cielos y, en su recorrido, llega al otro extremo, sin que nada se libre de su calor” Creo que en más de alguna ocasión se ha detenido en una noche estrellada a contemplar los cielos, ¿Cómo se ha sentido? ¿Ha podido contar las estrellas? El salmista, al menos, se sintió insignificante; Dios hablando a través de sus profetas dijo: “A los ojos de Dios, las naciones son como una gota de agua en un balde, como una brizna de polvo en una balanza. El SEÑOR pesa las islas como si fueran polvo fino. El Líbano no alcanza para el fuego de su altar, ni todos sus animales para los holocaustos. Todas las naciones no son nada en su presencia; no tienen para él valor alguno” (Isaías 40: 15-17) Hay algo que no entiendo, y es a personas que le rinden culto a otra criatura creada, ya sean personas o animales, prefieren rendir culto al sol o a la luna y no al que los creó, dan culto a su creación, pero se niegan darle la gloria al creador, prefieren postrarse ante una imagen de madera, yeso o de metal, que no tienen vida alguna, y no ante el omnipotente Dios. ¡vaya ceguera tan profunda! Y claro, si no le adoran, mucho menos le dan gracias; no hay peor desgracia para el ser humano que ignorar a Dios, tristemente Dios los hará a un lado en el juicio final, a menos que se arrepientan.