viernes, 20 de junio de 2025

EXODO PARTE 116

ESTUDIOS SOBRE EL LIBRO DEL EXODO Por C.H.M. CAPITULO 14 La fe se coloca más allá del alcance de la dificultad, y, allí, halla a Dios con toda su fidelidad, su amor y su poder. El creyente tiene el privilegio de estar siempre ante la presencia de Dios; ha sido introducido allí por la sangre del Señor Jesús, y no debiera tolerar nada de cuanto pudiera sacarle de allí. El sitio que le ha sido preparado en la presencia de Dios, no puede perderlo jamás, puesto que Cristo, su jefe y su representante, lo ocupa en lugar suyo. Pero, si bien no puede perder aquel sitio, puede perder el gozo, la experiencia y el poder de poseerle. Todas las veces que las dificultades se interponen entre su corazón y el Señor, en vez de gozar de la presencia de Dios, sufre en presencia de sus dificultades; lo mismo sucede cuando una nube se interpone entre nosotros y el sol, privándonos momentáneamente de sus rayos de luz. La nube no impide que el sol brille; pero nos impide gozar de él. Así sucede exactamente cuando nosotros permitimos que las penas y dificultades de la vida oculten a nuestras almas los brillantes resplandores del rostro de nuestro Padre, que brilla con fulgor invariable en la persona de Jesucristo. No hay ninguna dificultad demasiado grande para nuestro Dios; muy al contrario, cuanto mayor es la dificultad, mejor ocasión se le ofrece para intervenir, según su propio carácter, como Dios benigno y Todopoderoso. Indudablemente, la posición de Israel, tal como está descrita en los primeros versículos de este capítulo, era una posición que ponía al pueblo en tan grande prueba, que la carne y la sangre debían sentirse abrumadas bajo su peso; pero no es menos cierto que el Dueño del cielo y de la tierra estaba allí, y los hijos de Israel no debían hacer más que descansar en El. No obstante, querido lector, ¡cuán pronto desfallecemos cuando llega la prueba! Los sentimientos de que hablamos tienen un sonido agradable para el oído, y parecen muy hermosos escritos sobre el papel, además, y que Dios sea bendito por ello, son divinamente verdaderos; mas la cuestión importante es ponerlos en práctica cuando llega la ocasión. Practicándolos es cuando se experimenta su potencia y se goza la felicidad que de ellos emana. "El que quisiere hacer su voluntad, conocerá de la doctrina si viene de Dios". (Juan 7:17). Continuará...

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