miércoles, 18 de junio de 2025

EXODO PARTE 114

ESTUDIOS SOBRE EL LIBRO DEL EXODO Por C.H.M. CAPITULO 14 Faraón, arrepentido de haberles dejado salir de su país, se decide a intentar un esfuerzo desesperado para traerlos de nuevo. Y unció su carro, y tomo consigo su pueblo; y tomó seiscientos carros escogidos, y todos los carros de Egipto, y los capitanes sobre ellos. Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí los Egipcios que venían tras ellos; por lo que temieron en gran manera, y clamaron los hijos de Israel a Jehová." (Vers. 6-10). La vista de los Egipcios era un espectáculo que les ponía seriamente a prueba; una escena en medio de la cual todo esfuerzo humano era perfectamente inútil. Los Israelitas habrían podido intentar, con las mismas probabilidades de éxito, hacer retroceder el poderoso flujo del océano con sus propios esfuerzos. El mar estaba delante de ellos; el ejército de Faraón detrás, y las montañas a su alrededor; y todo esto había sido permitido y ordenado por Dios. Dios había escogido el terreno donde Israel debía asentar "su campo delante de Pihahiroth, entre Migdol y la mar hacia Baalzephón". Además, El permite que Faraón les alcance. ¿Por qué? Precisamente para manifestarse en la salvación de su pueblo, y en la derrota de los enemigos de este pueblo. "Al que dividió el mar Bermejo en partes, porque para siempre es su misericordia; e hizo pasar a Israel por medio de él, porque para siempre es su misericordia; y arrojó a Faraón y a su ejército en el mar Bermejo, porque para siempre es su misericordia". (Sal. 116). En todas las etapas de los redimidos de Dios en el desierto, no hay ni una sola posición cuyos límites no hayan sido cuidadosamente trazados por la mano de la sabiduría y del amor infinito. El alcance y la influencia particular de cada una de esas posiciones son calculados con cuidado. Los Pihahiroth y los Migdol están dispuestos de manera que se hallan en relación inmediata con la condición moral de aquellos que Dios conduce a través de los rodeos y laberintos del desierto, de modo que manifiesten también el verdadero carácter de Dios Si la incredulidad sugiere con frecuencia esta pregunta: "¿Por qué es esto así?" Dios lo sabe; y sin ninguna duda, El revelará el por qué todas las veces que esta revelación podrá contribuir a su gloria y al bien de su pueblo. ¿No nos preguntamos nosotros con frecuencia por qué y con qué fin nos hallamos en tal o cual circunstancia? ¿No nos atormentamos muchas veces para comprender la razón por la cual nos vemos expuestos a tal o cual prueba? Continuará...

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