domingo, 15 de junio de 2025

EXODO PARTE 111

ESTUDIOS SOBRE EL LIBRO DEL EXODO Por C.H.M. CAPITULO 13 Nunca se partió de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego". (Vers. 20-22). Jehová no solamente escogió el camino, sino que El mismo descendió para acompañar a su pueblo, y hacerse conocer de él según sus necesidades. No le condujo solamente sano y salvo fuera de Egipto, sino que descendió, de alguna manera, en la columna de nube, para acompañarle a través de todas las vicisitudes de su viaje por el desierto. Era la gracia divina. Los Israelitas no fueron simplemente librados del horno de Egipto, y dejados inmediatamente a ellos mismos para que se arreglasen lo mejor que pudiesen, en su viaje a Canaán. Dios sabía que tenía delante de sí un camino peligroso y difícil, con serpientes y escorpiones, lazos y dificultades de toda suerte, y el desierto árido y estéril; y, bendito sea su nombre para siempre, no quiso dejarles ir solos. Quiso ser su compañero y compartir sus penas y sus peligros; más aun, El fué "delante de ellos". Fue "su guía", "su gloria", y "su defensa" para librarles de todo temor. ¿Por qué le afligieron tanto por la dureza de su corazón? Si ellos hubiesen caminado humildemente con El, contentos y confiados, su camino habría sido una marcha victoriosa desde el principio al fin. Llevando a Jehová "delante de ellos", ningún poder habría podido interrumpir su marcha triunfal desde Egipto a Canaán. Dios les habría introducido y les habría plantado en el monte de su heredad, según su promesa, y por la potencia de su diestra, no permitiendo que un solo Cananeo hubiese quedado en el país para ser una espina a Israel. Y así será pronto, cuando Jehová pondrá mano por segunda vez para librar a su pueblo del poder de todos sus opresores. ¡Quiera el Señor apresurar ese tiempo! Continuará...

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