domingo, 8 de junio de 2025

EXODO PARTE 104

ESTUDIOS SOBRE EL LIBRO DEL EXODO Por C.H.M. CAPITULO 12 Para formar parte del pueblo de Dios, era necesario ser circuncidado, y la circuncisión tiene su realidad en Cristo. Los cristianos, hechos participantes de la eficacia de su muerte por la potencia de la vida que está en El, y que viene a ser la de ellos, se consideran como muertos, y han despojado ese cuerpo del pecado por la fe; están crucificados con Cristo. Sin embargo, el mismo poder de Dios, tal como obró en Cristo, opera en ellos para darles una nueva vida en Cristo. "Mas si algún extranjero peregrinare contigo, y quisiere hacer la pascua a Jehová, séale circuncidado todo varón, y entonces se llegara a hacerla, y será como el natural de la tierra; pero ningún incircunciso comerá de ella". (Vers. 48). "Los que están en la carne no pueden agradar a Dios". (Rom. 8: 8). La ordenanza de la circuncisión formaba la gran línea de demarcación entre el Israel de Dios y todas las demás naciones que estaban sobre la faz de la tierra; y la cruz del Señor Jesús forma la línea de separación entre la Iglesia y el mundo. Qué importan las ventajas personales o la posición de un hombre; hasta que no se hubiese sometido a la operación de la circuncisión de su carne, no podía tener ninguna parte con Israel. Un mendigo circuncidado estaba mucho más cerca de Dios que un rey incircunciso. Lo mismo ahora, tampoco se puede tener ninguna parte en los goces de los redimidos de Dios, si no es por la cruz de nuestro Señor Jesucristo; y esta cruz abate todas las pretensiones, derriba todas las distinciones, y une todos los redimidos en una santa congregación de adoradores lavados por la sangre. La cruz constituye una barrera tan elevada, una muralla tan impenetrable, que ningún átomo del mundo o de la vieja naturaleza puede atravesarla para venir a mezclarse con la "nueva creación". "Si alguno está en Cristo, nueva criatura es... He aquí todas (las cosas) son hechas nuevas. Y todo esto es de Dios, el cual nos reconcilió a sí por Cristo". (2 Cor. 5:17-18). Continuará...

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