miércoles, 21 de mayo de 2025

EXODO PARTE 86

ESTUDIOS SOBRE EL LIBRO DEL EXODO Por C.H.M. CAPITULO 12 La sangre de afuera decía que todo había sido arreglado perfectamente, puesto que Dios había intervenido en ello; y por consiguiente, una paz perfecta reinaba adentro. La sombra de una duda en el corazón de un Israelita habría sido una grave ofensa inferida al divino fundamento de la paz, a saber, la sangre de la propiciación. Sin duda, cada uno de aquellos que se hallaban dentro de la puerta rociada con sangre, debería sentir, necesariamente, que si él debiese recibir la justa retribución de sus pecados, la espada del destructor caería irremisiblemente sobre él; mas ahora, el cordero había sufrido, en lugar suyo, el trato que él merecía. Este era el fundamento sólido de su paz. El juicio que le correspondía había caído sobre una víctima predestinada por Dios; y creyendo esto, podía comer en paz en el interior de su casa. Una sola duda habría hecho a Jehová mentiroso, porque El había dicho: "Veré la sangre, y pasaré de vosotros". Esto es suficiente. No se trataba aquí de méritos personales: el Yo estaba absolutamente fuera del asunto. Todos los que se hallaban protegidos por la sangre estaban en completa seguridad. No estaban solamente en el camino para ser salvos; lo estaban ya. No debían esperar que serían salvos, o pedir para que lo fuesen; ellos conocían ya como un hecho probado, que lo eran desde luego, en virtud de la autoridad de esta palabra que permanecerá de generación en generación. Además, no se hallaban en parte salvos y en parte expuestos al juicio, sino que estaban completamente salvos. La sangre del cordero y la palabra de Jehová constituían el fundamento de la paz de Israel en esta noche terrible, cuando el ángel de la muerte hirió a todos los primogénitos de Egipto. Si un solo cabello de una cabeza israelita hubiese sido tocado, este hecho habría desmentido la palabra de Jehová, y declarado inútil la sangre del cordero. Es muy importante tener un conocimiento claro de aquello que constituye el fundamento de la paz del pecador, en la presencia de Dios. Se asocian tantas cosas a la obra cumplida por Cristo, que las almas se ven hundidas en la incertidumbre y en la obscuridad en cuanto a su aceptación. Continuará...

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