jueves, 17 de abril de 2025

EXODO PARTE 52

ESTUDIOS SOBRE EL LIBRO DEL
Por C.H.M. CAPITULOS 5 y 6 Lo mismo fué con Faraón. El no sabía nada de Jehová, el Dios de los Hebreos, el poderoso "Yo Soy"; por esto consideraba todo lo que Moisés y Aarón le habían dicho acerca de sacrificar a Dios como "palabras de mentira". Las cosas de Dios deben parecer siempre para el espíritu profano del hombre, como vanas, inútiles y desprovistas de sentido. El nombre de Dios puede formar parte de la fraseología de una fría religión formalista, mas Dios, en su persona, no es conocido. Su nombre precioso, en el cual se encierra todo aquello que el corazón del creyente puede desear o necesitar, no tiene para el incrédulo ninguna significación, ni poder, ni virtud; y así todo lo que trata de Dios o se relaciona con El, a sus palabras, a sus consejos, a sus pensamientos o a sus planes, es considerado como "palabras de mentira". Mas el tiempo se acerca rápidamente cuando no será así. El tribunal de Cristo, los terrores el mundo venidero y las olas del lago de fuego, no serán "palabras de mentira". Seguramente que no; y todos aquellos que, por la gracia, creen que estas cosas son realidades, deberían esforzarse en despertar respecto a ellas la conciencia de los que, como Faraón, consideran "la fabricación de ladrillos" como la sola cosa digna de ocupar el pensamiento, y la única realidad verdadera. ¡Ay, cuán frecuentemente los mismos cristianos viven en la región de las cosas visibles, la región del mundo y de la carne, de tal manera que pierden el sentido profundo, inmutable y potente, de la realidad de las cosas divinas y celestiales! Nosotros tenemos necesidad de vivir más continuamente en la región de la fe, en la región del cielo y de la "nueva creación". Así veríamos las cosas como Dios las ve; pensaríamos respecto a ellas como Dios piensa, y nuestra vida entera sería más elevada, más desinteresada, más completamente separada del mundo y de las cosas terrenas. Continuará...

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