miércoles, 5 de marzo de 2025

EXODO PARTE 8

ESTUDIOS SOBRE EL LIBRO DEL
Por C.H.M. "Por este hecho, la noble hija de Leví nos da una santa lección. Su "ARQUILLA de juncos, calafateada con PEZ y BETUN," proclama la confianza que ella tenía en la verdad de que había alguna otra cosa que, como en otros tiempos para Noé, "el pregonero de Justicia", podía defender ese "hermoso niño" de las aguas de la muerte. En efecto, la arquilla de juncos, ¿era solamente una invención humana, creada por la previsión y destreza natural del hombre, la inspiración del corazón de una madre que alimenta la dulce, mas quimérica, esperanza de arrebatar su tesoro a las manos despiadadas de la muerte por el agua? ¿No es más bien la fe quien la formó para ser un barca de misericordia, para llevar con toda seguridad a "un hermoso niño" por encima de las sombrías aguas de la muerte, al lugar que le había sido destinado por decreto inmutable del Dios vivo? Cuando contemplamos a la hija de Leví, inclinada sobre esa "arquilla de juncos" que su fe ha construido, dejando allí a su hijo, la madre de Moisés se nos representa como una imagen de la fe que, elevándose atrevidamente por encima de este mundo de desolación y muerte, atraviesa, con su mirada de águila, las sombrías nubes que se ciernen sobre una tumba, y ve al Dios de la resurrección cumplir los designios de sus consejos eternos, en una esfera donde las flechas de la muerte no pueden llegar jamás. Apoyada sobre "la Roca de los siglos" espera en actitud de triunfo, mientras que las olas de la muerte braman y se estrellan a sus pies. ¿Qué valor podía tener el "mandamiento del rey", para un alma que poseía ese principio celeste? ¿Cuál podía ser la importancia de tal mandato para aquella que podía permanecer tranquila al lado de su arquilla de juncos, mirando a la muerte cara a cara? El Espíritu Santo nos lo dice: "Por la fe los padres de Moisés no temieron el mandamiento del rey". (Hebreos capítulo 11, verso 23). El alma que conoce un poco lo que es tener comunión con el Dios que resucita los muertos, no teme nada; ella puede imitar el lenguaje triunfante del Apóstol, y decir: "¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? Continuará..

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