sábado, 15 de marzo de 2025

EXODO PARTE 18

ESTUDIOS SOBRE EL LIBRO DEL
Por C.H.M. "Padre, -dice-, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, ellos estén también conmigo; para que vean mi gloria que me has dado; por cuanto me has amado desde antes de la constitución del mundo". (Juan 17:24). Tales eran los pensamientos de Cristo con respecto a su pueblo, y nosotros podemos juzgar hasta que punto Moisés simpatizó con estos pensamientos benditos. Indudablemente, él participó en alto grado del mismo espíritu que su Maestro, y mostró ese espíritu, sacrificando de su propia voluntad toda consideración personal y asociándose, sin ninguna reserva, al pueblo de Dios. En el capitulo siguiente consideraremos de nuevo los hechos y el carácter personal de este gran siervo de Dios, limitándose aquí a considerarlo como un tipo del Señor Jesús. Según lo que leemos en Deuteronomio 18:15, "Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis" (compárese Hechos 7:37), es evidente que Moisés era un tipo de Cristo. No nos entregamos pues a la fantasía del hombre considerando a Moisés como un tipo, sino que seguimos la enseñanza clara y expresa de las Escrituras, que en los últimos versículos del capítulo 2 del Exodo, nos presenta este mismo tipo bajo dos aspectos: primero, (vers. 14 y Hechos 7:27-28), siendo rechazado por Israel; y a continuación en su unión con una mujer extranjera del país de Madián. (Vers. 21-22). Hemos desarrollado ya estos dos puntos, en cierta medida, tratando de la historia de José, quien, rechazado por sus hermanos según la carne, se unió a una mujer egipcia. El rechazamiento de Cristo por Israel y su unión con la Iglesia están representadas ambas cosas en figura en la historia de José como en la de Moisés; pero bajo dos aspectos distintos. En la historia de José, se ve la manifestación de la enemistad positiva contra su persona; en la de Moisés se trata más bien del rechazamiento de su misión. De José está escrito que: "sus hermanos aborrecíanle, y no le podían hablar pacíficamente". A Moisés, le dijeron: "¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros?" En una palabra, el primero fué personalmente aborrecido; el segundo, públicamente rechazado. Lo mismo acontece en cuanto a la manera en que el gran misterio de la Iglesia es representado en la historia de estos dos santos del Antiguo Testamento. Asenath representa una fase de la Iglesia del todo diferente de la que es representada por Séphora. Asenath fué unida a José durante el tiempo de su exaltación; Séphora fué la compañera de Moisés durante el tiempo de su vida obscura en el desierto. (Compárese Gén. 41: 41-45 con Ex. 2:15; 3:1). José y Moisés fueron, los dos, rechazados por sus hermanos en la época de su unión con mujeres extranjeras; mas el primero era gobernador sobre toda la tierra de Egipto, y el último apacentaba un rebaño "detrás del desierto". Continuará...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario