jueves, 13 de marzo de 2025

EXODO PARTE 16

ESTUDIOS SOBRE EL LIBRO DEL
Por C.H.M. La potencia de la fe se muestra rechazando constantemente esas pretendidas direcciones providenciales. Así fué en el caso de Moisés. "Por fe Moisés, hecho ya grande, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón" y "Por fe dejó a Egipto". Si él hubiese juzgado las cosas por la vista de sus ojos, habría aceptado la dignidad que le era ofrecida como un don manifiesto de la Providencia, y habría permanecido en la corte de Faraón, donde en apariencia la mano de Dios le había preparado tan extenso campo de trabajo. Pero como él caminó por la fe "y no por vista", abandonó todas aquellas cosas. ¡Qué noble ejemplo, digno de ser imitado! Y notemos que lo que Moisés estimó como "mayores riquezas que los tesoros de los Egipcios" no fué sólo el vituperio por Cristo, sino "el oprobio de Cristo". "Los denuestos de los que te vituperaban cayeron sobre mi". (Salmo 69: 9). El Señor Jesús se identificó en perfecta gracia con su pueblo. Dejando el seno del Padre y deponiendo toda la gloria de que estaba revestido, descendió del cielo, y tomó el lugar de Su pueblo; confesó el pecado de los suyos y sufrió el castigo sobre el maldito madero. Tal fué su abnegación voluntaria; no se limitó a obrar por nosotros, sino que se hizo uno con nosotros, librándonos así de todo lo que podía estar contra nosotros. Nosotros vemos de esta manera hasta que punto Moisés identificó en sus simpatías, con los mismos pensamientos y sentimientos de Cristo, respecto al pueblo de Dios. Viviendo, como él vivía, en medio del bienestar, de la pompa y de la grandeza del palacio de Faraón, donde las "comodidades temporales de pecado" y "las riquezas de Egipto" abundaban, él habría podido, si lo hubiese querido, gozar de todas esas cosas; le habría sido fácil vivir y morir en la opulencia, y recorrer un camino iluminado, desde el principio hasta el fin, por el sol del favoritismo real; mas esto no habría sido según "la fe", ni tampoco conforme a Cristo. Desde la posición elevada que Moisés ocupaba, vio a sus hermanos doblegados bajo el peso de las cargas que se habían puesto sobre ellos, y por la fe comprendió que su lugar era de estar con ellos. Sí; con ellos en su oprobio, en su servidumbre, en su aflicción y en su humillación. Si él no hubiese estado motivado más que por un sentimiento de afecto, de filantropía, o de patriotismo, habría hecho valer su poderosa influencia en favor de sus hermanos; tal vez su intercesión hubiera podido lograr que Faraón disminuyese las cargas que les oprimían, haciéndoles la vida más fácil por medio de las concesiones reales que él les hubiera hecho conceder; pero un tal procedimiento no sería nunca el de un corazón en comunión con el corazón de Cristo, ni le satisfaría jamás. Continuará...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario