sábado, 28 de diciembre de 2024

GÉNESIS PARTE 202

REBECA, FIGURA DE LA IGLESIA El siervo habla de Isaac Es, pues, de particular interés hallar en el capítulo 24 del Génesis una figura tan hermosa de la misión y del testimonio especial del Espíritu Santo. En procura de conseguir esposa para Isaac, el siervo de Abraham expone toda la gloria y riqueza con que el padre ha dotado a Isaac, el amor del cual éste es objeto, y todo lo que pueda tocar de cerca al corazón de Rebeca y desvincular sus afectos de las personas y cosas en medio de las cuales había vivido. Enseña a Rebeca un objeto lejano y le revela la bienaventuranza que hallará al quedar unida a ese objeto amable y tan altamente favorecido. Todo lo que pertenece a Isaac le pertenecerá también a ella desde el momento en que se una a él; tal es el testimonio del siervo. Tal es también el testimonio del Espíritu Santo. Él habla de Cristo, de la gloria de Cristo, de la hermosura, de la plenitud, de la gracia, de las riquezas insondables de Cristo, de la dignidad de esta persona y dé la perfección de su obra. Además, revela la dicha admirable que hay en ser uno con Cristo, ser “miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos” (Efesios 5:30). Tal es siempre el testimonio del Espíritu Santo. Nos proporciona una excelente piedra de toque para probar toda especie de doctrina y de predicación. La enseñanza más espiritual será siempre caracterizada por la plena y constante presentación de Cristo. Él siempre constituirá la carga de tal instrucción. El Espíritu no se puede fijar sino en Jesús. Hablar de Cristo es su deleite. Su placer es proclamar sus perfecciones, sus virtudes, su hermosura. Si, por tanto, alguien sirve en el Evangelio por el poder del Espíritu de Dios, en su ministerio habrá siempre más de Cristo que de ninguna otra cosa. Los raciocinios de la lógica humana no hallarán lugar en él; éstos sólo convienen donde el hombre desea lucirse a sí mismo. Pero todos cuantos sirven en el Evangelio tendrán que recordar que el único objeto del Espíritu será siempre presentar a Cristo. Continuará...

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