lunes, 25 de noviembre de 2024

GÉNESIS PARTE 170

LOT Y EL JUICIO DE SODOMA Lot salvado como a través de fuego Aun cuando el ángel le manda que fuera al monte para salvarse, ruega que se le permita refugiarse en una ciudad pequeña, en un pequeño trasto del mundo. El pobre teme hallar la muerte en un lugar que la misericordia de Dios le indica; sospecha toda clase de males y no ve esperanza de salvación sino en una ciudad pequeña, en un lugar de su propia elección. “Y salvaré mi vida”. He aquí lo que hizo Lot, en lugar de abandonarse completamente a Dios. ¡Pobre hombre! El caso era que había vivido demasiado tiempo alejado de Dios, respirando la atmósfera espesa de la ciudad, y no podía apreciar el aire puro de la presencia de Dios o apoyarse en los brazos del Todopoderoso. Su alma estaba completamente turbada; el nido que se había hecho en la tierra iba a ser repentinamente destruido, y Lot no tenía bastante fe para refugiarse en el seno de Dios. No había vivido en comunión constante con el mundo invisible, y ahora el mundo visible se le escapaba con tremenda rapidez. “Azufre y fuego... de los cielos” (v. 24) estaban a punto de caer sobre todas las cosas en las cuales había concentrado sus esperanzas y sus afectos. El ladrón le ha sorprendido, y Lot parece haber perdido toda energía espiritual y todo dominio de sí mismo. Ha llegado al extremo de sus recursos, y el mundo que había echado raíces profundas en su corazón, le aplasta y le fuerza a buscar refugio en una ciudad pequeña. Pero tampoco allí se siente seguro y sube al monte, haciendo por miedo lo que se había negado a hacer por orden del mensajero de Dios. ¿Y cuál fue su triste fin? Le emborrachan sus propias hijas, y, en el terrible estado en que así se halla hundido, llega a ser el instrumento mediante el cual son llamados a la existencia los amonitas y los moabitas, estos declarados enemigos del pueblo de Dios. ¡Cuántas enseñanzas solemnísimas encierra todo esto! ¡Oh! amado lector, ¡vea aquí lo que es el mundo! ¡Vea qué fatal es dejar que el corazón siga en pos de él! ¡Qué comentario es esta historia de Lot a aquella breve pero abarcadora admonición: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo” (1 Juan 2:15). Todas las Sodomas y las Zoares del mundo se asemejan: el corazón no halla en su recinto ni seguridad, ni paz, ni reposo, ni satisfacción duradera. El juicio de Dios está suspendido sobre la escena entera; y sólo Dios, en su larga y misericordiosa paciencia, retiene todavía la espada del juicio, no deseando que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento (2 Pedro 3:9). Continuará...

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