viernes, 22 de noviembre de 2024

GÉNESIS PARTE 168

LOT Y EL JUICIO DE SODOMA La elección de Lot Sin duda alguna Lot creía que cuidaba bien de los intereses propios y de los de su familia yendo a Sodoma, pero los resultados demostraron bien cómo se equivocó, y el fin de su historia hace resonar en nuestros oídos el aviso solemne de que estemos alertas ante el primer movimiento del espíritu mundano en nosotros, a fin de que no cedamos. “Contentos” con lo que tenemos ahora (Hebreos 13:5). ¿Por qué? ¿Acaso porque estamos ya bien acomodados en el mundo; porque los vagabundos deseos del corazón están satisfechos; porque en nuestras circunstancias no hay vacío que suscite un deseo? ¿Es esto quizá lo que debe constituir la razón de nuestro contentamiento? No; de ningún modo; sino lo que Dios mismo ha dicho: “No te desampararé ni te dejaré”. ¡Bendita suerte! Bienaventurado, “porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré”. Si Lot se hubiera contentado con ella, no habría escogido las bien regadas llanuras de Sodoma. Consecuencias de la asociación con el mundo Si todavía tenemos necesidad de otros motivos para cultivar en nosotros el contentamiento de espíritu, los hallamos en este capítulo. ¿Qué obtuvo Lot en cuanto a dicha y satisfacción positivas? Muy poca cosa: los hombres de Sodoma rodearon su casa para forzar la entrada, y él procuró en vano apaciguarles por medio de las proposiciones más humillantes. Es preciso que quien se mezcle con el mundo a fin de engrandecerse, se prepare para sufrir las más desastrosas consecuencias de su conducta. No nos podemos servir del mundo para promover nuestros intereses particulares y, al mismo tiempo, rendir testimonio eficaz contra el mismo. “Vino este extraño para habitar entre nosotros, ¿y habrá de erigirse en juez?” (v. 9). Esto es imposible. No se puede ejercer influencia sobre el mundo sin mantenerse separado del mismo, por supuesto que según el poder moral de la gracia y no por un altanero espíritu de fariseísmo. Continuará...

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