viernes, 15 de noviembre de 2024

GÉNESIS PARTE 161

ANDAR POR LA FE - LA CIRCUNCISIÓN Abraham depositario de los pensamientos de Dios No necesitaremos leer los periódicos para saber lo que será de este mundo: la Escritura nos revela todo cuanto importa saber acerca de ello. Sus páginas santas y puras nos hacen conocer todo lo que atañe a su carácter, como así también el curso y el destino del mundo. Si, en cambio, recurrimos a los hombres del mundo para que nos instruyan en estas cosas, acaso Satanás se servirá de ellos para engañamos e impedimos ver. Si Abraham se hubiese ido a Sodoma para obtener informes de lo que pasaría; si se hubiese dirigido al jefe más inteligente para saber su opinión respecto del estado de Sodoma y sus perspectivas futuras, ¿qué se le habría contestado? Sin duda alguna, le habría llamado la atención sobre las empresas agrícolas y arquitectónicas de sus compatriotas, como asimismo sobre los inmensos recursos del país; le habría hecho ver las multitudes de vendedores y compradores, de gente que edificaba casas y cultivaba campos, de gente que comía y bebía, de gente que se casaba y daba en casamiento. Esas gentes de Sodoma ni habían soñado en cosa tal como un juicio; y, si se les hubiese hablado de tal cosa, se habría visto la sonrisa de la incredulidad en sus labios. Resultaba muy claro que no se debía ir a Sodoma para saber cuál sería su porvenir. No, “el lugar donde estuvo Abraham delante de Jehová” era el único desde donde la vista abarcaba toda la escena (Génesis 19:27). Allí Abraham dominaba todas las nubes que se habían amontonado sobre Sodoma. Allí, en la serenidad y la calma de la presencia de Dios, todo se le presentó claro merced a la revelación misma de Dios. Intercesión de Abraham en favor de Sodoma ¿Qué uso hizo Abraham de lo que Dios le había revelado y de la feliz posición de que disfrutaba? ¿En qué se ocupaba en la presencia del Señor? Intercedía por otros ante Jehová. Éste es el tercer privilegio especial que se le concede en este capítulo. Éste fue un feliz y santo uso de su cercanía respecto de Dios. Abraham pudo interceder por los que se hallaban mezclados con la gente corrompida de Sodoma y que corrían el peligro de verse envueltos en la misma calamidad que le sobrevendría a esta ciudad culpable. Como siempre sucede en tales casos, Abraham hizo un uso bueno y santo de su privilegio delante de Dios. El alma que hoy puede acercarse a Dios con plena confianza de fe, con corazón y conciencia en perfecta paz, descansando en Dios respecto a lo pasado, lo presente y lo porvenir, se halla también en condiciones de interceder por otros, e intercederá por ellos. Continuará...

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