jueves, 7 de noviembre de 2024

GÉNESIS PARTE 153

ANDAR POR LA FE - LA CIRCUNCISIÓN El Dios Todopoderoso Finalmente, en el capítulo 3 de la epístola a los Filipenses encontramos otros dos sentidos de la palabra “perfecto”. El apóstol dice: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto” y un poco más adelante añade: “Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos” (v. 12, 15). La palabra “perfecto” del primer pasaje se relaciona con la plena y eterna conformidad del apóstol con Cristo en la gloria, y la del último se relaciona con el hecho de que Cristo es el objeto exclusivo de nuestros corazones. “Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto". Este pasaje tiene un significado de muchísima importancia. Es evidente que, cuando Abraham aceptó el recurso de Sarai, no marchaba ya delante de la faz del Dios Todopoderoso. Solamente la fe nos hace capaces de vivir libres delante del Todopoderoso. En cambio, la incredulidad siempre acepta más o menos del «yo», de las circunstancias, de las causas secundarias y de otras cosas de esta naturaleza. Así el alma es privada del gozo y la paz de la serena elevación y de la santa independencia que provienen de apoyarse en el brazo de Aquel que puede hacerlo todo. Pensémoslo bien: Dios no es para nosotros la constante realidad que debería ser, o que sería para nosotros si marcháramos por una fe más sencilla y una dependencia más completa respecto de él. Dios solamente “Anda delante de mí”. El verdadero poder consiste en andar delante de la faz del Dios poderoso; y para ello es preciso que el corazón no esté ocupado con otro objeto que no sea Dios mismo. Si descansamos en la criatura, no andamos delante de Dios, sino delante de la criatura. Continuará...

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