martes, 5 de noviembre de 2024

GÉNESIS PARTE 151

ANDAR POR LA FE - LA CIRCUNCISIÓN El Dios Todopoderoso La parábola que está al final de Mateo 18 nos enseña que aquel que quiere mantener sus derechos no conoce el verdadero carácter ni los efectos de la gracia. El siervo no era injusto al reclamar lo que se le debía, pero era despiadado. Era completamente diferente a su señor. Diez mil talentos le habían sido perdonados y, sin embargo, ¡podía ahogar a su consiervo por cien denarios! ¿Cuál fue la consecuencia? Fue entregado al verdugo; perdió el sentimiento bendito de la gracia y debió recoger los amargos frutos de su insistencia en sostener sus derechos, mientras que él mismo era objeto de la gracia. Obsérvese, además, que es llamado “siervo malvado” (v. 32), no porque debía diez mil talentos, sino porque no había perdonado la deuda de los “cien denarios”. Había suficiente gracia en el señor para perdonar diez mil talentos, pero en el siervo no había bastante para perdonar cien denarios. Esta parábola tiene una solemne advertencia para todos los cristianos que entran en juicio, pues bien lo dice la Palabra: “Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas” (Mateo 18:35); no obstante, el principio es de una aplicación general, y nos demuestra que aquel que recurre a la justicia pierde el sentimiento de la gracia. El capítulo 9 de la epístola a los Hebreos nos presenta otro sentido de la palabra “perfecto”, y aquí también es el contexto el que determina ese sentido. Se trata de perfección “en cuanto a la conciencia” (comp. v. 9) y este empleo de la palabra “perfecto” es de gran importancia. Continuará...

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