lunes, 21 de octubre de 2024

GÉNESIS PARTE 136

JEHOVÁ HACE PACTO CON ABRAHAM Antes no sufrió por el pecado, ni podrá jamás sufrir por el pecado otra vez. “Pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado” (Hebreos 9:26). “Cristo fue ofrecido una sola vez” (Hebreos 9:28). Podemos contemplar los padecimientos de Cristo bajo dos aspectos: primero, cual herido de Jehová; luego, cual rechazado de los hombres. Bajo el primer aspecto, sufrió solo; bajo el segundo, tenemos el honor y el privilegio de ser sus asociados. Cristo, herido por Dios a causa del pecado, sufrió solo, pues ¿quién podía participar con él? Soportó solo la ira de Dios; descendió solo al “valle escabroso, que nunca haya sido arado ni sembrado” (Deuteronomio 21:4), y allí arregló para siempre el asunto del pecado. Nada tuvimos que ver con esto, aunque de todo esto somos eternamente deudores. Cristo combatió y se adjudicó la victoria solo, del todo solo, pero con nosotros reparte despojos. Estuvo solo en el “pozo de la desesperación, del lodo cenagoso”, pero, desde el momento en que pone el pie sobre la “peña” eterna de la resurrección, nos asocia consigo mismo. Estuvo solo cuando “clamó a gran voz” en la cruz, pero está rodeado de compañeros al cantar el “cántico nuevo” (Mateo 27:46; Salmo 40:2, 3). Sufrir con Cristo Lo que importa saber ahora es si rehusamos sufrir con él de parte del mundo, después de haber sufrido él por nosotros de parte de Dios. El hecho de que ésta sea una pregunta proviene, en un sentido, del constante uso de la palabra “si” que hace el Espíritu Santo en relación con este asunto. “Si es que padecemos juntamente con él” (Romanos 8'.lT).”Si sufrimos, también reinaremos con él” (2 Timoteo 2:12). Continuará...

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