miércoles, 9 de octubre de 2024

GÉNESIS PARTE 124

RESTAURACIÓN DE ABRAHAM Y SU SEPARACIÓN DE LOT La parte de Abraham Debemos deplorar y evitar con cuidado tales cosas que tienden a debilitar la fe de los elegidos de Dios y a hacer que los enemigos de la verdad hablen afrentosamente. Es necesario que cada cual reciba su llamamiento y su misión del Señor mismo. Todos aquellos a quienes Cristo llame a algún servicio especial, serán infaliblemente sostenidos en tal servicio, porque jamás envía a nadie a la guerra a sus propias expensas. Pero quien corre sin ser enviado, no solamente escarmentará de su locura, sino que también la manifestará. Esto, sin embargo, no quiere decir que una persona se pueda erigir en representante de tal o cual idea o presentarse como modelo de carácter especial de un servicio o ministerio. ¡Lejos de ello! Esto sería orgullo puro, insigne locura. La obligación del que enseña es explicar las Escrituras, y la obligación del siervo es hacer patente la voluntad del amo. Pero, aunque comprendamos y admitamos esto, debemos recordar siempre la profunda necesidad que existe de calcular los gastos antes de emprender la edificación de una torre o de salir a la guerra (Lucas 14:28). Menos confusión y miseria se verían entre nosotros si presentáramos más seria atención a esta exhortación. Abraham fue llamado por Dios a salir de Ur para ir a Canaán; por eso Dios también le conducía a lo largo del camino. Cuando paró en Harán, Dios le aguardó; cuando descendió a Egipto, Dios le hizo volver; cuando necesitó ser dirigido, Dios le guió; cuando le sobrevinieron el altercado y la separación, Dios tuvo buen cuidado de él; de suerte que Abraham no pudo menos que decir: “¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres!” (Salmo 31:19). Abraham no perdió nada en el altercado; después de él le quedaban, como antes, su tienda y su altar. “Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí altar a JehovcT (v. 18). Que Lot escoja Sodoma; Abraham, por su parte, busca y halla su todo en Dios. En Sodoma no hubo altar; los que por desgracia caminan en esa dirección, buscan todo menos un altar. No se dirigen hacia Sodoma para rendir culto a Dios; es el amor por el mundo el que les lleva allí. Y aun cuando logren el objeto de su anhelo, ¿cuál será el fin del mismo? La Escritura nos responde: “Él les dio lo que pidieron; mas envió mortandad sobre ellos” (Salmo 106:15). Continuará...

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