sábado, 5 de octubre de 2024

GÉNESIS PARTE 120

RESTAURACIÓN DE ABRAHAM Y SU SEPARACIÓN DE LOT Contraste entre la fe de Abraham y la mundanería de Lot Puede sernos provechoso considerar de más cerca lo que hizo a Lot dejar el camino del testimonio público de la fe. En la historia de todo hombre hay un tiempo de crisis en la cual se manifiesta con toda seguridad cuál es su punto de apoyo, qué motivos le impelen a actuar y cuáles son los objetivos que le animan. Así sucedió en el caso de Lot: no murió en Harán, pero cayó en Sodoma. La causa de su caída, en apariencia, fue la discordia entre los pastores de su ganado y los del ganado de Abraham. Pero el hecho es que, cuando uno no procede con rectitud y con sentimientos puros, halla fácilmente una piedra de tropiezo; si no un día, será el otro; si no en un lugar, será en otro. En cierto sentido, poco importa cuál es la causa que, al parecer, nos hace abandonar el camino recto; la causa positiva queda escondida, lejos, tal vez, de la atención pública, en los pliegues secretos de los afectos del corazón, allí donde el mundo, bajo una forma u otra, ha podido anidar. La disputa entre los pastores hubiera sido fácil de apaciguar sin daño espiritual, ni para Lot ni para Abraham. Esta, en realidad, no hizo más que proporcionar ocasión al último para manifestar la gloriosa potencia de la fe y la elevación moral y celeste de la cual la fe reviste al creyente, mientras que no hizo más que manifestar la mundanería de que estaba lleno el corazón de Lot. Esa disputa de los pastores no produjo más mundanería en el corazón de Lot que fe en el corazón de Abraham; no hizo más que revelar, tanto en un caso como en el otro, lo que de hecho existía en el corazón de cada uno de ellos. Así sucede siempre: las controversias y divisiones que surgen en la Iglesia de Dios resultan para muchos ocasión de caída, haciéndoles volver al mundo de un modo u otro; y entonces esos individuos se escudan en las controversias y divisiones para hacer que la responsabilidad recaiga sobre estas cosas, pese a tener ellos mismos la culpa, por cuanto, en realidad, las disputas no han hecho más que manifestar el verdadero estado de sus almas y las tendencias de sus corazones. Continuará...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario