viernes, 4 de octubre de 2024

GÉNESIS PARTE 119

RESTAURACIÓN DE ABRAHAM Y SU SEPARACIÓN DE LOT Abraham vuelve hasta donde estaba antes su tienda Por lo mismo, averigüemos seriamente, querido lector, si somos llevados por la influencia divina o la humana; si nuestra fe descansa en la sabiduría humana o en la potencia de Dios; si lo que hacemos, lo hacemos porque otros lo han hecho, o porque el Señor nos llama a hacerlo; si no hacemos otra cosa que apoyamos sobre el ejemplo y la influencia de los que nos rodean, o si vivimos inspirados por una fe que nos es un bien personal. Sin duda que es un gran privilegio disfrutar de la comunión de hermanos; pero, si nos apoyamos en ellos, pronto naufragaremos; asimismo, si pasamos más allá de nuestra medida, nuestra acción será tirante y la haremos de mal grado. Es fácil ver si una persona trabaja en su puesto y según su medida; seamos siempre sinceros y naturales. Toda afectación, presunción e imitación son despreciables en extremo. De ahí que, aunque no podamos ser grandes, debemos ser honrados, y aunque no podamos ser brillantes, seamos auténticos. El que, sin saber nadar, se aventura en aguas profundas, tendrá que luchar; si un barco se lanza al mar sin hallarse adecuadamente aparejado y en estado de zarpar, pronto quedará echado dentro del puerto o se perderá. Lot salió de “Ur de los caldeos” (Génesis 11:31), pero cayó en la llanura de Sodoma. El llamamiento de Dios no había penetrado en lo profundo de su corazón, ni la herencia de Dios había llenado su visión. ¡Solemne pensamiento! ¡Oh, si lo consideráramos profundamente! Bendecido sea Dios, hay para cada uno de sus siervos un sendero a lo largo del cual brilla la luz de su rostro aprobador, y marchar en él debe ser nuestro mayor gozo. Su aprobación basta al corazón que le conoce. No conseguiremos siempre la aprobación y concurso de los hermanos, sino que, en cambio, con frecuencia seremos mal comprendidos, pero éstas son cosas que no podemos evitar. “El día” todo lo manifestará, y el corazón fiel esperará contento la llegada de ese día, sabiendo que “entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios” (1 Corintios 3:13; 4:5) Continuará..

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