domingo, 22 de septiembre de 2024

GÉNESIS PARTE 107

ABRAHAM Y EL PAÍS DE CANAÁN En la cruz, en cambio, veo a Dios entrar en juicio con el pecado de un modo que resulte en gloria infinita para él mismo; veo la manifestación gloriosa y la perfecta armonía de todos los atributos divinos; veo el amor, y un amor tal que cautiva y persuade mi corazón, fortaleciéndolo y separándolo de todo objeto diferente a medida que comprende este amor; veo la sabiduría, y una sabiduría que confunde a los demonios y asombra a los ángeles; veo la potencia, y una potencia que derriba todas las barreras; veo la santidad, y una santidad que aleja al pecado hasta los límites más recónditos del universo moral y que constituye la expresión más fuerte que se pueda dar al aborrecimiento que Dios le tiene al pecado; veo la gracia, y una gracia que coloca al pecador en la misma presencia de Dios, más aun, en el propio seno de Dios. ¿Dónde podría yo ver todas estas cosas sino en la cruz? Mire usted a su alrededor, y no hallará jamás nada que reúna de un modo tan lleno y glorioso las dos grandes cosas: “Gloria a Dios en las alturas” y “en la tierra paz” (Lucas 2:14). ¡Cuán preciosa es, por tanto, la cruz en ésta su primera fase, como fundamento de la paz del pecador, base de su adoración y base de su relación eterna con el Dios que es allí revelado de manera tan bienaventurada y gloriosa! ¡Cuán preciosa para Dios al suministrarle una base justa sobre la cual actuar en el pleno despliegue de todas sus incomparables perfecciones y en sus tratos de gracia con el pecador! La cruz tiene para Dios un valor tal —como lo dice muy bien un escritor actual— que «todo lo que Dios ha dicho, todo lo que ha hecho desde el principio, demuestra que la cruz ocupaba el primer lugar en su corazón. Y ¿nos maravillaremos de ello sabiendo, como sabemos, que el Hijo amado de Dios tuvo que ser clavado en la cruz y en ella ser el objeto de la vergüenza y de todos los sufrimientos que los hombres y los demonios pudieron acumular sobre su cabeza, porque tenía placer en hacer la voluntad del Padre y en rescatar a los hijos de su gracia? La cruz será el gran centro de atracción, como asimismo la expresión más perfecta de su amor por toda la eternidad». Entonces, como base de nuestra actividad cristiana y de nuestro testimonio, la cruz requiere de nuestra parte la consideración más seria. Continuará...

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