martes, 27 de agosto de 2024

GÉNESIS PARTE 81

EL DILUVIO Y NOÉ La fe de Noé Todavía “no se veía”, pero la Palabra de Dios lo convirtió en una realidad para el corazón que supo mezclar esa Palabra con ía fe. La fe no espera ver las cosas antes de creerlas, pues “la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17). Lo único que necesita saber el hombre de fe es que Dios ha hablado; entonces procede en su trabajo con toda certidumbre y confianza. Para tal hombre, la expresión “Así ha dicho Jehová” lo determina todo. Una sola frase de la Palabra de Dios es una respuesta amplia a todos los razonamientos y las especulaciones de la mente humana. Cuando las convicciones del corazón tienen su base en las declaraciones de la Escritura, no le es difícil resistir toda la corriente de las opiniones y de los prejuicios contrarios de sus semejantes. Fue la Palabra de Dios la que sostuvo a Noé durante el largo período de servicio, y la misma Palabra ha sostenido a millones de santos desde entonces hasta ahora, a pesar de las contradicciones de los hombres. Por lo tanto, no podemos apreciar demasiado esta Palabra. Sin ella todo nos parecería oscuro e incierto; con ella todo es luz y paz. Donde brilla esta lámpara se distingue claramente el sendero seguro; donde no le es permitido arder, el alma se ve obligada a vagar entre el laberinto de las tradiciones humanas. ¿Cómo podría Noé haber predicado la justicia durante tantos años si no hubiera tenido la convicción de que Dios le había hablado y de que la amenaza del diluvio era una terrible realidad? De otra manera, ¿cómo podría" haber soportado la mofa y el menosprecio de un mundo hostil e incrédulo? ¿Cómo le fue posible hablar de un juicio destructor cuando ninguna nube cubría el horizonte? La Palabra de Dios era su única autoridad y el Espíritu de Cristo le indujo a ocupar con santa decisión aquella posición elevada e inamovible. Ahora, querido hermano en Cristo, pensemos bien si hay otra cosa con la que podamos defendemos, en el servicio que prestamos a Cristo, contra los elementos de esta generación perversa. No la hay, ni la necesitamos. Continuará...

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