lunes, 26 de agosto de 2024

GÉNESIS PARTE 80

EL DILUVIO Y NOÉ La fe de Noé Dios anuncia su remedio a Noé con estas palabras: “Hazte un arca de madera de gofer” (v. 14). De esta manera Noé llegó a comprender la escena que le rodeaba y el propósito de Dios en cuanto a ella. El efecto de esa orden divina fue que quedaran en evidencia todas las raíces amargas de esa vida floreciente y hermosa que llenaba de orgullo y complacencia el ojo del hombre. El corazón de éste podría haberse henchido de satisfacción y su pecho de un justo sentimiento de patriotismo al contemplar la larga fila de sus contemporáneos que eran maestros en su arte, hábiles ingenieros, pujantes guerreros y hombres renombrados. Al sonido del arpa y la flauta sus almas se deleitaban, mientras sus manos cultivaban la tierra y proveían a las necesidades de sus familias. Todo era prosperidad y parecía contradecir la necesidad de un juicio inminente. ¡Ah! pero Dios había pronunciado la palabra muy solemne: “Raeré”. ¡Cuán negra sería la sombra que ese terrible fallo arrojaría sobre escena tan halagüeña! ¿No era posible que la inventiva del hombre hallara algún medio para desviar el desastre que le amenazaba? ¿No podría el hombre de pujanza forjar alguna liberación por medio de su mucha fuerza? ¡Ay, no! No hubo más que un modo de escapar, pero éste fue revelado a la fe y no a la vista, ni a la razón, ni a la imaginación. “Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor (eulabetheis) preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe” (Hebreos 11:7). Dios hace que su Palabra arroje luz sobre aquello que ordinariamente engañará al corazón. Quita en el acto el velo dorado con que Satanás procura tapar la corrupción de un mundo vano y pasajero, y sobre el cual pende la espada del juicio divino. El hombre natural es gobernado por lo que ve y siente. El hombre de fe es dirigido por la pura Palabra de Dios, la que es para él un tesoro incalculable, una lámpara en lugar oscuro. Esa Palabra da firmeza a sus pasos, aunque en las circunstancias que le rodean se presenten mil obstáculos. Cuando Dios habló a Noé de un juicio destructor, no hubo ninguna señal de él. Continuará...

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