viernes, 23 de agosto de 2024

GÉNESIS PARTE 77

EL REINADO DE LA MUERTE La esperanza de la Iglesia Bien puede tener también conocimiento de su poder en su propia experiencia y manifestarlo en su vida. Aunque carezca de la inteligencia necesaria para comprender la interpretación de las profecías, nunca se ve privado de la bendición de gozar de la realidad, del consuelo, del poder y de la virtud elevadora de esa bendita esperanza celestial que le pertenece como miembro del cuerpo celestial de la Iglesia, para la cual es la promesa, no solamente del amanecer del día que verá el fulgor del “Sol de justicia”, sino también la bendición de esta otra promesa que se cumplirá primero: la salida de la “estrella de la mañana”. Igualmente, así como en el mundo físico el lucero de la mañana ilumina con su suave luz los rostros de los que han madrugado para saludar su brillo, así el Cristo se manifestará con dulces bendiciones a la Iglesia que le espera, antes de que el resto de Israel vea los rayos del Sol naciente. EL DILUVIO Y NOÉ Condición del hombre ante Dios Hemos llegado ahora a una muy marcada y muy importante división de este libro. Enoc ha pasado adelante. Su vida de peregrino en la tierra ha dado lugar a su glorificación celestial. Fue quitado antes de que la corriente humana de maldad se hubiera desbordado y antes de que las copas de la ira de Dios hubiesen sido derramadas. Es evidente que su vida había producido poco efecto en sus contemporáneos, porque no hicieron caso alguno a su extraño modo de dejar este mundo: “aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas” (v. 1-2). La mezcla de aquello que es de Dios con lo humano es una forma de mal que se presta como instrumento de Satanás para manchar seriamente el testimonio de Cristo en la tierra. Esta mezcla podría tener las apariencias de una cosa muy deseable. Puede tomar la forma de una propaganda santa, la extensión vigorosa de un influjo divino, algo que causara regocijo y no una cosa de lamentar; pero la interpretación de estas influencias dependerá de nuestro punto de vista. Continuará...

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