martes, 7 de marzo de 2023

MANANTIALES DE VIDA, LA SALIDA DEL PUEBLO DE DIOS

LA SALIDA DEL PUEBLO DE DIOS “Cuando Israel, el pueblo de Jacob, salió de Egipto, de un pueblo extraño” (Salmos 114: 1) Es importante ver las circunstancias que rodearon al pueblo de Israel en su salida de Egipto, pues estarían relacionadas con la salida del pueblo de Dios en su salida de este mundo. En primer lugar, encontramos que Israel era un pueblo que vivía como extranjero, viviendo en Egipto. Ellos vivieron en paz mientras vivía José, al morir el faraón de esa época, subió al trono un faraón que maltrataba a los israelitas con trabajos excesivos y muy pocos beneficios, eran maltratados físicamente, ellos lo vivieron en carne propia; cuando Dios les da la ley a través de su siervo Moisés, incluye un apartado donde se especifica el trato considerado que ellos deberían de tener con los extranjeros. “No maltrates ni oprimas a los extranjeros, pues también tú y tu pueblo fueron extranjeros en Egipto” (Exodo 22: 21) Cuando meditaba y entendía que todo lo que existe pertenece a Dios, llegó a sentirse como un peregrino y extranjero, y ciertamente, venimos al mundo por un breve momento, somo personas que están de paso. “Pero, ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que podamos darte estas ofrendas voluntarias? En verdad, tú eres el dueño de todo, y lo que te hemos dado, de ti lo hemos recibido. Ante ti, somos extranjeros y peregrinos, como lo fueron nuestros antepasados. Nuestros días sobre la tierra son sólo una sombra sin esperanza” (1 Crónicas 29: 14-15) Todos los siervos de Dios del antiguo testamento vivieron, en su mayoría, en tiendas de campaña, entendiendo que eran peregrinos y extranjeros en esta tierra, ellos todo el tiempo anhelaron una patria lejana, una patria mejor, una patria celestial, por esa razón no se avergonzó en decir que Él era su Dios. Los gentiles estábamos a años luz de ser ciudad, pero ahora, por la gracia de Dios, somos ciudadanos de la Nueva Jerusalén. “Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra” (Hebreos 11: 13) Anhelar una patria mejor es una cualidad de los hijos de Dios, pero esa ciudad es la celestial, la Nueva Jerusalén, El anhelarla, hace que Dios esté orgulloso de llamarnos sus hijos. El reto para nosotros es que nos comportemos correctamente mientras estamos en este mundo, apartados de los deseos pecaminosos, siendo ejemplo de los incrédulos, no importando que nos acusen falsamente, al final, tendrán que glorificar a Dios por nuestras buenas obras. A la salida del pueblo de Israel de la ciudad de Egipto, fue seguida por una serie de milagros que sucedieron en el éxodo; El mar rojo se parte en dos, el río Jordán se abre para hacer camino hacia la tierra que fluye leche y miel, el monte estremeciéndose por la presencia del Altísimo Dios “Al ver esto, el mar huyó; el Jordán se volvió atrás. Las montañas saltaron como carneros, los cerros saltaron como ovejas. ¿Qué te pasó, mar, que huiste, y a ti, Jordán, que te volviste atrás? ¿Y a ustedes montañas, que saltaron como carneros? ¿Y a ustedes cerros, que saltaron como ovejas? ¡Tiembla, oh tierra, ante el Señor, tiembla ante el Dios de Jacob! ¡Él convirtió la roca en un estanque, el pedernal en manantiales de agua!” (Salmos 114: 3-8) La salida del pueblo de Egipto, lleva el sello del Dios Todo Poderoso a través de sus grandes milagros, y se espera que al final se repitan algunas cosas que se dieron en Egipto, una de ellas es el despojo de las riquezas de los egipcios (el mundo); el Eterno Dios hizo que los egipcios entregaran voluntariamente sus posesiones a los israelitas; los ricos en la actualidad no tienen ni idea para quien acumulan riquezas, Dios si lo sabe, al final, serán despojados de esas riquezas y serán dadas a los hijos de Dios, lo invito a que sea parte del pueblo escogido de Dios, no pierda tiempo en decidirse.

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