sábado, 18 de marzo de 2023

LA PALABRA DE DIOS REVELADA A LOS HOMBRES 4

CAPITULO CUATRO LAS REVELACIONES A PABLO “Alábenlo, sol y luna, alábenlo, estrellas luminosas. Alábenlo ustedes, altísimos cielos, y ustedes, las aguas que están sobre los cielos. Sea alabado el nombre del SEÑOR porque él dio una orden y todo fue creado ” (Salmos 148: 3-5) ¡Que calor hacía esa noche! Era una noche de invierno, serían las dos de la madrugada y no podía conciliar el sueño por el calor sofocante, creo que cruzábamos por una canícula, era un tiempo seco en época lluviosa; recuerdo que comencé a pedirle a Dios que hiciera llover repetidamente con una voz que más parecía un murmullo, y de repente empecé a oír un canto que decía: “Aun poderoso Dios servimos, a un poderoso Dios servimos, ángeles se postran, cielo y tierra adoran, a un poderoso Dios servimos” Ese canto ya lo había oído en un reproductor de música, por un momento creí que eran hermanos que estaban en alguna vigilia, la música comenzó exactamente cuándo empezó a llover, la lluvia me dio tanta satisfacción que al parecer entré en un éxtasis; en ese momento el Espíritu dentro de mí me reveló que era la lluvia la que cantaba; alguien hubiera pensado que estaba loco, incluso mi esposa creyó que yo hablaba dormido cuando le comenté que la lluvia estaba cantando, Vos estás hablando dormido, me contestó, ¡No!, le dije de nuevo, oí como canta, vos estás hablando dormido,me volvió a decir; eso pasó por un período de 20 minutos, luego, solo se podía oír la lluvia. Por la mañana le comenté a mi esposa mi experiencia, y eso le causó risa, quizás hablaste medio dormido, me dijo. Pasado dos días empecé a creer que tal vez mi mujer tenía razón; ese día me puse a leer el libro de los Salmos, el Salmo 148 para ser exacto, en el cual el salmista daba la orden a los altísimos cielos y a las aguas que estaban sobre los cielos que alabaran al Señor (Verso 4) La piel se me puso como piel de gallina cuando lo leí, las santas escrituras me estaban comfirmando que lo que había experimentado esa madrugada era cierto, y que había tenido la oportunidad de experimentar una probadita minúscula del mundo espiritual, es algo que no sucede todos los días, por lo menos a mí no me sucede todos los días. El ayudante de Eliseo se asustó cuando vio a los ejércitos enemigos que los rodeaban, pero Eliseo le pidió a Dios que le abriera los ojos a su ayudante para que pudiera ver los ejércitos celestiales que estaban con él y Eliseo. El nombre Saulo es un derivado del nombre Saúl, de hecho Saulo era de la tribu de Benjamín, tribu que, juntamente a la tribu de Judá, habían sobrevivido en el tiempo; diez de las doce tribus de Israel se perdieron al ser esparcidas sobre la tierra, solo prevalecieron estas dos tribus. Saulo era un hombre muy sabio, cultivado intelectualmente en las más altas esferas del conocimiento de la ley y los profetas, era un fariseo por excelencia, instruido por el más eminente de los sabios de aquel tiempo, el gran Gamaliel, poseía doble nacionalidad, la hebrea por nacimiento, romana por conveniencia. Un día, cegado por su celo religioso, Saulo comenzó a perseguir a los cristianos para encarcelarlos y matarlos, creyendo que con eso le hacía un favor a Dios; pero un día que iba con rumbo a Damasco, tuvo su primera revelación acerca de Jesucristo. “En el viaje sucedió que, al acercarse a Damasco, una luz del cielo relampagueó de repente a su alrededor. Él cayó al suelo y oyó una voz que le decía: —Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? — ¿Quién eres, Señor? —preguntó. —Yo soy Jesús, a quien tú persigues —le contestó la voz—. Levántate y entra en la ciudad, que allí se te dirá lo que tienes que hacer” (Hechos 9: 3-6) Experiencias como esas, son las que necesitamos para ver la obra de Dios con más claridad. A raíz de esa experiencia, que le permitió ver por primera vez la grandeza de Jesucristo, Saulo se cambió el nombre a Pablo que significa pequeño, lo hace cuando cambia de libre a siervo de Dios (Esclavo) “Me veo obligado a jactarme, aunque nada se gane con ello. Paso a referirme a las visiones y revelaciones del Señor. Conozco a un seguidor de Cristo que hace catorce años fue llevado al tercer cielo (no sé si en el cuerpo o fuera del cuerpo; Dios lo sabe). Y sé que este hombre (no sé si en el cuerpo o aparte del cuerpo; Dios lo sabe) fue llevado al paraíso y escuchó cosas indecibles que a los humanos no se nos permite expresar. De tal hombre podría hacer alarde; pero de mí no haré alarde sino de mis debilidades. Sin embargo, no sería insensato si decidiera jactarme, porque estaría diciendo la verdad. Pero no lo hago, para que nadie suponga que soy más de lo que aparento o de lo que digo” (2 Corintios 12: 1-6) Cuando Pablo relata esta experiencia, lo hace en tercera persona (Juan relata su evangelio de igual manera) “Conozco a un hombre en Cristo que fue llevado al tercer cielo”…Pablo tiene que hablar de esta manera por dos razones principales: En primer lugar, Pablo habla en tercera persona porque no quiere gloriarse, él entiende que toda la gloria pertenece a Dios, y que por causa de esta visión los hermanos de Corinto podrían llegar a tener a Pablo como un dios. “Pero Pablo sacudió la mano y la serpiente cayó en el fuego, y él no sufrió ningún daño. La gente esperaba que se hinchara o cayera muerto de repente, pero después de esperar un buen rato y de ver que nada extraño le sucedía, cambiaron de parecer y decían que era un dios” (Hechos 28: 5-6) En segundo lugar, no quiere que los hermanos de Corinto se den cuenta de que está hablando de él mismo, porque ellos cuestionaban sus enseñanzas. Dios va a revelarnos sus secretos, algunos de ellos podremos compartirlos, otros serán para nuestra edificación personal; si sabemos guardar secretos Dios va a revelarnos sus secretos, María la madre de Jesús sabía guardar secretos. “Así que Jesús bajó con sus padres a Nazaret y vivió sujeto a ellos. Pero su madre conservaba todas estas cosas en el corazón” (Lucas 2: 51) Pedro, Juan y Jacobo fueron testigos oculares de la transfiguración de Cristo, nadie más, solo ellos tres; en otra ocasión, dos discípulos de Juan el Bautista le siguieron para preguntarle dónde moraba, no solo les mostró el lugar sino que también los invitó a pasar; siempre he querido saber que platicaron en esa morada, pero solo ellos lo sabían, nadie más; en la crucifixión de Jesús solo vemos al apóstol Juan. El señor Jesús en la última cena les dijo que uno de ellos le traicionaría, Juan en la cena estaba recostado en el pecho de Jesús, Pedro le hizo señas a Juan para que le preguntara a Jesús quien era el traidor, solo Juan supo en el momento quien era, nadie más, ni siquiera Pedro. Pero sería irresponsable si yo no les dijera que hay que pagar un precio por recibir tales revelaciones. El mismo Jesucristo pagó un altísimo precio por nuestra salvación, siendo Dios se hizo hombre y se humilló de tal manera que terminó crucificado como un criminal, sin ser un pecador, pero no solo eso, fue al mismo infierno para que ninguno de nosotros que creemos en El, fuéramos a ese lugar de tormento, pero el final de todo esto es que Jesucristo resucitó, y al hacerlo, nosotros que morimos con El en la cruz, también resucitamos juntamente con El…¡Gloria a Dios! Precioso precio el que pagó Jesucristo por nuestra redención. Pablo recibió un aguijón en su cuerpo para que lo atormentase constantemente y de esa manera se mantuviera humilde y sin gloriarse. Pablo fue perdonado por sus crímenes, el mismo dice: si Dios me perdonó a mí siendo el peor de todos ustedes ¿Cómo no los perdonará a ustedes? Y no estaba exagerando; recién convertido los discípulos le tenían miedo cuando él se acercaba a ellos, Dios perdonó a Pablo, pero no se libró de las consecuencias de sus delitos,; y es que nadie se libra de las consecuencias, sean buenas o malas, por eso los cristianos debemos de andar en el temor de Dios todo el tiempo, porque si pecamos, no nos libraremos de las consecuencias. La salvación es un regalo de Dios, es incondicional, si nosotros hacemos un regalo a alguien porque se portó bien, en realidad no es un regalo, más bien es una recompensa, pero la salvación es incondicional, solo basta que la recibamos con fe, la salvación es apenas el comienzo de nuestra caminata cristiana, podemos decidir quedarnos en los atrios, como lo hacían las multitudes que seguían a Jesús, o podemos optar por estar en el lugar Santo, donde solo los sacerdotes podían estar (Pedro, Juan y Jacobo), o mejor aún, optar por estar en el lugar Santísimo, donde solo el sumo sacerdote podía entrar (Juan en la crucifixión y en la revelación del apocalipsis) La salvación es gratuita, pero si queremos avanzar a nuestra meta que es: “Cristo en nosotros, la Esperanza de gloria” tendremos que pagar un precio; la pregunta es: ¿Estaremos dispuestos a pagarlo?

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