miércoles, 22 de febrero de 2023

MANANTIALES DE VIDA, PROFESORES DEL DESIERTO

PROFESORES DEL DESIERTO EL PROFESOR OSCURIDAD "¿Buscas grandes cosas para ti? No las pidas, porque voy a provocar una desgracia sobre toda la gente, pero a ti te concederé la posibilidad de conservar la vida dondequiera que vayas, afirma el SEÑOR. Ése será tu botín." (Jeremías 45: 5) Estas palabras las recibió Baruc cuando escribía en un rollo lo que Jeremías le dictaba; buscar cosas grandes no siempre es lo correcto, porque la grandeza es la perdición de muchos, Moisés tuvo que dejar su grandeza humana cuando fue condenado al exilio y enviado a morir en el desierto, donde pudo vivir por la misericordia de Dios, ahí, en el desierto tuvo que aprender el oficio más degradante y abominable para un egipcio, el ser pastor de ovejas. Pasó de ser príncipe a pastor de ovejas, pasó de ser servido a ser siervo de los demás. EL PROFESOR TIEMPO "Deseamos, sin embargo, que cada uno de ustedes siga mostrando ese mismo empeño hasta la realización final y completa de su esperanza. No sean perezosos; más bien, imiten a quienes por su fe y paciencia heredan las promesas" (Hebreos 6: 11-12) Si hay algo que incomoda a un cristiano es esperar, Abraham tuvo que esperar 20 años para que se cumpliera la promesa de un hijo, la paciencia es algo que se desarrolla a través de esperar por tiempos prolongados, no podemos decirle a Dios: "Señor dame paciencia, pero dámela ya", no es algo que se da instantáneamente, viene conforme aprendemos a esperar. EL PROFESOR SILENCIO "Cuando el Cordero rompió el séptimo sello, hubo silencio en el cielo como por media hora" (Apocalipsis 8: 1) Moisés tuvo que esperar 40 años para que Dios le hablara, Dios no tiene prisa, Él vive en la eternidad, y su plan sigue siendo perfecto. En lo profundo del desierto se aprende el arte de la reflexión. EL PROFESOR INCOMODIDAD "Sé lo que es vivir en la pobreza, y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4: 12-13) ¿Qué determina mi felicidad? ¿Las riquezas y las comodidades? ¿O la comunión con Dios? Si tenemos a Cristo en nuestro corazón, tenemos paz con Dios, y no importan las circunstancias que nos rodean. Estoy seguro que, si entramos a la universidad del desierto y tenemos como decanos a estos profesores, saldremos graduados y aptos para toda buena obra.

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