EL SERMON DEL MONTE, COMENTARIOS
1- CAPITULO SIETE
DICHOSOS LOS DE LIMPIO CORAZON
“Dichosos los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios” Mateo 5: 8
Si les preguntamos a las personas quienes quieren ser felices, todos contestarán que quieren serlo, pero no todos están dispuestos a hacer lo necesario para serlo. Cuando la biblia dice “Bienaventurados” (Dichosos) va más allá de una felicidad normal, nos habla de una felicidad en extremo, completa y totalmente duradera, no es algo liviano, es algo sólido y permanente. Pero para eso necesitamos un corazón limpio, un corazón que no permita la entrada de cosas impuras en él; pero, ¿Será posible tener un corazón con esa determinación?, en efecto, si hay un corazón así, que es propiedad del Señor Jesucristo. “Les daré un nuevo corazón, y les infundiré un espíritu nuevo; les quitaré ese corazón de piedra que ahora tienen, y les pondré un corazón de carne. Infundiré mi Espíritu en ustedes, y haré que sigan mis preceptos y obedezcan mis leyes. Vivirán en la tierra que les di a sus antepasados, y ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios. Los libraré de todas sus impurezas. Haré que tengan trigo en abundancia, y no permitiré que sufran hambre” (Ezequiel 36: 26-29) Este es un mensaje esperanzador para un pueblo sufrido como lo es el pueblo de Israel, ha sufrido a través de la historia por causa de su rebeldía y su pecado, pero por causa de su pacto con Abraham, su amigo, se volverá a Israel con brazos de misericordia y los restaurará por completo en estos días finales que vivimos, Tener un corazón limpio implica una aberración por el corazón que poseen los seres humanos; si no reconocemos nuestra necesidad de un nuevo corazón, no aplicamos a esta promesa, solo los hijos de Dios tienen acceso a un corazón limpio y puro, solo ellos obtendrán la dicha suprema que Dios ofrece.
Al tener un corazón limpio, debemos de mantenernos en esa pureza siguiendo las instrucciones que Dios nos ha dejado en su santo libro. “¿Cómo puede el joven llevar una vida íntegra? Viviendo conforme a tu palabra” (Salmos 119: 9) Dios no busca que le hagamos caso solo para satisfacerlo, más bien busca que nos vaya bien en la vida; cuando compramos un electrodoméstico, es importante que leamos cuidadosamente el manual que trae todo producto, mientras más sigamos las instrucciones del manual, el aparato funcionará mejor y durará mucho tiempo. Lastimosamente, muchas personas ni siquiera permiten que Dios entre en sus vidas, y eso les acarrea desgracias porque no saben cómo comportarse, sus vidas son acortadas por sus malas decisiones, y perecen a temprana edad; por eso, hay que seguir las instrucciones del diseñador de nuestras vidas, y de esa manera nos mantendremos íntegros para su gloria y honra. Tener un corazón limpio implica ser agradecido todo el tiempo, al ser agradecido, mis años en esta tierra pueden prolongarse por mucho tiempo en completa felicidad. “den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5: 18) Tener un corazón limpio nos garantiza el bien de Dios en todo tiempo, porque, aún las situaciones difíciles nos ayudan a bien, su misericordia será continua sobre nosotros, es bueno tener de nuestro lado a Dios que es y está sobre todo. Solo los de limpio corazón morarán en su presencia todos los días. “La bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa del SEÑOR habitaré para siempre” (Salmos 23: 6)
Un corazón impuro nos aleja de la presencia de Dios, contrista el Espíritu de Dios que mora en nosotros, y vive una alegría superficial, una alegría que no es verdadera ni plena, ver a Dios todo el tiempo debería ser nuestro mayor anhelo, tenemos que dejar de pensar en sus beneficios y pensar más en obtener más de su presencia. Para obtener ese corazón, debemos de rendir nuestro corazón y vida al Señor Jesucristo, de esa manera, tendremos la oportunidad de experimentar en nosotros el nuevo nacimiento, que es el comienzo de una nueva vida. “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu. No me alejes de tu presencia ni me quites tu santo Espíritu. Devuélveme la alegría de tu salvación; que un espíritu obediente me sostenga” (Salmos 51: 10-12) Subir al monte santo sugiere subir a su presencia, aunque en el reino, subirán literalmente las naciones que hayan sobrevivido a la purificación de la tierra. Dios tiene un trono en la tierra, en Jerusalén, en el monte santo, desde donde gobernará este mundo por mil años de paz, el rey David gobernará Israel, pero Jesucristo gobernará desde Jerusalén, la ciudad santa, la cual se convertirá en la nueva capital de mundo. Pero solo subirán los que tengan las manos limpias y un corazón puro. “¿Quién puede subir al monte del SEÑOR? ¿Quién puede estar en su lugar santo? Sólo el de manos limpias y corazón puro, el que no adora ídolos vanos ni jura por dioses falsos” (Salmos 24: 3-4) Espero que usted tenga un clamor por tener un corazón limpio, porque esa es la condición para ver al Señor en todo su esplendor. Yo quiero estar permanentemente en su presencia, por eso existe un clamor en mi corazón ¿Y usted, también tiene ese clamor en su corazón?... Espero que así sea.
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