domingo, 20 de noviembre de 2022

POR FE ANDAMOS NO POR VISTA Capítulo cuarenta y uno


 MANANTIALES DE VIDA

POR FE ANDAMOS NO POR VISTA Capítulo cuarenta y uno

"Eliseo contestó: Oigan la palabra del SEÑOR, que dice así: “Mañana a estas horas, a la entrada de Samaria, podrá comprarse una medida de flor de harina con una sola moneda de plata, y hasta una doble medida de cebada por el mismo precio.” El ayudante personal del rey replicó: ¡No me digas! Aun si el SEÑOR abriera las ventanas del cielo, ¡no podría suceder tal cosa! Pues lo verás con tus propios ojos, le advirtió Eliseo, pero no llegarás a comerlo" (2 Reyes 7: 1-2).

Cuando Israel quedó sitiada hubo una hambruna tan grande que, hasta la cabeza de un burro o un plato de estiércol de aves costaban mucho dinero, pero el profeta habló en nombre de Dios, diciendo que al siguiente día habría comida hasta de sobra, sin embargo, el asistente del rey no solo no creyó, sino que también se burló del profeta Eliseo y de Dios. Este acto de incredulidad le costó la vida, murió aplastado por la multitud que salía de la ciudad para ver el botín que había quedado en el campamento enemigo.

El ser humano es dado a ver para creer, pero Dios dice: "creer para poder ver". Al pueblo de Israel le costaba creerle a Dios y por eso vinieron sobre ellos juicio tras juicio porque siempre estaban pidiendo señales, "Algunos de los fariseos y de los maestros de la ley le dijeron: Maestro, queremos ver alguna señal milagrosa de parte tuya. Jesús les contestó: ¡Esta generación malvada y adúltera pide una señal milagrosa! Pero no se le dará más señal que la del profeta Jonás" ( Mateo 12: 38-39)  El pueblo de Israel fue testigo de milagro tras milagro en su travesía por el desierto, sin embargo murieron por su incredulidad, a pesar de las evidencias del poder de Dios, no le creyeron. También en los discípulos se manifestó algún grado de incredulidad, Tomás fue uno de ellos.  "Tomás, al que apodaban el Gemelo, y que era uno de los doce, no estaba con los discípulos cuando llegó Jesús. Así que los otros discípulos le dijeron: ¡Hemos visto al Señor! Mientras no vea yo la marca de los clavos en sus manos, y meta mi dedo en las marcas y mi mano en su costado, no lo creeré, repuso Tomás" (Juan 20: 24-25)  Ver y creer no cuenta como fe, Tomás creyó cuando vio a Jesús resucitado y vio sus heridas y metió su mano en su costado, pero la fe es esperanza, creer algo que aún no se ve, pero que es o existe, por eso somos dichosos los que creemos en Jesús sin haberlo visto aún, dichosos los que van a creer en Jesucristo de ahora en adelante sin haberlo visto, porque ellos verán a Dios.

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