lunes, 31 de octubre de 2022

HEREDE LAS PROMESAS DE DIOS Capítulo veinte y uno

         


           MANANTIALES DE VIDA

HEREDE LAS PROMESAS DE DIOS Capítulo ventiuno

“Por eso, dejando a un lado las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la madurez. No volvamos a poner los fundamentos, tales como el arrepentimiento de las obras que conducen a la muerte, la fe en Dios, la instrucción sobre bautismos, la imposición de manos, la resurrección de los muertos y el juicio eterno. Así procederemos, si Dios lo permite” (Hebreos 6: 1-3)

Los agricultores saben que el fruto viene cuando se ha labrado la tierra, cuando se ha trabajado con la semilla recibida, en el evangelio tenemos que avanzar en nuestra caminata hacia la meta, Cristo, la esperanza de gloria, es nuestra herencia. Por eso es necesario el crecimiento espiritual en cada cristiano, eso es posible cuando sabemos qué hacer con la palabra de Dios recibida; para nosotros, La buena tierra, la palabra de Dios viene a ser como lluvia que al absorverla producirá en nosotros mucho fruto, en otras palabras, mientras más pongamos en práctica la palabra recibida, más fruto del Espíritu habrá en nosotros para compartir y ser manifestado, no tendremos que decir lo que somos, serán nuestras obras las que hablarán en nosotros; es como en la creación, que sin pronunciar una tan sola palabra, nos cuenta la gloria de Dios. 

“Nosotros, en cambio, siempre debemos dar gracias a Dios por ustedes, hermanos amados por el Señor, porque desde el principio Dios los escogió para ser salvos, mediante la obra santificadora del Espíritu y la fe que tienen en la verdad. Para esto Dios los llamó por nuestro evangelio, a fin de que tengan parte en la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos, sigan firmes y manténganse fieles a las enseñanzas que, oralmente o por carta, les hemos transmitido” (2 Tes. 2: 13-15) Dios está interesado en nuestro crecimiento, para eso nos escogió desde el principio, El no estará satisfecho hasta que nosotros hayamos alcanzado la perfección  “Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes. En todas mis oraciones por todos ustedes, siempre oro con alegría, porque han participado en el evangelio desde el primer día hasta ahora. Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús” (Filip. 1: 3-6)

Dios ya comenzó la obra en nosotros, y en ningún momento descansará hasta terminarla, si no la termina en alguien es porque nunca la comenzó, porque Dios no es como nosotros, que comenzamos algo, y luego lo dejamos sin terminar; recuerdo una vez que intenté hacer una mesa sin ser carpintero, al final terminé haciendo una esquinera, mi esposa no paraba de reírse cuando vio mi obra terminada. El crecimiento espiritual depende de una fe activa y no de una fe pasiva, ¿Se imagina a alguien diciendo que por fe va a conseguir un trabajo sin siquiera meter algunos "currículum vitae" en los lugares de trabajo? ¡Es absurdo! Se necesita activar la fe, obedeciendo la palabra. Cuando Dios nos llama a su obra, no nos llama como observadores, sino como obreros, y al igual que una empresa, dependiendo de nuestro desempeño, así iremos ascendiendo a puestos de mayor jerarquía, pero se comienza de abajo; así es en el evangelio: llamados, elegidos, y fieles, la meta es elegidos y fieles, no nos conformemos a ser solo llamados, trabajemos por ser elegidos y fieles, solo así dejaremos que Dios termine su obra en nosotros

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