MANANTIALES DE VIDA
CELEBRACION INTERMINABLE Capítulo tres
"Yo prometí daros a Cristo, como su solo esposo. A vos quiero daros como su novia pura" (2 Corintios 11. 2)
La historia del príncipe y su novia campesina, es uno de los romances más repetidos en el mundo del cine, hay personas y clases sociales que se oponen a este tipo de relación pero que al fin el amor sale triunfante, para los opositores ella tiende a ser tosca, agria, sin atractivo alguno, pero el príncipe ve que ella es el alma sin la cual no puede vivir, y él le hace una promesa susurrándole al oído: "Pronto volveré por ti" a lo cual ella responde: "Te estaré esperando". Pero algo extraño sucede, mientras él está ausente, a ella se le olvida que está comprometida y vive la vida aceptando piropos de otros hombres, en su conversación diaria ni siquiera menciona que muy pronto vendrá su prometido a casarse con ella, debería de estar soñando todo el tiempo con ese día, pero tristemente en esta historia no sucede así, la pregunta es ¿Cómo puede olvidarse de un gran evento como éste? Esta historia me recuerda a la iglesia en la actualidad, la novia del Príncipe de Paz, comprometida con Jesucristo, vive la vida como si ese día no existiera, afanada en los negocios de este mundo, y sumergida en los placeres que el mundo ofrece, ¡Se le olvido que está comprometida!, y solo corre en pos de otros amores. ¡Iglesia!, estamos comprometidos con nuestro hacedor: "Te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia. Y te desposaré conmigo en fidelidad y conocerás a Jehová" (Oseas 2: 19-20).
Solo nos comportamos como comprometidos con Dios cuando estamos congregados en los templos, ni siquiera nuestros conocidos saben de la venida de nuestro príncipe, ¿Cómo es posible que a la campesina se le haya olvidado que está comprometida con un Príncipe? ¡Vaya historia más rara esta! ¿Acaso padecemos de amnesia?. En más de alguna ocasión alguien me ha hablado en la calle y mi respuesta ha sido: ¿Lo conozco? porque a uno se le olvida a veces que conoció a cierta persona, pero una cosa es olvidarse de cierta persona conocida, pero olvidar nuestro compromiso con Cristo es otra cosa. Continuará...
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