martes, 31 de diciembre de 2024

GÉNESIS PARTE 205

REBECA, FIGURA DE LA IGLESIA Segundo casamiento de Abraham El libro del Génesis, como ya lo hemos hecho notar, encierra como en germen los grandes principios elementales de la historia de las relaciones de Dios con el hombre, cuyo desarrollo se halla en los libros siguientes, pero especialmente en el Nuevo Testamento. En el Génesis, es verdad, estos principios se nos presentan en figura, mientras que en el Nuevo Testamento se despliegan de un modo didáctico, instructivo. Las figuras, no obstante, son de gran interés y muy a propósito para hacer penetrar poderosamente la verdad en el corazón. Esaú menosprecia su derecho de primogénito Al final del capítulo 25 se nos revelan algunos principios importantes y de naturaleza muy práctica. El carácter y la vida de Jacob vendrán pronto ante nuestra vista, pero, antes de ir más lejos, prestemos atención a la conducta de Esaú en orden a lo que concierne al derecho de primogenitura y todo lo que él implica. El corazón natural no atribuye valor alguno a las cosas de Dios. Como no conoce a Dios, sus promesas son para él cosa vaga, sin valor ni eficacia, sencillamente porque Dios no es conocido. De ahí que las cosas presentes tengan tanto peso en la estimación de la gente y que ejerzatan gran influencia en los hombres. El ser humano aprecia lo que ve, porque anda por la vista y no por la fe. Para él lo presente es todo y lo futuro es como la nada: incierto y sin significado. Así lo era en el concepto de Esaú. Oigamos su raciocinio insidioso: “He aquí, yo me voy a morir, ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?” (v. 32). Extraño raciocinio, en verdad. ¡Lo presente pasará; por tanto, desprecio y abandono por completo el porvenir! ¡El tiempo desaparece ante mi vista, así que renuncio a toda herencia eterna! “Así menos-preció Esaú la primogenitura” (v. 34). Así los israelitas despreciaron “la tierra deseable”. Así despreciaron a Cristo. Así también los convidados a las bodas despreciaron la invitación (Salmo 106:24; Zacarías 11:13; Mateo 22:5). Continuará...

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