MANANTIALES DE VIDA, NUESTRA OFRENDA DE ALABANZA

NUESTRA OFRENDA DE ALABANZA “Aclamen alegres al SEÑOR, habitantes de toda la tierra; adoren al SEÑOR con regocijo. Preséntense ante él con cánticos de júbilo. Reconozcan que el SEÑOR es Dios; él nos hizo, y somos suyos. Somos su pueblo, ovejas de su prado. Entren por sus puertas con acción de gracias; vengan a sus atrios con himnos de alabanza; denle gracias, alaben su nombre. Porque el SEÑOR es bueno y su gran amor es eterno; su fidelidad permanece para siempre” (Salmos 100 NVI) Todo alimento para que pueda ser un verdadero deleite, tendrá que ser sazonada con especies que le den ese toque exquisito, digna de todo buen gourmet. Dios lo expresó en los salmos, que su comida era la alabanza, por esa razón debe de llevar al menos dos ingredientes que la hagan un deleite para Dios. (Salmos 50: 12-15) Uno de ellos es: EL GOZO. Cuando adoramos al Señor tenemos que hacerlo con regocijo, con gran gozo, jubilosos reconociendo su grandeza y dignidad, no debemos permitir que los afanes de este mundo nos quiten el gozo, o la pobreza misma nos impida a alabar a Dios como Él lo merece. Tener al Señor en nuestro corazón es más que suficiente para que ese gozo no se acabe, a lo mejor no tenemos riquezas en este mundo, pero tenemos al dueño del universo con nosotros, no se trata de un artista reconocido, o algún mandatario de un país importante, estamos hablando del Rey de reyes y Señor de señores, El es nuestro Padre celestial. El gozo es uno de los frutos del Espíritu santo, una razón suficiente para que sea parte de la alabanza al Señor. “En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas” (Gálatas 5: 23-23 NVI) El consuelo de Dios a través del Espíritu santo produce esa alegría o gozo en nuestras vidas y nos permite alabarle con gran alegría al Señor. La voluntad de Dios es que estemos gozosos en toda situación acompañado de gratitud por el favor de Dios en nuestras vidas, no es fácil, porque si hay algo que pueda borrarle el gozo a un cristiano son los problemas, en medio de la tribulación es difícil mantener el gozo, por eso la palabra de Dios nos motiva a permanecer en un estado gozoso en medio de las dificultades. El siguiente ingrediente sería: LA ACCION DE GRACIAS. Podemos decir que esta es la llave para entrar en una alabanza y adoración genuina, es lo mismo con la oración, se debe de reconocer que Dios es tan grande que es capaz de tomar el control de nuestras vidas en toda situación. “Aclamen alegres al SEÑOR, habitantes de toda la tierra; adoren al SEÑOR con regocijo. Preséntense ante él con cánticos de júbilo. Reconozcan que el SEÑOR es Dios; él nos hizo, y somos suyos. Somos su pueblo, ovejas de su prado. Entren por sus puertas con acción de gracias; vengan a sus atrios con himnos de alabanza; denle gracias, alaben su nombre. Porque el SEÑOR es bueno y su gran amor es eterno; su fidelidad permanece para siempre” (Salmos 100 NVI) El hecho de tener la esperanza, de que podemos alcanzar la gloria de Dios, debería de provocar en nosotros gratitud y gozo; pero, ¿Será posible que le demos gracias a Dios por nuestros sufrimientos? Si logramos entender que los sufrimientos que pasamos tienen un propósito de Dios, para que alcancemos un mayor nivel de espiritualidad, creo que no habría problema en dar gracias aun en esas situaciones. “En consecuencia, ya que hemos sido justificados mediante la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. También por medio de él, y mediante la fe, tenemos acceso a esta gracia en la cual nos mantenemos firmes. Así que nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Y no sólo en esto, sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza. Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado” (Romanos 5: 1.5 NVI) Podríamos decir entonces, que esta forma de alabar a Dios sería la forma correcta de hacerlo, porque lo haríamos con entendimiento, de hecho, todos los que han nacido de nuevo, adoran en espíritu y verdad, por causa del Espíritu Santo morando en nosotros, solo faltaría que entendamos que lo que hacemos es lo correcto, esto nos da seguridad y convicción cuando nos presentamos delante de Dios para alabarle y adorarle, cuando llegamos a conocer la forma correcta de alabar a Dios, oremos con gratitud, alabemos con gozo y con acción de gracias al Señor, y estaremos en el camino correcto, avanzando hasta el blanco perfecto, que es Jesucristo en nosotros, la esperanza de gloria.